Lo que se elige


Santiago Gil

Los pájaros nunca cantan en los telediarios. Todos están más pendientes de las audiencias que del interés de lo que informan. También hace tiempo que no se analiza esa trascendencia en el propio medio sino en esas redes sociales que no dejan de ser empresas con las que se enriquecen quienes solo buscan más seguidores y más cuota de mercado para sus intereses publicitarios. No es periodismo, el periodismo es otra cosa y tendría que contribuir a mejorar la vida de su entorno, a denunciar lo que se hace mal y a destacar a quienes sí ayudan a mejorar el mundo que habitamos.

No creo que la sociedad sea la que demande el amarillismo, ni que el amarillismo solo lo estén creando los medios informativos. Unos y otros son destinos o salidas, pero el camino transita por otra senda. La incultura busca morbo, y el morbo genera interés en el terreno abonado de quienes no abren un libro, ni se acercan a un museo en toda su vida. Hace unos días pudimos comprobar todo ese amarillismo con la desgraciada muerte del niño que cayó en un pozo accidentalmente.

Se cruzó lo mejor y lo peor del ser humano en los informativos, la presencia de los solidarios y la de quienes solo querían rentabilizar su imagen pública o subir dígitos en las audiencias. No se buscaba la noticia ni la narración del suceso. Todo el mundo quería más dolor, más angustia y más detalles morbosos del suceso. Pero esos mismos días, los periódicos y los telediarios aparecían con decenas de noticias dramáticas, escabrosas y centradas en lo peor del ser humano.

Ya digo que los pájaros que cantan o los humanos que se levantan cada día a las cinco de la mañana para acudir a su trabajo no salen en los informativos, y ya sabemos, porque lo estudiamos en la Facultad antes de que llegaran las redes sociales, que los periódicos con buenas noticias solo aguantaban unos días en los quioscos. Ahora lo que estamos haciendo es amplificar mucho más lo que hace años era un suceso en las últimas páginas del periódico.

Para el morbo estaban otros medios que eran residuales y que, quién lo iba a decir, son ahora los que más se parecen a lo que nos encontramos en ese caos de Internet y de sus redes cada día más opacas y manipuladas. Y luego está la mentira, que es lo que realmente termina confundiendo la vida de la gente. Las noticias falsas, junto con el sensacionalismo de sacar lo peor de cada ser humano, es lo que ha hecho aparecer los extremismos y la sinrazón.

Estamos sembrando peligrosas semillas para las generaciones venideras. Si no cambias de canal cuando aparece ese morbo, o si eres de los que buscas esas noticias que se alimentan de la mentira y del dolor ajeno, has de saber que estás siendo cómplice del apocalipsis. La sociedad no es un ente abstracto. Somos usted y yo los que la estamos construyendo con lo que elegimos.


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