Luis Suárez-Galbán Guerra, ejemplo de emigrante canario emprendedor


Luis Suárez-Galbán en La Habana, durante la primera década del siglo XX.
Luis Suárez-Galbán en La Habana, durante la primera década del siglo XX. LP / DLP
Mercurio presenta sus memorias en la Casa de la Cultura, recordando que fue el primer presidente del Banco Nacional de Cuba
Amado Moreno  //

«Camarada, esto no es un libro. Quien toca esto, toca a un hombre». Con la certera e ingeniosa frase de Walt Whitman fueron definidas anoche en Guía las Memorias de Luis Suárez-Galbán Guerra, el emigrante canario, natural de Guía, que triunfó como emprendedor en Cuba y Estados Unidos, a caballo de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Fue el primer presidente del Banco Nacional de la Isla caribeña y abrió una oficina comercial propia en la Quinta Avenida de Nueva York.

La publicación de la editorial Mercurio, un acierto en cuanto a diseño y documentación exhaustiva del personaje que protagoniza el texto, fue presentada ayer en la Casa de la Cultura guiense en el transcurso de un acto, que impulsado por la concejalía de Cultura que dirige Mari Carmen Mendoza con motivo del Día Internacional del Libro, estuvo arropado por una nutrida asistencia de la comarca y de la capital grancanaria.

El alcalde, Pedro Rodríguez, dio la bienvenida a los asistentes y recordó cómo hace apenas siete meses el municipio norteño celebró el centenario del fallecimiento de Luis Suárez-Galbán, «insigne guiense -dijo- sobre el que sólo caben palabras de elogio, pues no en vano en 1910 financió las obras de la primera red de abastecimiento público de aguas de Santa María de Guía. Y todo ello bajo la dirección técnica de otro benefactor de nuestra ciudad, su hermano, el ingeniero Eugenio Suárez-Galbán; con su proyecto hizo que Guía se colocara en aquel momento a la vanguardia de los pocos municipios de España que tenían una red pública de abastecimiento de aguas potables, que cumplieran los mínimos requisitos sanitarios».

Luis Suárez-Galbán en 1869, con 18 años de edad/LP-DLP

El edil destacó a continuación entre las cualidades de ambos hermanos «un gran sentido de la ética» y agradeció a la editorial Mercurio y a su representante Jorge Alberto Liria su sensibilidad con las Memorias de Luis Suárez Galbán. «Nos ayudan -precisó- a no perder de vista nuestras raíces y a comprender mejor cómo era la sociedad guiense del siglo XIX, así como el enorme esfuerzo de nuestros antepasados por superar las vicisitudes de la vida, con el objetivo de crear una sociedad mejor para sus hijos». Afirmó que la trayectoria de este emigrante ratifica que «sin sacrificio, sin honradez, sin ética, no es posible construir una sociedad moderna y equilibrada»

Concluyó extendiendo su reconocimiento a la familia de Luis Suárez-Galbán Guerra, en particular a su nieto, Eugenio Suárez-Galbán (presente en el acto) por las facilidades para la edición de este documento de toda una vida, cuya lectura recomienda por su incuestionable interés humano y social.

Intervino seguidamente el historiador Jorge Alberto Liria por la editorial Mercurio para subrayar en primer lugar que el firmante de las Memorias aludidas es «una de esas pocas historias exitosas de la emigración canaria». Considera que «tuvo mucho que ver que Luis no fue a Cuba como primer emigrante de su familia; en la isla caribeña ya residía un tío suyo. El resto, su esfuerzo y las altas metas que alcanzó corresponden a su ingenio, a su carácter emprendedor y, cómo no, a su inteligencia».

Aclaró que la iniciativa de esta publicación se encuadra en una colección específica dedicada al ensayo y a la investigación de Mercurio Editorial para alumbrar sobre la vida de aquellos canarios que un día marcharon al otro lado del Atlántico.

Por último, Jorge Alberto Liria hizo hincapié en que Luis Suárez-Galbán Guerra ha sido un emigrante que no sólo fue un relevante empresario en Cuba y que se incorporó a esa creciente colonia de españoles en la ciudad de Nueva York de finales del XIX y en las primeras décadas del siglo XX, «sino que supo ayudar igualmente a sus paisanos canarios cuando lo solicitaron».

