David J. Leacock, el inglés que disparó la agricultura


El 22 de abril de 1980 fallecía en su casa de Guía de Gran Canaria, David J. Leacock, pionero y decidido impulsor de la agricultura en el Noroeste de Gran Canaria. Había nacido en Madeira, 90 años atrás, pero desde que conoció Gran Canaria de la mano de su padre, a la edad de ocho años , aprendió a querer a esta Isla y a sus gentes, dejando tan profunda huella, que aún hoy, 37 años después de su fallecimiento, se siguen depositando flores frescas en su tumba guiense.

¿Quién fue realmente este personaje de ascendencia británica que todavía se recuerda con tanto afecto? David John vino al mundo en Funchal, capital de Madeira, el 10 de Junio de 1890. Fue el primogénito del matrimonio entre John Milberne Leacock y su esposa Mary Silence Leacock.

Precisamente el mismo año de su nacimiento su padre arribó por primera vez a Gran Canaria en busca de nuevas oportunidades comerciales. Este avezado y veterano empresario destacó pronto en los negocios de exportación canaria. Cuando falleció en 1915 , heredó sus bienes su esposa Mary Silence Leacock. Esta optó por traspasar sus propiedades en Gran Canaria a su hijo David John, algunos años después, a cambio de que éste renunciase a su parte de la herencia en Madeira.

D.J. (así era conocido en su ambiente familiar), se había graduado como Ingeniero Industrial en el Gonville and Caius College de la Universidad de Cambridge. Tuvo su primer trabajo en la construcción del Canal de Panamá, y más tarde, en 1916, se asentó en Gran Canaria. Trajo consigo a su primera esposa, Jessie Etchells , a la que había conocido en su etapa universitaria. Ella era natural de la ciudad de Marshfield (Inglaterra), perteneciente a una familia de intelectuales. Aficionada a la pintura y a las Bellas Artes, introdujo a D. J. Leacock en el Círculo de Bloomsbury, importante grupo intelectual, literario, artístico y social londinense, de ideología liberal y humanista.

Establecido definitivamente el matrimonio en Guía de Gran Canaria, en su casa de "La Máquina", justo en la raya o límite entre Guía y Gáldar, emprende la explotación de sus fincas. La necesidad imperiosa de llevar agua a los cultivos la resuelve desplegando sus conocimientos como ingeniero. Diseña y ejecuta una impresionante obra de infraestructura hidráulica. Fomenta la construcción de estanques y presas para almacenar agua. No duda en la importación de tuberías de acero desde Inglaterra, que instala personalmente para la conducción del agua desde los lugares donde está almacenada a las superficies de cultivo.

De su matrimonio con Jessie tuvo cuatro hijos: Elizabeth (conocida como Lizipita), Philip David Charles (conocido como Felipito), Ursula (Ursulita), y por último Richard (Ricardito).

D.J. Leacock, con José Samsó Henríquez, destacada figura guiense de ascendencia catalana y con una relevante carrera militar hasta alcanzar el grado de general, fueron a partir del año 1.922 grandes animadores del cooperativismo agrario en Gran Canaria. Coincidieron como socios fundadores del Sindicato Agrícola del Norte, del que D.J. Leacock sería vicepresidente, y Jose Samsó, presidente. Ambos protagonizaron importantes mejoras en el sector agrícola de la comarca con la introducción de nuevas técnicas y cuantiosas inversiones, tan necesarias para el cultivo del plátano y el tomate. Las explotaciones en concreto de Leacock fueron de las primeras en hacer uso racional del agua a través de riego localizado y el uso de la aspersión. Y todo ello sin créditos oficiales que le negaban no sólo por su condición de extranjero, sino por sus convicciones democráticas.

En ese año de 1922 D.J. Leacock decide vender sus propiedades de Las Palmas. No obstante, cinco años más tarde, en 1927, adquiere su muy querida finca de Matas Blancas en Guía y Gáldar, así como terrenos que el ayuntamiento galdense pone a la venta en la zona de San Isidro. Poco a poco potencia y diversifica sus negocios y extiende su influencia por casi toda la zona Noroeste de Gran Canaria, fundamentalmente en los municipios de Guía, Gáldar, Agaete, Moya y La Aldea.

