A propósito de una exposición


Fernando Castro / Andrés Sánchez Robayna  //

Ante la polémica suscitada por la exposición Pintura y poesía: la tradición canaria del siglo XX, como comisarios responsables deseamos hacer las siguientes puntualizaciones:

1. Las redes sociales (seguidas por algunos medios impresos) han puesto en circulación una serie de inexactitudes o abiertas mentiras que han pretendido hacerse pasar por verdades, deformando y falsificando para ello de manera deliberada la realidad de la exposición.

2. Ignoramos qué intenciones -políticas, publicitarias o autorreivindicativas- se ocultan detrás de esas mentiras, pero está claro que sus fines son completamente espurios, cuando no inconfesables. Disfrazadas de buena voluntad, esas mentiras han manipulado burdamente la conciencia de gentes predispuestas a aceptar de manera crédula, como suele ocurrir en las redes, causas «justas» que no son sino embustes cuidadosamente enmascarados.

3. Como se indica con toda claridad en la exposición misma y en su catálogo, Pintura y poesía? no es un mapa histórico ni una antología de la poesía y la pintura del siglo XX en Canarias. Este dato ha sido ocultado en todo momento en las redes y en otras partes. Por tanto, en la exposición no «falta» ni «sobra» ningún artista o poeta, porque su finalidad no es histórica ni antológica: su objeto es el estudio de determinados ejes conceptuales (cuerpo, fuego, aire, historia, mito, etc.) a partir de algunos poemas y obras plásticas que sirven como ejemplos pero que ilustraran, además, la analogía clásica pintura-poesía ( ut pictura poesis). Esos ejes permiten, a nuestro juicio, acercarse a ciertos elementos internos de la creación en Canarias (filosofía de la imaginación y mitografía insular) que no habían sido examinados hasta hoy.

4. Que la exposición no es una antología o panorama histórico en que falten o sobren nombres lo prueba de inmediato (más fácilmente aún que los ejemplos artísticos) el hecho de que los poemas reproducidos en las paredes son solamente cinco. Pensar que reducimos la poesía canaria del siglo XX a cinco poemas (cinco poetas) es no haber entendido ni una sola palabra de nuestra propuesta. Mejor dicho, es algo peor: es haberla entendido y mentir burdamente sobre ello en las redes y en notas periodísticas. En el catálogo, por cierto, se mencionan otros poemas (y poetisas) que, por razones organizativas y de presentación espacial, no tenían cabida en la exposición. Y tampoco en ese caso tales menciones tienen finalidad histórica o antológica.

5. Afirmar, pues, que «faltan mujeres» en un proyecto de este tipo carece de sentido. Porque, si así fuera, también faltarían hombres. Y no faltan, insistimos, ni unas ni otros. No es una exposición de artistas y poetas, sino de ideas. Ideas que se apoyan en obras concretas, sean de hombres o de mujeres.

6. Afirmar que los comisarios de esta exposición somos «misóginos» es ignorar nuestras respectivas trayectorias como historiadores e investigadores. Ambos somos autores de numerosos artículos, ensayos y estudios sobre mujeres creadoras, incluyendo libros enteros (como Para leer Primero sueño, de Sor Juana Inés de la Cruz, de A.S.R.), y entre esos trabajos se encuentran no pocos sobre artistas y poetisas canarias que no figuran en la exposición. Nos preguntamos cuánto han escrito sobre artistas canarias quienes ahora las echan en falta aquí, es decir, cuántos artículos y ensayos sobre mujeres han publicado personas como Alba González o Uve Navarro. Curioso «misógino», además, sería uno de nosotros (F.C.), que ha dirigido a Yolanda Peralta la única tesis doctoral realizada en las Islas sobre mujeres artistas canarias.

7. Ya sea, la nuestra, una exposición «excelente», como la ha calificado Juan Cruz en un artículo, o «merecedora de palos», como se ha dicho en las redes, se trata de un proyecto realizado con plena conciencia de la realidad cultural canaria del siglo XX por parte de dos historiadores e investigadores con muchas publicaciones -realizadas a lo largo de varios decenios- sobre artistas y poetas de Canarias.

