El tramo Bañaderos-El Pagador: como la espuma de un río


Erasmo Quintana  //
La complejidad de ver realizado un proyecto es como la espuma de un río. Ésta la producen los obstáculos que en su camino interrumpe la suave y fluida corriente del agua. Obstáculos que son, además, el acicate que da aliento a la ejecución de los sueños. Porque el humano es sueño, y su felicidad ansia de realizarlos. Desde tiempo inmemorial está hecho para olvidarse de lo vulnerable, tan desvalido y poca cosa que es con respecto al Tiempo y al Infinito; su fenecer no se lo plantea, por lo que lo suyo es trabajar y trabajar, tarea que hace como si creyera que es eterno.
Sin embargo, precisamente este es el motivo del avance imparable del hombre, y las cotas alcanzadas en tecnología y en la civilización, que siguen creciendo y avanzando; y no hay mayor satisfacción para él que verse ante el espectáculo de la obra realizada. Soñar en los humanos es fundamental. Todo lo realizado por él partió de un sueño: las cosas hay que soñarlas. Si no se sueñan no se podrán realizar. Como la carretera de La Aldea, así de claro. Y una vez realizado dando fin a ese sueño, ya estamos inmersos de coz y hoz en ese otro sueño que es el tramo de autovía Bañaderos-El Pagador, tramo que completaría la GC-2, que hoy día continúa mutilada en un recorrido que obliga al conductor a reducir la velocidad de su automóvil a 50 kilómetros por hora, lugar y circunstancia que los malpensados relacionan como una fuente eficaz de recaudación por la policía en carretera.
La autovía del Norte, a la altura de Bañaderos-Quintanilla- El Pagador, como obedeciendo a designios que forman parte de nuestra idiosincrasia, se encuentra en la confrontación de intereses de los municipios afectados. El problema radica en la exigencia de un túnel por Moya desde la etapa del alcalde Isidro Galván (20 años), con miras a la expansión turística y comercial de aquel municipio en discordia. A juicio de la técnico municipal, Ana Melián, dicho túnel no solo permitiría acortar la distancia consiguiendo mayor velocidad, sino que elimina inconvenientes a la población, entre ellos accidentes de tráfico, ruidos molestos, caídas de piedras del acantilado y mejorando el medioambiente, ya que uno de los problemas de esa zona es la contaminación lumínica que desorienta a las aves como la pardela. Todo esto está muy bien, señora Melián, pensando únicamente en su municipio, pero ¿y el dinero? Sabe de sobra que su proyecto es ambicioso cara al desarrollo de Moya a medio y largo plazo, pero, ¿y los demás municipios afectados por la pretensión (muy respetable) de los moyenses frente a los igualmente respetables de Guía, Gáldar, Agaete y La Aldea? Su proyecto, señora, hoy por hoy es muy costoso y el tiempo estimado de ejecución imposible calcularlo. Vea lo que ha costado (dimensiones aparte) el túnel de La Aldea en tiempo y dinero. Totalmente imposible en estos momentos cuando hay que presupuestar y consignar económicamente por el Estado lo que quedó pendiente: Risco-Agaete.
Ante la dificultad del acuerdo, el Cabildo de Gran Canaria y el Gobierno autónomo deberán acercar a las partes consensuando un trazado que se incluya en el nuevo Convenio de Carreteras de Canarias con el Estado, cuyo nivel de prioridad debe ser ese tramo en discordia. Una cosa está clara: el interés de un municipio en particular, no debe continuar paralizando la ejecución de una infraestructura que beneficiará no solo a los vecinos de Moya sino que también a los de Guía, Gáldar, Agaete y La Aldea de San
Nicolás, que son, lógicamente y con largueza, muchísimos más sus habitantes-perjudicados.
Erasmo Quintana
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