El hotelero y la sociedad


Michel Jorge Millares  //
La evolución de los hoteles y establecimientos alojativos no nos es extraña. La hemos vivido en nuestro entorno inmediato y la hemos heredado -amamantado- en la memoria de nuestros antepasados. Desde la fonda del sargento Llagas (Comandante Militar, Alcalde de Mar de aquellas playas, Delegado de Sanidad, Alcalde Pedáneo, médico, boticario, sacristán de la ermita de La Luz y mesonero de la gente de pesca y mariscadores… y ancestro de la familia Megías) a los hoteles Santa Catalina y Santa Brígida, nuestra sociedad les debe su crecimiento y su orgullo. Algunos han sobrevivido como monumentos o edificios con historia, e incluso han mantenido su actividad original después de más de un siglo de existencia.

Hoteles de época que conservan cierto encanto con el recuerdo de sus numerosos y sorprendentes inquilinos, desde los invalids, las familias reales, las estrellas del celuloide, de las artes, la ciencia, la política… Todos han convivido con nosotros y nuestros abuelos desde sus lujosas o modestas suites. Aposentos que han vivido constantes y profundas transformaciones para adaptarse a las cambiantes tendencias sociales y legales, aunque el espíritu permanece como una luminosa aurora más que un escalofriante espectro del pasado.

Además, no se trata de una anécdota o caso aislado, ya que en esta isla disponemos de cantidad, calidad y variedad de establecimientos hoteleros. Una actividad tan extendida y consolidada que nos permite clasificarla según las categorías de estrellas, tipologías, de playa, urbanos, de montaña, de golf, todo incluido, friendly de casi todo… pertenecientes a cadenas, o piezas de autor, destinados a Turoperadores y para clientes que casi forman parte del paisaje como ‘chone’ endémico.

Tenemos un hotel que lleva cinco años valorado como el mejor del mundo por los clientes de TUI. El Residencia. Ubicado en el palmeral de Maspalomas y que demuestra que la isla puede atraer un turismo muy especial si se lo propone. También contamos con varios grupos turísticos con diferentes tipos de ofertas para clientes clasificables por perfiles. Y no podían faltar aquellos establecimientos que por el lugar, el diseño o el esfuerzo de sus responsables quieren ser el lugar ideal para sentirse tan a gusto como en casa o mejor.

He tenido el placer de compartir interesantes encuentros con muchos/as directivos/as de alojamientos en las islas. Sonprofesionales de la hospitalidad a los que el turismo les brinda numerosas satisfacciones (y preocupaciones) a diario. Tienen sus pasiones, su compromiso con la sociedad y son resolutivos. Tanto que es difícil para las empresas fidelizarlos o mantenerlos si no participan de su espíritu.

Y es que en tan larga experiencia turística en esta isla, son muchos los profesionales del sector turístico los que han participado activamente en el desarrollo de nuestra marca y nuestra sociedad (que al final son la misma cosa), aunque el reconocimiento no hay sido recíproco hasta hace bien poco, como es el caso del Skal Club de Gran Canaria. Modesto grupo de profesionales del turismo (y no sólo hoteleros, ni están todos/as los hoteleros) que se abre a la sociedad en la isla desde hace 60 años y ha obtenido el reconocimiento con el Roque Nublo del Cabildo de Gran Canaria.

Hay otros profesionales que han actuado en solitario o en otras entidades de la sociedad isleña e instituciones. Para el resto de la ciudadanía, los directivos turísticos son los ‘culpables’ de los problemas o fracasos del turismo (y del urbanismo, de la situación económica o el cambio climático…), pero bromas aparte son vanguardia en el compromiso con la marca isleña. Son cómplices y fieles combatientes si luchamos junto a ellos y ellas en la defensa de la marca y sus atributos. Y abiertamente críticos si nos desviamos de la mejora de la marca… Ojalá otros sectores siguieran su ejemplo.
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