Tenesor


Santiago Gil  //

A veces ni siquiera la historia termina sabiendo la verdad. Las mentiras y las maledicencias repetidas mil veces terminan convirtiéndose en certezas. Los canarios sabemos mucho de eso. Lo hicimos con Galdós durante muchos años, y todavía hay algunos que se aferran a ese falso tópico de que se sacudió los zapatos al llegar a la Península. No lo leen, pero lo insultan, con esos exabruptos chusqueros de barra de bar.

Han tenido que pasar casi cien años para que Galdós haya sido reconocido en su tierra como lo que realmente es: uno de los mejores escritores universales. Los canarios presumimos de nobleza de carácter, pero en ese infierno grande de los sitios pequeños se despelleja muchas veces a todo aquel que destaca por sus valores, por su trabajo o por la búsqueda de un sueño.

Algo parecido a lo que sufrió Galdós, le pasó antes a Tenesor Semidán, cristianizado luego como Fernando Guanarteme. Lejos de acudir a los libros y a los archivos, había un chascarrillo malévolamente extendido en el que palabras como traidor y cobarde se repetían una y mil veces. Han tenido que pasar más de quinientos años desde que murió pobre y “traicionado” por todos en La Laguna para que muchos autores empiecen a destacar la grandeza de sus actos y la importancia estratégica de sus decisiones.

Sabiéndose derrotado y sin ninguna posibilidad de vencer a los conquistadores, logró pactar para evitar la aniquilación de su pueblo, se bautizó para que los que habitaban la isla no fueran tratados como esclavos  y consiguió unos derechos fiscales que luego, entre la indolencia, la ignorancia, y esa maledicencia de la que hablaba hace un momento, fuimos olvidando los canarios. Estos días ha llegado a mis manos un magnífico libro escrito por el abogado Normando Moreno Santana.

Se titula “Los derechos históricos de los canarios. Crónica inconclusa de un conflicto”. No es fácil conseguir que un libro en el que se profundiza en los fundamentos fiscales se convierta en una lectura interesante, casi hipnótica, que no puedes dejar de leer en ningún momento. Lo consigue por la calidad narrativa y por los numerosos datos que va aportando sobre la conquista de Gran Canaria y sobre TenesorSemidán. Los políticos que negocian el REF deberían leer este libro de inmediato. Tenesorpactó hace cinco siglos una fiscalidad para su isla que se ha incumplido con el paso del tiempo. Volver a la historia es regresar a la verdad, y eso es lo que hace Normando Moreno en este libro. Fernando Guanarteme se quedó con Guayedray desde allí asumió derrotas y traiciones. En esa playa uno siente la presencia de alguien que solo quiso vivir en paz con su conciencia y con su gente. No olvidemos y no confundamos. Leamos para tener presente a los que fueron grandes. Lean este libro. Lean también a Galdós antes de denostarlo.

 

CICLOTIMIAS

Las sombras también quedan en los papeles olvidados.

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