Autoras sin miedo a los MENAs


  • Creadoras como Nadia Hafid o Ilu Ros han vivido de cerca el fenómeno de la migración y lamentan el rechazo a la acogida de menores llegados en pateras

Por Noé Ramón //

A la pregunta de qué opinan sobre el rechazo que surge en España a acoger a Menores No Acompañados conocidos con un cierto desprecio como Menas, la respuesta de creadoras que han vivido muy de cerca este fenómeno como Nadia Hafid o Ilu Ros es rotunda, monolítica y sin fisuras. Ambas sienten vergüenza del odio que existe en sectores concretos de España hacia la parte más desprotegida de la inmigración y ninguna se ve amenazada por el hecho de que alguno de ellos se convierta eventualmente en su vecino. Pero en general a los autores comprometidos socialmente a los que se les pregunte como Nuria Tamarit se posicionan en idéntico sentido. 

Una voz especialmente autorizada es la de la historietista catalana, Nadia Hafid, hija de migrantes por lo que pese a mostrarse cauta a la hora de ser encasillada y convertirse en abanderada de los derechos de los migrantes, no duda en dar su opinión. Esta autora recibió el premio Ojo Crítico de Radio Nacional de España (RNE) en 2022 con su obra Chacales, posterior a su primer trabajo, El Buen Padre en el que contaba la historia vivida por el suyo propio nacido en la localidad marroquí de Meknes y llegado a Cataluña hace muchos años. Pero la cuestión de la migración está presente en todas sus novelas gráficas incluida la última, Mal Olor.

A la pregunta sobre qué opinaba de las reticencias existentes para que los españoles acojan a niños migrantes en sus ciudades, no dudó en calificar de “cruel y deshumanizante” lo que está ocurriendo. Estoy al tanto. Evidentemente me parece un horror vivir siempre de espaldas y no hacerse cargo de este tipo de problemas. Aparentar que lo positivo y realmente bueno es dar la impresión de que no va con nosotros pero parece ser que es un tipo de políticas que están cada vez más extendidas”. 

Sobre esta base la autora ha hablado del auge de la extrema derecha “y cuestiones de las que muchas veces no nos damos cuenta de que están aquí y ante las que giramos un poco la espalda como si esos problemas no fueran con nosotros. Y eso es un gran peligro”, añade. En el caso concreto de menores considera “de una violencia extrema negarles sus derechos y la oportunidad de tener una vida digna y plena”, como consiguió su familia gracias al esfuerzo de su padre. 

Otra autora que ha vivido el fenómeno de la migración en primera persona es Ilu Ros, natural de Murcia y quien tras acabar sus estudios decidió en plena crisis económica irse un año a Inglaterra para buscarse la vida. Al final fueron ocho en los que no se le cayeron los anillos a la hora de trabajar en el sector de la hostelería, experiencia que ha plasmado en su última obra Una Casa en La Ciudad que en la actualidad está promocionando. “Lógicamente no sólo me parece mal que se mire con desprecio a los emigrantes en general sino que todavía es mucho peor que lo hagan con menores desamparados. Creo que deberíamos ser mucho más solidarios”

Parte de la familia de Ros tuvo que abandonar España en los años del franquismo, no por motivos ideológicos, sino económicos y también ha vivido el problema del racismo en mayor o menor medida en carnes propias y por eso conoce muy bien y doblemente este discurso. “Da igual el momento histórico, lo que se repite es que los migrantes vienen a quitarnos el trabajo, a robarnos lo nuestro, lo que para mí no pasa de ser un argumento muy simplista. A los españoles se nos ha olvidado con mucha rapidez que hemos sido emigrantes y que todavía lo seguimos siendo”.

Nuria Tamarit es una autora valenciana cuya obra aborda cuestiones sociales, políticas o medioambientales. En todos estos asuntos considera que el factor común con la migración es que “contamos con unos gobiernos que no reman a favor de una sociedad con derechos humanos reales, tanto a nivel migratorio, como laboral, social o climático. Da mucha pena y más cuando percibes que por lo visto esa va a ser la dirección hacia la que vamos en el futuro”. 

En el caso concreto de los menores calificó de “totalmente ridículo” el miedo que se intenta difundir desde ciertos sectores sociales y políticos y asegura que no se sentiría amenazada si su ciudad o su barrio los acogiera y se convirtieran en sus vecinos. Al contrario, las tres autoras ven la emigración como una oportunidad para enriquecer a la sociedad y avanzar hacia una cultura mucho más variada y rica. 

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