Una mujer coloca varios diarios de publicación mexicana. EFE/Archivo
México, 21 dic (EFE).- Ante la criminalización de víctimas e imputados y la espectacularización de la violencia en México, es necesario que el gremio periodístico se autorregule, respete sus códigos deontológicos y tenga empatía, dijo a Efe el periodista Marco Lara Klahr.
Algo que parece de sentido común pero que, en muchas ocasiones, no es contemplado por la prensa en general. Especialmente en un país como México, que acumula decenas de miles de muertos, damnificados, desaparecidos y páginas de nota roja en los principales medios.
En las noticias "se trata de respetar a los actores, exponer los orígenes y dar continuidad al proceso que sigue la violencia", señaló este experto mexicano en conflictos sociales y seguridad, autor de la reciente "Guía de periodismo para la transformación de conflictos y la prevención social de la violencia".
Para ello, Lara Klahr propone que la industria de noticias trabaje a varios niveles: "El enfoque debe partir de lo deontológico, de la autorregulación y también del respeto a la ley", agregó.
En este sentido, debe primar la calidad informativa con herramientas de control dentro del propio medio que generen "estándares mínimos", mientras que a nivel gremial se han de potenciar los colegios de periodistas.
Además, es imperante que, algo que no sucede tan a menudo, el periodista sea empático con las víctimas para que tenga la capacidad de dar el toque humano a la nota.
"Sin empatía con los protagonistas de los hechos, no hay ningún mecanismo de control de proceso que funcione. (...) Debemos ver a las personas como sujetos blindados de derechos", señaló.
Para ello, la guía propone alrededor de 20 pautas a fin de enfocar la construcción de la noticia en las personas y en su contexto social.
Tales como identificar la fuente de la violencia, los factores implicados, la violación de los derechos humanos, el costo para la víctima y la narrativa mediática de los hechos, entre otros.
Una serie de puntos imprescindibles pero que, a menudo por la propia dinámica periodística, se olvidan en los medios de comunicación, especialistas en frivolizar el suceso y deshumanizar a víctimas e imputados, comentó.
Lara Klahr puso como ejemplo el trato dado a la desaparición de 43 estudiantes en el municipio de Iguala, en el sureño estado de Guerrero, en septiembre de 2014.
A pesar de ocupar miles y miles de páginas en los medios, el especialista echó en falta un análisis en profundidad sobre las causas del suceso y, sobre todo, criticó a los periodistas por el tratamiento dado a los implicados.
"Se criminaliza a las personas que estás siendo imputadas, 'basurizándolas' como si carecieran de derechos a la dignidad, la propia imagen y la honra", apuntó el experto, quien dijo que con frecuencia los presuntos criminales son retratados por la prensa como seres "perversos, de cualidades malignas".
Además, denunció que en muchas ocasiones la información policíaca tiene "una sola fuente", la institucional, que llega a partir de ruedas de prensa o filtraciones.
En este aspecto, el autor criticó el enfoque dado al asesinato en julio pasado en un apartamento de la Ciudad de México del reportero gráfico Rubén Espinosa junto a la activista Nadia Vera y otras tres mujeres.
El caso, uno de los más mediáticos del año en un país marcado por la violencia contra comunicadores y defensores de derechos humanos, se caracterizó por la publicación de informaciones sin contrastar y fotografías de las víctimas.
"La atención pública no se enfocó en la calidad de la investigación ni en la eficiencia institucional, sino en la razones que pudieran justificar este hecho atroz. Es prácticamente una paradoja medieval", apuntó Lara Klahr.
En esta búsqueda del móvil, todavía no resuelto, salió especialmente malparada una de las víctimas, la colombiana Mile Virginia, de quien se especuló sobre su profesión, luego de analizar su vestimenta y su tren de vida tras la aparición de ciertas fotos.
"En esta narrativa se van incorporando todos los elementos que acaban situando a la víctima como responsable de lo que sucedió", lamentó el periodista.
En este contexto, la guía, auspiciada por la USAID (Agencia estadounidense para el Desarrollo) y de descarga gratuita, propone una lista referencial que permita al reportero contrastar sus contenidos diarios y, en definitiva, humanizar el texto en base a los derechos humanos.
Ello con un único fin: "Que las noticias lleguen con un estándar de calidad, que le permita al público entender la violencia, actuar sobre ella. Más que solo aterrarse o entretenerse con ella", sentenció el periodista.
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