Los otros héroes


Santiago Gil  // Uno tiene tantas vidas como días en el almanaque. A veces protagonizamos varias existencias en veinticuatro horas o en diez minutos. Si te detienes unos segundos y repasas tu biografía, enseguida te das cuenta de que has sido más de uno y de lo que cambian quienes te han acompañado todos estos años o se han ido sumando a esa vida cotidiana. Hace tiempo veía a un hombre que estaba extraviado, probablemente enganchado a la droga, solitario, mal vestido y siempre ojeroso y apesadumbrado. Nunca lo vi pedir dinero, pero no hacía falta que lo hiciera para saber que estaba pasando una mala racha.

Al cabo de los años, encontré a ese mismo hombre en un hogar de personas acogidas que está cerca de mi casa. Me quito el sombrero ante lo que están haciendo. No siempre logran que todos salgan adelante; pero he visto cómo han renacido muchos de los que hace años todos daban por perdidos sin saber que la vida ofrece milagros donde menos lo esperas, salidas que parecían imposibles, cambios de guion que no escribirían ni los más fantasiosos creadores de esas comedias que siempre terminan con un beso antes del fundido en negro.

Todos pudimos haber sido cualquiera de ellos, y todos tenemos el deber de ayudar a quienes se esfuerzan por salir adelante. Si ya es difícil tratar de mantenernos en equilibrio en una sociedad tan cainita y competitiva, imaginen la dificultad que tienen los que llevan años lejos de la realidad y quieren incorporarse buscando esa segunda o quinta oportunidad que les permita renacer de sus propias cenizas. Todos esos fénix caminan por las calles, estrenan trabajos y tratan de escribir nuevas páginas en su biografía y en la memoria de quienes los amaron. Casi siempre llegan dejando atrás familias destrozadas y amigos a los que traicionaron para buscar la dosis diaria o para encerrarse en el fondo de un cuarto a morir un rato cada noche.

He visto cómo muchos de quienes llegan a esas casas de acogida logran comenzar una nueva vida. Para mí son héroes y les tiendo la mano siempre que puedo. Alguna vez cualquiera de nosotros puede estar en su lugar. Nadie quiere caer voluntariamente y, sin embargo, hay veces en que la vida te empuja y te arrastra por ese fango de la derrota y el abandono. Ese hombre de quien les hablaba tiene ahora un pequeño negocio en el que vende sus creaciones artesanas.

eTodo lo que hace contiene esa belleza que solo otorga la herida que llevan consigo todos los supervivientes. Nos sonreímos siempre que nos reencontramos. Y cada vez que lo encuentro me reafirmo en que el ser humano es tan cambiante y proteico como sorprendente y capaz de renacer cuando todos lo daban por muerto. No estamos en navidad sino en primavera, esa estación en que la naturaleza también nos enseña cada día cómo renacen las flores nuevas entre la maraña y la mala hierba.

Ciclotimias

Más allá de los espejos también hay sombras que se buscan diariamente.

 

 

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