En el año 1933 fallece su primera esposa, Jessie, y en el año 1934 se casa por segunda vez. En esta ocasión con una mujer de origen norteamericana, Elizabeth Florence. De esta unión nace una hija a la que imponen el nombre de Martha.

En el año 1936, D.J. Leacock, debido a sus simpatías con la República española sufre un breve encarcelamiento y una sanción económica. El gobierno franquista no se atrevió a más por las presiones del consulado británico. Pero la nueva situación política tras el levantamiento de Franco le obliga a abandonar Gran Canaria. Se establece inicialmente en Inglaterra, pasando luego al estado de New Jersey, en Estados Unidos de América.

Tal "exilio" constituye uno de los periodos más tristes y grises de su vida. La melancolía que le invadió por la nostalgia de la tierra canaria que tanto amaba, solo era mitigada, según escribió en sus memorias su hija Ursula, "por el recuerdo de su Montaña" y la esperanza de volver a verla. Durante el largo y doloroso "destierro" trabaja como periodista para publicaciones comerciales así como asesor de la Organización de las Naciones Unidas en proyectos de desarrollo agrícola por todo el mundo, especialmente en Suiza, China, Yugoslavia e Italia.

A pesar de la lejanía y siempre con la esperanza de volver, controla y emplea todas sus dotes de innovador a través de sus apoderados en Gran Canaria, Federico Ernesto Clark y Francisco Herbert Thomas. Su empresa continúa creciendo. Logró disponer para ello en esa época de carpintería propia, talleres mecánicos, fábrica de bloques, almacenes de empaquetado, estanques, pozos, flota de camiones, maquinaria agrícola y cultivos de plátanos, millo, trigo, papas y tomates, principalmente.

Sería en las Navidades de 1963 cuando por fin consigue regresar y ver su "añorada Montaña". Habían transcurrido 27 dolorosos años. Su empresa no interrumpió la expansión. Acometió nuevos cultivos como la fresa, flores, granjas de pavos, explotaciones de ganado vacuno en estabulación abierta, granjas de cochinos, etc. Desde el punto de vista económico y social representó un pilar básico para la comarca Noroeste, pues llegó a proporcionar trabajo a más de 600 personas

La creación del primer consultorio médico de empresa en la zona Noroeste fue otra de sus originales iniciativas, siendo uno de los primeros de Canarias. Tuvo otra cuota de protagonismo como socio fundador de la Mutua Guanarteme, una empresa canaria emblemática en aquellos tiempos, aunque años después se integró en Mapfre.

Era puntualmente escrupuloso en el pago de las nóminas a sus trabajadores, incluso las horas extras y la seguridad social, cuando aún no era obligatoria. Sufragaba los costes médicos de muchos de sus trabajadores así como de sus familiares sin recursos, de forma totalmente desinteresada.

El día 18 de Agosto de 1977, a las 13.15 h. y en la Notaría de Arucas, redactó su testamento. Refleja en el documento lo que siempre deseó: legar a sus trabajadores lo mejor que había hecho en su vida: sus fincas, y con ello salvaguardar la integridad de las mismas. Dispuso que a su muerte pasaran a 11 herederos de su máxima confianza, en proporción al nivel salarial que venían recibiendo, encargándole a éstos la administración en régimen de "proindivisión". Siempre sostuvo que "la tierra era para quien la trabajaba".

Su última voluntad fue también que su cama anatómica se entregara al Hospital de San Roque de Guía , y que sus restos mortales descansaran en el cementerio de La Atalaya, en Guía. Quiso que lo enterrasen en la tierra que tanto amó, frente a su querida finca de Matas Blancas y en la falda de su Montaña.

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Autor: Augusto Álamo

Publicado en La Provincia

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