El escritor barcelonés Víctor del Árbol gana el 72 Premio Nadal de novela


Barcelona, 6 ene (EFE).- El escritor barcelonés Víctor del Árbol ha ganado esta noche la 72 edición del premio Nadal con su novela «La víspera de casi todo», una obra que tiene como protagonista a una mujer de clase alta que trata de huir de su pasado.

La novela había sido presentada al premio bajo el seudónimo de Aurelia Ballesteros y el título ficticio de «Cruce de olvidos».

El Nadal tiene una dotación de 18.000 euros y el jurado estaba integrado por Germán Gullón, Lorenzo Silva, Andrés Trapiello, Clara Sánchez y Emili Rosales, que adoptaron el fallo entre las seis finalistas seleccionadas entre las 341 obras presentadas en esta edición.

En la misma velada, que cada año supone la apertura de la temporada literaria, poco antes del Nadal se ha fallado el 48 Premio Josep Pla de prosa en lengua catalana, ambos convocados por Ediciones Destino, y que ha recaído en el periodista Lluís Foix por su libro de memorias «Aquella porta giratoria», un homenaje a la profesión periodística en el que habla de su experiencia como periodista de La Vanguardia, cabecera de la que fue director.

Nada más conocerse el fallo, el ganador del Nadal ha dicho, «hablando desde la emoción de un chiquillo que soñaba con ser escritor cuando su madre le dejaba leer en el suelo de la cocina o cuando lo dejaba en la biblioteca», que poco podía imaginar entonces que acabaría ganando un premio que en sus ediciones anteriores «ganaron autores que he leído y admirado como Carmen Laforet, Miguel Delibes o Ana María Matute».

Este 2016, ha recordado Del Árbol, se cumplen diez años desde su primera novela publicada, y en este tiempo ha podido vivir grandes momentos, pero «esto es diferente, es el Nadal, y, aunque suene a tópico, cualquier escritor querría estar aquí, es un sueño hecho realidad».

La novela ganadora del Nadal está ambientada en un pequeño pueblo de Galicia, en la Costa da Morte, donde «he tratado de crear un universo» y allí el autor evoca «la historia de personas que son como árboles que tienen las raíces en el agua, porque no tienen nada a lo que aferrarse, excepto el pasado».

«Somos los que somos porque venimos de donde venimos», resume Del Árbol sobre estos personajes, que «no están dispuestos a creer en la predestinación, que están dispuestos a cambiar su destino».

Para el ganador del Premio Nadal, «La víspera de casi todo» es «como ese momento previo a la tormenta, cuando el aire se carga de electricidad, pero también ese instante cuando uno se va a la playa y ve amanecer y uno piensa que todo es posible».

Son personajes que «no son capaces de dejar atrás su pasado, que viven en un presente ficticio, que sólo acumulan horas y días, que sólo hacen que quejarse con la habitual resignación tan asentada en la gente de aquella zona, donde aterriza una mujer guapa, culta, que ha viajado mucho y que procede de Málaga con la intención de cambiar radicalmente de vida».

A veces, agrega Del Árbol, «hay un clic en nuestras vidas que nos cambia el planteamiento y es capaz de mover nuestras creencias y convicciones y nos vemos viviendo una vida que no creíamos que podríamos vivir».

En este punto, el autor «Un millón de gotas» ha recordado las palabras que le dirigía su padre, «un filósofo de camisa abierta»: «La vida te acabará abriendo los ojos, con lo que me quería decir que vivir es un oficio complicado, pero si uno tiene el arrojo de vivir lo que uno quiere ser, es una aventura que vale la pena».

Víctor del Árbol cree firmemente lo que decía Antonio Machado: «El presente es lo único que nunca se termina», una frase, ha apuntado, que también serviría para los personajes de «La víspera de casi todo», que se publicará el próximo 9 de febrero, poco antes de su versión en catalán.

«La víspera de casi todo» sigue, a decir de su autor, «la misma línea de mezclar géneros, buscando una voz narrativa propia con la que el lector se pueda identificar y que me sirva para explicar unos personajes y una historia, en la que sigue ese componente de dolor, la contradicción humana y la pregunta recurrente sobre lo que somos y lo que queremos ser, aunque en esta ocasión no haya abordado la memoria histórica».

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