Castro Borrego y el desprecio a la mujer artista


Míchel Jorge Millares  //

“Imaginamos a Jane Millares, una mujer, ¿se la puede colocar al lado de su hermano y sólo ponerla por ser mujer cuando su obra no alcanza el nivel?”. (declaraciones a CANARIAS7 de Fernando Castro Borrego. Comisario de la exposición ‘Pintura y poesía. La tradición canaria del siglo XX’). Este comentario lo realiza el Catedrático de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna al ser consultado por el periódico debido a que en la exposición sólo figuran tres pintoras. Desconozco si se trata de artistas tinerfeñas, pero según la información no figura en la misma ninguna de Gran Canaria y, creo, de otras islas. Algo que evidencia una realidad muy criticada como es la falta de interés por el papel de la mujer en el arte, una alusión que a este señor le ha sentado muy mal a tenor de su reacción soberbia, misógina y falta de rigor para un docente.

No es la primera persona que habla así, tan a la ligera y con tanta ignorancia, sobre la obra de Jane Millares Sall, mi madre. Una mujer que vivió con su familia la represión y la persecución durante su breve infancia y a lo largo de la dictadura. A pesar de todo, desde 1957 hasta 2009, fecha en la que deja de crear al no superar la repentina muerte de uno de sus hijos, podemos destacar: Dos veces premiada en la Bienal Regional de Bellas Artes (1966 y 1972), Medalla de Oro de Canarias (firmaron para que le entregaran el Premio Canarias Martín Chirino y Matías Díaz Padrón, entre otros, pero bueno…), Can de Plata, Hija Predilecta… Una artista que transita por el indigenismo, abstracción, retratos, paisajes, óleo, cera, acrílico, spray, collage, reutilización de materiales, grabados, lápiz, escultura… Todos los contenidos sin eludir el compromiso social, todas las técnicas como experiencias de una creadora inquieta. Una obra tan extensa que dudo que haya conocido el señor Castro Borrego, fundamentalmente porque se halla repartida en numerosas galerías, instituciones y colecciones particulares. Recogida una amplia muestra en una excelente exposición dirigida por Laura G. Morales que tuvo lugar en el San Martín, ocupando todo el edificio. Probablemente no pudiera visitarla para poder calificar el nivel de la artista.

Pero claro, el comisario no dice que la obra sea mala sino que no alcanza el nivel ¿a qué nivel se refiere? ¿Al de su hermano Manolo Millares? Esto me recuerda el socorrido argumento de quienes consideraban que la obra de Jane no era ‘original’ o que toda su trayectoria creció bajo la sombra de la figura de su hermano Manolo. Comentarios propios del machismo de la época que se reproduce décadas después. Se olvida que todos los hermanos y hermanas han tenido una trayectoria artística destacada: pintura, caricatura, poesía, música, ensayo… siempre entregados al compromiso social que les hizo sufrir persecución, detenciones y amenazas (incluida Jane). Por lo que aquello de tener padrinos o aprovechar el apellido cae por su propio peso. Por otro lado ¿cuántas mujeres destacaron en la actividad cultural a lo largo del siglo XX? ¿NInguna? ¿Tampoco tenían nivel?

Pero bueno, si damos como válido el criterio del comisario nos planteamos las siguientes preguntas: ¿Cuál es el nivel del resto de autores escogidos respecto a Manolo Millares? ¿Hasta cuándo nos ofrecerán los mismos criterios y variantes sobre el protagonismo de un reducido grupo de artistas? ¿Nos quedamos impasibles ante el hecho de que seguimos ocultando o despreciando a las mujeres artistas? ¿Es deficiente el criterio del comisario al no considerar otras aportaciones artísticas? ¿No debería buscar la Universidad desde sus Cátedras nuevas referencias y líneas de investigación frente a un discurso manido y cargado de prejuicios? Quizás cambiaría de opinión el señor Castro Borrego si hubiera estado ante Manolo Millares y Juana Mordó o Pablo Serrano -quienes conocían su obra- cuando intentaban convencer a Jane para que expusiera en Madrid. Incluso, su hermano Manolo le dejó escrito que la consideraba una firme realidad de la pintura canaria”, palabras que -quienes conocimos a Manolo- sabemos que no hacía elogios gratuitos a sus hermanos o hermanas, por el contrario, era muy crítico y sus enfrentamientos fueron públicos y notorios, como lo fueron sus reencuentros. Por ello, debería prestar atención a la creación de la artista, como ha hecho Patricia Mayayo Bost (UAM, colaboradora del Reina Sofía y experta en mujer y arte) al indicar recientemente que Jane Millares es “un descubrimiento que es necesario divulgar”. Una opinión que debería aplicar a su Cátedra el señor Castro Borrego y asimilar las líneas de investigación de los investigadores que han pasado por sus aulas, para así poder tener una mirada menos insultante sobre “la construcción de la tradición canaria del siglo XX”… Una historia artística que también construye la mujer canaria, como creadora y artista. No como un nivel inferior que deba ocultar o silenciar.

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