Manuel Lobo: “Hay que poner el valor la dimensión del azúcar en Canarias”


Así lo afirmó ayer el Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y académico de número de las Academias Canarias de la Lengua y de la Historia, en una conferencia sobre “El ingenio en Canarias” que impartió anoche en el marco del Campus de Etnografía y Folklore de la ULPGC

El Premio Canarias al Deporte 2015 y presidente de la Comisión Antidopaje de Canarias, Antonio Ramos Gordillo, centró su conferencia en torno a la lucha canaria y la necesidad de “implementar iniciativas sobre su difusión institucional y académica, más allá de la propia práctica deportiva, intentando aumentar su conocimiento y práctica a través del compromiso institucional y su difusión por parte de todos aquellos componentes que sean capaces de sumar en este reto”

14/07/2016. La jornada de ayer del III Campus de Etnografía y Folklore, que se enmarca en el XXI Festival Internacional de Folklore de Ingenio, estuvo marcada por dos componentes: el ingenio azucarero en Canarias y la importancia de la lucha canaria como una de nuestras señas de identidad. La doble sesión estuvo moderada por el profesor de la ULPGC, Yeray Rodríguez, en el Centro Cultural Federico García Lorca.

El primero en intervenir fue el catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Manuel Lobo, con la conferencia titulada ‘El ingenio en Canarias’. El historiador grancanario y académico de número de las Academias Canarias de la Lengua y de la Historia es una de las voces autorizadas de la investigación histórica del azúcar como instrumento de desarrollo en el despegue económico de las Islas durante varios decenios. Subrayó que hay que poner el valor la dimensión del azúcar en Canarias, cuyo fenómeno no se circunscribió a una realidad local sino también a la interconexión del Archipiélago con Europa (hacia donde se produjo un viaje de ida y vuelta, con exportación de azúcar e importación de productos manufacturados y obras de arte), hacia África (con la exportación de remieles y la importación de esclavos) y hacia América (territorio que sería el beneficiario de las técnicas, el personal cualificado y de toda una terminología que se castellanizó en las islas).

Como ha señalado Lobo, “la vida en los ingenios azucareros oscilaba entre dos períodos que tenían que ver con la jornada laboral que era el elemento que permitía cohesionar la vida en el establecimiento. El año se dividía en dos períodos: uno más relajado, en donde se atendía principalmente al cañaveral a la vez que se hacían las reparaciones del ingenio, especialmente los hornos o fornallas y las partes deterioradas de las casas. Frente a esta relativa calma existía un período de carácter intensivo, conocido como la zafra, en donde todo el personal se ponía en movimiento, tanto en la plantación como en el trasporte y en las diferentes casas que componían el establecimiento”.

Lobo se refirió asimismo al ingenio que se desarrolló, dependiente del Señorío Episcopal de Agüimes, en la llamada “Banda del Ingenio”, en donde surgió un importante ingenio azucarero movido por las caudalosas aguas de la cumbre, allá por el año 1503. Este hecho quedó como ente identificativo de Ingenio, perpetuándose en varias singularidades como su actual nombre. Lobo recuerda que los distintos componentes del llamado “ingenio azucarero” (Casas de Purgar y Refinar, Casa de Calderas, Torre,…) conforman uno de los dos cascos históricos protegidos, desarrollándose el entramado urbanístico a partir de este complejo industrial localizado entre las zonas de “Cruz de la Torre” y “La Rueda”.

Manuel Lobo ha publicado más de treinta títulos, propios y en colaboración, así como numerosos artículos y ponencias de variada temática relacionada con Canarias y el Atlántico en sus aspectos económicos, sociales y culturales, entre los cuales destacan ‘La esclavitud en las Canarias Orientales en el siglo XVI’, ‘El comercio canario europeo en la época de Felipe II’ y ‘La conquista de Gran Canaria (1478-1483)’.

Sobre la lucha canaria

La segunda ponencia de anoche estuvo a cargo del Doctor en Medicina, profesor de la ULPGC y presidente de la Comisión Antidopaje de Canarias, Antonio Ramos Gordillo, quien disertó sobre ‘La lucha canaria, una seña de identidad: Ingenio, un pueblo de lucha’.

Gordillo afirmó anoche que “no podemos permitir que un deporte como la lucha canaria, tan arraigado desde la perspectiva cultural e histórica a nuestro pueblo, pueda terminar convirtiéndose en una manifestación lúdica a representar como modelo de exhibición en nuestras fiestas populares”. Por ello, el doctor considera necesario “implementar iniciativas sobre su difusión institucional y académica, más allá de la propia práctica deportiva, intentando aumentar su conocimiento y práctica a través del compromiso institucional y su difusión por parte de todos aquellos componentes que sean capaces de sumar en este reto”.

El Premio Canarias al Deporte 2015 subrayó que deberían modificarse o renovarse algunos aspectos o fundamentos de la lucha canaria para que cobrara otra dimensión en el contexto y la manera de entender como espectáculo el deporte que posee hoy la sociedad.

En este sentido, sostuvo que “sin intentar quitar o enmascarar aquellas señas que confieren característica de máxima identidad a la práctica de la lucha, habría que revisar aquellos componentes relacionados especialmente con la salud, donde incluimos, sin duda, el debate claro del peso, pasando por el modelo de lucha y llegando al propio reglamento, que deberían ser profundamente debatidas para valorar su modificación y aceptación”.

Gordillo, médico especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte y director del Departamento de Educación Física de la ULPGC, explicó que la lucha canaria “siempre ha tenido un importante componente emocional y de legado histórico relacionado con los pueblos”. Así, se refirió en su intervención al papel jugado en Ingenio por el Maninidra: “Desde que aquel sábado 29 de junio de 1946, un nuevo equipo, el Maninidra de Ingenio, se adentra a su práctica deportiva en un terrero de lucha, enfrentándose en su primera luchada con el Adargoma, y recordando la ambición cultural y el espíritu que llevó a su creación, es importante señalar que 70 años después, aunque desde otra perspectiva, se sigue luchando por mantener ese componente emocional y de compromiso con la historia, aunque matizado desde diferentes ángulos, para poder seguir en la brega y no perder los valores no escritos pero si perfectamente trasmitidos que ha realizado el Maninidra con su espíritu de lucha siempre presente a través del tiempo”.

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