La venda de los ojos


Santiago Gil  //

Nunca desaparecieron. Y es imposible, además, que desaparezcan en un país en el que cada día se valora menos la educación, la cultura y la honradez. Si queremos que no haya ultras sembremos educación, hagamos que la gente viaje y se acerque a otras culturas, y demos a conocer otras noticias más allá de los sucesos más escabrosos que acontezcan en cualquier punto del planeta.

Consigamos que la justicia sea justicia, que los políticos que nos gobiernan hayan demostrado su capacidad y que no se les vote por quedar bien en la foto y sonreír como sonríen los modelos de los anuncios de dentífricos, hagamos autocrítica, analicemos nuestra pasividad cuando nos roban delante de nuestras narices o cuando vemos como zahieren a cualquiera que se sale del que consideran que debe ser el lenguaje políticamente correcto.

No me digan que no los veían, a los otros extremos de los dos lados. Yo los veo cada vez que me acerco a las redes sociales o cuando me siento a tomar un café y escucho las conversaciones de los que están en la barra. El facha nunca se fue, siempre aparece en cualquier conversación, y así ha sido desde que murió Franco hasta ayer mismo, y el que no lo ha querido ver es porque  ha estado ciego.

Ahora salen, en muchos casos alentados por los otros extremistas, por nacionalistas y populistas que también niegan cualquier consenso, y cuando se niega el consenso y se intenta condenar la transición muchos se suman a esos extremos no por convicción sino por reacción. Así ha sucedido con Trump, con Salvini, con Orbán, con Bolsonaro, pero así lleva años sucediendo en Francia, y lo veíamos como algo lejano.
Ahora, de repente, se nos cae la venda de los ojos, pero lo que encontramos siempre ha estado ahí, y quien siembra incultura y corrupción recoge fascismo. En lugar de lamentarnos, volvamos a la Constitución, exijamos políticos capaces, preparados y honrados, y hagamos valer la razón por encima de todas las mentiras y de todos los que tratan de sembrar el caos. Andalucía es un aviso.
Pero mucho me temo que si mañana se convocan elecciones generales el aviso será todavía más fuerte y más estruendoso. No dejemos que nadie juegue con lo que costó tanto conseguir. Defendamos el Estado de Derecho y luchemos entre todos para no salirnos de esa vía en ningún momento. Los que tiran para un lado no saben que realmente están tirando para el otro. No es un tópico: los extremos siempre se tocan.

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