En el turno siguiente de la palabra, Eugenio Suárez Galbán-Guerra, profesor universitario y nieto de Luis Suárez-Galbán, y que había llegado la noche anterior de Madrid, donde alterna residencia con Nueva York, parafraseó al poeta Walt Whitman para describir con emoción estas Memorias de su abuelo: «Camarada, esto no es un libro. Quien toca esto, toca a un hombre». A su juicio, queda claro desde la primera línea que no se está ante cualquier libro autobiográfico, pues revela en toda su complejidad y variedad una personalidad y una vida humana, «y no el menor de ese acierto es la vigencia y actualidad que encierran esos recuerdos para nosotros», valor consecuente de una selección narrativa que trasciende la simple recolección de hechos y datos incorporados a una figura, cuyo relato a su vez prima una serie de principios y actitudes de alcance universal.

Reconoce en su abuelo una vida llena de esfuerzos y triunfos empresariales, pero también una «ejemplaridad profesional que se va fraguando a golpe de voluntad contra un cúmulo de arduas adversidades, determinación igual de ejemplar, pero también manifestación de esos valores que hoy día siguen siendo de una vigencia, no ya útil e ilustrativa, sino hasta necesaria para el mundo que a nosotros nos ha tocado vivir. Desde la sinceridad con la que don Luis admite sin apología la misma naturaleza mercantil, tantas veces infundadamente denostada como inherentemente vil, a la responsabilidad social de repartir riqueza e incorporar a clases menos privilegiadas a los mercados de consumo, tan lejos del pelotazo oportunista y egoísta, por no hablar del culto al dinero a costa de todo, tan abundante hoy. Desde el reconocimiento y la recompensa del trabajo al que se lo merece más allá de lo legalmente establecido por un contrato y salario fijos, a la hoy inaudita preferencia por la colaboración entre empresas para asegurar esa repartición de riqueza, en vez de la salvaje competencia que tantas veces caracteriza nuestra actualidad», abundó Eugenio Suárez Galbán-Guerra en sus reflexiones.

Finalmente elogió la impagable labor del bibliotecario municipal Sergio Aguiar para el logro editorial de estas Memorias que «al tocar y abrir nos devuelven en toda su grandeza al hombre Luis Suárez-Galbán».

Tumba Luis Suárez-Galbán en el cementerio de Colón, en La Habana/LP-DLP

El acto fue cerrado precisamente por el investigador y bibliotecario, Sergio Aguiar, documentalista de un capítulo complementario de las Memorias de Luis Suárez-Galbán. Las enmarcó dentro del concepto de Historia Atlántica, citando en este contexto al hispanista y profesor de la Universidad de Oxford, John Elliot, por haber manifestado que «necesitamos muchos estudios locales y regionales (?) para apreciar la solidez de las migraciones y su importancia para la historia tanto de España como las Indias, en tanto que ambas se transforman conjuntamente en una comunidad atlántica entretejida por una red de relaciones e intereses familiares».

«Luis Suárez Galbán es por tanto -en opinión de Aguiar- un ejemplo paradigmático de esas relaciones». En su estudio incluido en estas Memorias aborda y reproduce datos ligados con las migraciones desde Canarias, y en particular desde Guía de Gran Canaria, utilizando como fuente el archivo municipal.

«El tejido al que metafóricamente alude el profesor Elliot, creado en este caso, entre las comunidades de canarios residentes en Cuba y las Islas, y especialmente de Guía, hizo posible una imbricada red de relaciones sociales, convirtiéndose Luis Suárez-Galbán y su empresa la Galbán Company en todo un referente de peregrinaje de isleños a la búsqueda de trabajo y ayuda», comentó el investigador y bibliotecario.

Su intervención fue ilustrada con una referencia a un texto publicado con motivo del fallecimiento de Luis Suárez-Galbán: «Llora la ciudad de Guía a su bienhechor; pero le llora, ante todo, porque fue bueno y porque fue generoso. Le lloran como una pérdida de los suyos. Cada hogar, el rico y el pobre está de luto. Todos le han evocado en un mismo día y un mismo momento, como una desgracia de la familia propia. La bondad de este hombre, más que sus desprendimientos, ha sido el noble resorte del dolor colectivo y unánime, que flota sobre la ciudad triste y desamparada», recogió el periódico LA PROVINCIA el 2 de octubre de 1917.

Sergio Aguiar aprovechó también la oportunidad para trasladar su gratitud a todos los que habían colaborado para enriquecer con sus aportaciones el contenido de las Memorias objeto de presentación: Amado Moreno, Sergio Sánchez, Josefa Blanco Saavedra, María Teresa Ojeda y Laura Suárez-Galbán Sierra, entre otros, además del Ayuntamiento guiense y la editorial Mercurio.


*Publicado en La Provincia

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