Sobre la Comisión Asesora del Festival de Música de Canarias


Enrique Mateu  //

Imaginemos por un momento…

Imaginemos por un momento que el Gobierno de Canarias decidiera que los hospitales públicos no pueden ser atendidos ni por especialistas ni por cirujanos canarios porque la correspondiente Comisión Asesora le dijera que estos no tienen suficiente preparación para el nivel que deben tener nuestros hospitales y que, por consiguiente, solo contratara a personal extranjero. Pero que, además, decidiera que la medicina que le gusta a la gente es la homeopática y que, por consiguiente, solo se recetaran estos medicamentos porque esa Comisión Asesora, en nombre de una minoría de la población que no está de acuerdo con la industria farmacéutica, así lo aconsejara.

Así podríamos imaginar, gracias a este tipo de Comisiones de Expertos, universidades y escuelas sin catedráticos ni profesores canarios y con el sistema educativo de hace un siglo; bibliotecas públicas sin libros de escritores canarios y con solo libros publicados hasta primeros del XX; restaurantes canarios sin restauradores canarios, ni vinos canarios, ni quesos canarios, ni gofio, ni guarapo, ni recetas de nueva cocina canaria; museos públicos sin obras de pintores canarios y sin pintura abstracta, pop, fractal o collages y así un largo e insólito etcétera.

Pues no hace falta imaginar este absurdo porque exactamente este dislate es lo que quiere la Comisión Asesora del Festival Internacional de Música de Canarias que se financia con dinero público; un festival  de Canarias sin creadores canarios sino con grandes orquestas extranjeras y centrado principalmente en la música europea del siglo XIX. Y si se le propone un fifty-fifty, tampoco les vale y piden al Presidente del Gobierno que cese al insensato que se le haya ocurrido una mejora, intentar que sea más equilibrado, más amplio, más sostenible, más accesible, más transparente… ¡Al insensato que se le haya ocurrido innovar! Porque ¿quién innova hoy en día?

¡Ojo que hablo de iniciativas públicas! Con dinero privado puedes montar tu propio festival y traerte a la Mariinsky, a la Chicago y a la London, incluso todas juntas si quieres, exactamente igual que hacen los promotores de otros estilos musicales que organizan sus festivales trayendo a carísimas estrellas internacionales pero arriesgando su propio dinero como modelo de negocio. Totalmente lícito. Pero lo público es bien distinto. Lo público no es para crear una red clientelar o para ganar dinero, se invierte en un bien preferente para educar. Nunca debemos de olvidar este dato importante. No es para divertir, es para educar, para tener una ciudadanía más culta. Y se invierte en cultura para dinamizar un sector local que por cada euro invertido retorna tres a las arcas de la administración.

En la pasada edición, por ejemplo, la cantidad de obras de autores canarios programadas en el Festival en los 45 conciertos fue de ‘cero patatero’. Ahora se pretende programar a 8 autores canarios entre los 83 conciertos. No les hace ninguna gracia.

La cantidad de solistas canarios que participaron el año pasado fue solo uno, para este año hay 14 programados. También les parece mal.

En la pasada entrega no hubo ni un solo compositor no europeo, ahora hay 3. Tampoco les gusta.

En la pasada edición se programaron 45 conciertos centrados prácticamente en el XIX, y en la próxima se han programado 83 conciertos con música desde el siglo XVI hasta nuestros días. Tampoco les vale.

No les vale y, creo yo, que están radicalizando tanto su postura que ya ni la Mozarteum de Salzburgo con el Coro Bach de Salzburgo o la Mahler Chamber Orquesta en versión sinfónica con Zimmermann es suficiente para su punto de vista. Lo de las dos orquestas canarias juntas, tampoco tiene nivel ni para el gerente de una de ellas, que tiene una carajaca montada con los músicos de su orquesta impresionante. Y lo de las bandas haciendo repertorio de concierto… ¡De eso ya no quieren ni oír hablar!

Quiénes son los expertos de la Comisión Asesora

Por un lado están los representantes políticos del Gobierno (Presidencia y Vicepresidencia de la comisión), por otro lado el propio Director del Festival de Música de Canarias junto con el Presidente de la Fundación Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, el Presidente del Patronato Insular de Música de Tenerife, el Presidente de la Sociedad Filarmónica de Las Palmas y hasta 10 miembros libremente designados por el Consejo de Administración, a propuesta del Consejero-Delegado de Cultura de Canarias Cultura en Red.

Curiosamente estos 10 miembros libremente designados (en la pasada junta solo hubieron cinco) no son profesionales del sector de la música. Ninguno vive de la música. Hablamos de una profesora de matemáticas de la ULPGC, un ingeniero de caminos, un directivo de CEPSA, un diputado del común, un empresario del sector energético, un profesor de secundaria… Afortunadamente hay una musicóloga y Presidenta de la Real Academia Canaria de Bellas Artes, que aunque no vive de la música está reconocida como una de las musicólogas más relevantes de España y que, precisamente, es la que mejor entiende y defiende el nuevo modelo de Festival. ¿Y por qué entonces han sido designados el resto? Aparentemente porque les gusta escuchar música o porque en su momento patrocinaron el Festival, aunque ya nadie patrocina el Festival.

Para que se entienda; esto sería igual que si en el consejo de administración de CEPSA estuviera presente Daddy Yankee porque “le gusta la gasolinaaaaaa”, o que en el consejo de dirección del Hospital Negrín estuviera un músico porque ha visto todos los capítulos de Hospital Central, Anatonomía de Grey y Urgencias.

No estoy cuestionando, en absoluto, ni la buena fe o la buena voluntad o el cariño que le ponen para ayudar al Gobierno, que lógicamente no entiende de estas cuestiones. No. Solo digo que ‘zapatero a tus zapatos’.

Puestos a imaginar, prefiero imaginar que Canarias Cultura en Red cambia los miembros, dándoles las gracias a los actuales por su magnífica labor, y nombra a profesionales del sector conocedores de nuestra profesión, de los retos del siglo XXI, de las nuevas tecnologías, con capacidad innovadora y visión de futuro. Y tampoco estaría mal que estuvieran algunos de nuestros jóvenes talentos que tan bien se han preparado.

Porque esa es otra cuestión; el Festival nació en el siglo pasado, cuando Internet ni existía, y su modelo y su Plan Estratégico no ha variado desde entonces, en el hipotético caso de que alguien haya desarrollado un Plan Estratégico alguna vez para el Festival con su análisis y diagnóstico de situación, obtención de objetivos estratégicos, estrategias y planes de actuación, seguimiento y evaluación. Plan que, por otro lado, solo tendría vigencia para dos o tres años.

Enrique Mateu es artista multidisciplinar, empresario cultural y miembro del Consejo Canario de Cultura.

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