Sol sin circo


Michel Jorge Millares  //

Uno de los fenómenos comerciales de mayor impacto internacional en el sector del espectáculo y del ocio es, sin lugar a dudas, el Circo del Sol. Una iniciativa de los ex artistas callejeros Guy Laliberté y Daniel Gauthier que se animaron a crear en Canadá un nuevo concepto de las artes circenses en 1984, concibiendo una gala en la que la música, las coreografías y el más difícil todavía han cautivado al mundo.

Tras sus primeros títulos: El gran tour del Circo del Sol, La magia continúa, El circo reinventado y Nueva experiencia, cuentan en la actualidad con 22 espectáculos en el mundo, once de ellos permanentes en ciudades como Las Vegas (que se lleva la palma con siete espectáculos: The Beatles Love, Mystére, O, Viva Elvis, Zumanity, Criss Angel ‘Believe’ y Ká), Tokio (ZED), Macao (Zaia), Orlando, Florida (La Nouba) e Iris (Los Ángeles). Los demás son itinerantes (Ovo, Quidam, Saltimbanco, Totem, Varekai, Alegría, Corteo, Dralion, Kooza y Michael Jackson The Inmortal Tour) hasta once con el que presentarán en verano en Nueva York (Zarkana).

Con tanto show recorriendo el mundo desde hace 25 años, nos asalta la duda sobre las causas por las que ha quedado fuera de estas giras la isla de Gran Canaria, o Canarias en general. Siendo, como somos, uno de los principales destinos turísticos en España y Europa. De hecho, han sido muchos y vanos los intentos de los responsables municipales y de los organismos públicos en Canarias por traer alguno de los espectáculos a las Islas sin resultados, salvo la presencia de un par de artistas del Circo del Sol en el carnaval que la capital grancanaria dedicó al circo.

Pero… ¿Tiene Gran Canaria, además de la necesidad de espectáculos circenses de primera línea, alguna vinculación con estas artes? Sin lugar a dudas. De hecho, aparte de que siempre es negocio traer un circo a la capital (recordamos u extraordinario Circo Chino en el aparcamiento de Infecar, además de otros circos más ‘clásicos’) es en esta isla donde nació la mayor acróbata de la historia, la trapecista Pinito del Oro, la mujer que encandiló a los norteamericanos y a todo el mundo con su espectáculo estelar en el Ringling Bross. Tras dejar el trapecio, convertida ya en una gran estrella reconocida en todo el mundo, fundó en la capital grancanaria un museo particular que desaparecería con el tiempo, si bien su hogar en la capital grancanaria es uno de los espacios más importantes de las artes circenses en España, aunque en Albacete se vaya a crear el Museo Nacional del Circo.

Pinito del Oro, siempre genial

Asimismo, Pepa Luzardo, hace ocho años, consideró interesante la idea cuando le presenté el proyecto e incluyó en su programa electoral la creación de un Festival Mundial de Circo Pinito del Oro para la capital grancanaria. Una forma de reconocer el papel de nuestra gran artista y una posibilidad para crear un evento de invierno –con sus pasacalles y espectáculos de todo el mundo-. Pero la política tiene muchos caminos, algunos veloces y otros sinuosos que no llegan a la meta. Una ocasión perdida –y no porque Pepa no lo intentara, ya que llevamos a cabo varios intentos-, pero también una idea recuperable para lograr situar a la capital grancanaria en la esfera internacional del mundo de las artes circenses. Y eso, sin necesidad de que el Circo del Sol se apiade de nosotros y nos incluya entre las ciudades que considera rentables para su negocio…

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