“Después de haber vivido el graffiti de una manera activa, necesito tomar distancia del muro y empezar a generar otro tipo de obras. Actualmente, todo lo que genero está condicionado por las experiencias que me ha dado el graffiti y siento la necesidad de volver al origen en cada momento, al mismo punto de partida, a las mismas líneas, colores y formas. Con la inquietud de seguir evolucionando me planteo la idea de cambiar de soporte y generar volumen, pasando de las dos a las tres dimensiones”, Adrián Robaina.
Las piezas que conforman ‘Tangram’ pretenden entablar un dialogo con el espacio y son obras versátiles y dinámicas; sus diferentes disposiciones ofrecen varias lecturas de una misma pieza, creando juegos de composición.