8. Nos preocupa mucho (y es uno de los síntomas que revelan más claramente el oportunismo y el carácter espurio de algunas «reivindicativas» opiniones, que giran casi exclusivamente sobre la ausencia de mujeres) el manifiesto desinterés que los detractores de la exposición muestran por la cultura de Canarias, así como la sintomática indiferencia que expresan tanto hacia las obras expuestas como hacia las aportaciones de importante material inédito, desde poemas de Alonso Quesada o Luis Feria hasta collages, dibujos y piezas diversas desconocidas de Manolo Millares o Felo Monzón, pasando por el mural de Néstor El Jardín de las Hespérides, que puede verse ahora en las Islas y que nunca había sido expuesto desde que lo fue en Barcelona en 1909. Nada de esto parece interesar a los agitadores en las redes y debería hacer pensar a quienes en esos medios se han creído ingenuamente mentiras y falsedades presentadas como verdades indiscutibles.

9. Recientemente, la filóloga italiana Andrea Marcolongo afirmaba que «determinados políticos tienen miedo de que aprendamos a pensar». Es el caso de un diputado regional, Juan Manuel García Ramos, quien aspira a seguir controlando todas las iniciativas que en materia de cultura desarrolla el Gobierno de Canarias. Para censurar nuestra exposición, se ha atrevido a hablar de esta, sin motivo alguno, como «un ejercicio de pandillerismo». Ha sido muy explícito, en cambio, en cuanto a su práctica política. No ha dudado en elaborar una caótica lista de mujeres (en la que, por cierto, faltan incontables escritoras y artistas) cuyos nombres transcribe mal porque jamás ha estudiado sus obras, una lista en la que, por lo demás, incluye como «personalidades representativas» de la cultura canaria del siglo XX a autoras que en el año 2000 tenían ocho años de edad, o a autoras que -curiosamente- nosotros hemos promocionado, editado y prologado. Esto da idea de su seriedad, de su absoluta falta de rigor y de su intención de emponzoñar y difundir mentiras elevadas a la categoría de posverdad, esa que ha hecho triunfar a Donald Trump o generado el Brexit. A este repentino converso a la causa feminista habría que preguntarle por qué en la extensa colección (esta sí con criterio histórico y antológico) de literatura canaria que dirigió hace algunos años para la Consejería sólo dos mujeres merecieron el honor de ser incluidas, sobre todo cuando el mismo director de la colección figura en ella, por decisión propia, entre los autores más importantes de Canarias. Este mismo político -que ha recibido los principales premios literarios que concede el Gobierno de Canarias- solicitó en su día en las redes la destitución del director de exposiciones del TEA a causa de una exposición sobre la revista Syntaxis. Es significativo que no pidiera un homenaje a la interesante revista canaria Mujeres en la isla, sino que exigiera una exposición sobre una revista que él mismo dirigió y que, según él, requería el mismo trato que Syntaxis por «paridad democrática». Peculiar manera de entender la política y la democracia. Juzgue el lector por sí mismo.

10. Es inútil decir que siempre (desde que empezamos a publicar nuestros trabajos, en los años 70) hemos estado abiertos a cualquier reparo o crítica de nuestras tareas respectivas como críticos e investigadores, y también lo estamos en este caso. Nuestra exposición tendrá puntos fuertes y puntos débiles, como toda propuesta crítica. Resulta incalificable, sin embargo, el estilo de agitadores profesionales que han usado, mediante el repugnante recurso a la «posverdad», quienes han hecho de la mentira la expresión más definitoria de su comportamiento intelectual o ideológico. (Ejemplos políticos de ello, en la España de hoy mismo, empiezan a dejar ver el lado trágico de ese comportamiento.) Incluso se ha afirmado que la escultora Maribel Nazco no figura en la exposición (donde de hecho ocupa un lugar destacado). La mentira sistemática ha llegado hasta el punto de atribuir a uno de nosotros, F.C., una frase que éste nunca pronunció: «Las mujeres no tienen nivel», que ha circulado por las redes en versiones todavía más «inocentemente» deformadas. Sin haber visitado la exposición, la autora de la entrevista telefónica a F.C., faltando a los más elementales principios deontológicos, y en una trama perfectamente coordinada, avisó a dos personas afines a su democrático talante (J. M. García Ramos y Yolanda Peralta) para que respaldaran su opinión, no su información, que como mínimo debió de consultar a otras dos personas contrarias (y también a A.S.R, como prometió y no hizo). Sobran los comentarios. Y, de nuevo, juzguen las lectoras y lectores honestos por sí mismos.

NOTA.- Publicado en La Provincia

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