«Estamos aquí para pagar una pequeña parte de una deuda. La que tenemos con todas y todos los actores latinoamericanos que, desde los inicios de nuestro cine, han entregado su trabajo, su talento y su rigor a nuestras películas». Con esta contundente declaración de Mariano Barroso comenzó el homenaje que la Academia de Cine rindió al conjunto de intérpretes de América Latina que han participado en el cine español.
La Medalla de Oro 2022 fue la Medalla «del reencuentro» y fue colectiva porque recayó en el nutrido grupo de profesionales que durante décadas nos han aportado lo mejor de ellos y de sus culturas. El presidente de la Academia recordó que en nuestra cinematografía, incluso en la anterior a la Guerra Civil, las actrices y actores de América Latina han estado presentes. «Desde entonces, el contacto y el trasvase de actores y actrices entre una orilla y otra del Atlántico no ha cesado», subrayó Barroso, que entregó este reconocimiento a Cecilia Roth y Jorge Perugorría. La argentina y el cubano, que llevan décadas dejando sus huellas en nuestras producciones, fueron los encargados de representar a los demás.
«Cuando llegué aquí nunca pensé en que iba a vivir una noche como esta. Es emocionante estar aquí para todos los que hemos venido a España escapando, queriendo estar aquí por voluntad personal o buscando un destino en nuestras vidas y, por suerte, en un momento pudimos ir y venir y sumar en ambos países”, manifestó la actriz.
Arrebato, Segunda piel, Laberinto de pasiones, Otros días vendrán o Todo sobre mi madre son algunos de los títulos que ha interpretado Roth, quien, tras agradecer el premio a la Academia «y a España que nos ha dado la oportunidad de seguir viviendo aquí, no solamente de actuar», recordó que cuando empezó en el cine español «me doblaban. Ahora puedo hablar con mi acento original. Se ha normalizado los acentos cubanos, colombianos argentinos… ya no hay porque pensar en una historia para que esos personajes puedan hablar en esas extrañas lenguas».
Jorge Perugorría también agradeció el reconocimiento «al talento actoral latinoamericano», y a las oportunidades que ha tenido en el cine español –Cachito, Volavérunt, Reinas, Hormigas en la boca o Rencor–, del que subrayó «la importancia que tiene para las distintas cinematografías de América Latina».
El actor cubano deseó que el foco que ha puesto la Academia entre el «talento latinoamericano y español» tenga una continuidad. «Ojalá que el realismo mágico o lo real maravilloso siga siendo una fuente de inspiración para los cineastas españoles”, añadió.
Rodeados de familiares, amigos y compañeros de uno y otro lado del Atlántico –Malena Alterio, Imanol Arias, Marisa Paredes, Javier Godino, David Andrade, Luisa Mayol, Cecilia Suaréz, Vladimir Cruz, Daniel Freire, Rubén Cortada, Juan Carlos Corazza, Ileana Wilson, Luis Jaspe, Amaruk Kayshapanta, Linda Forero, Arlette Torres y Alejandro Marzal, entre otros–, Roth y Perugorría vieron emocionados el vídeo que recogía parte de los numerosos intérpretes latinoamericanos que forman parte de la historia de nuestro cine, desde Silvia Pinal, María Félix y Arturo de Córdova a Ricardo Darín, Gael García Bernal, Juana Acosta y Angie Cepeda, y las palabras que les dedicaron Manuel Gutiérrez Aragón, Gerardo Herrero y Ángeles González Sinde.
Rafael Portela, Mariano Barroso, Cecilia Roth, Jorge Perugorría y Beatriz Navas ©Alberto Ortega – Academia de Cine
Una desgracia con suerte
El director, guionista y escritor Manuel Gutiérrez Aragón ha viajado varias veces a Cuba –donde nació su abuela– para capturar historias, desde Una rosa de Francia a Cosas que dejó en La Habana, en las que contó con Jorge Perugorría. «Los actores y actrices latinoamericanos han dignificado nuestro cine. Nos trajeron una pasión nueva y un acento nuevo que costó que se hiciera familiar. La película La tregua, con Héctor Alterio, se aceptó que se hablara en un lenguaje que no era el castellano de Castilla, lo que fue muy importante», manifestó Gutiérrez Aragón, que en Perugorría encontró «un actor, un amigo y un poco de mi abuela».
El cuento de las comadrejas, La noche de 12 años, El último traje, Vientos de La Habana, Al final del túnel, Todos tenemos un plan, Un cuento chino, El secreto de sus ojos, Tetro, Paisito, Hormigas en la boca, Hermanas, Luna de Avellaneda, Machuca, Guantanamera… Son algunas de las 60 producciones que han llevado a Gerardo Herrero a Argentina, Cuba, Chile, Uruguay o Venezuela. El que es uno de los productores que mejor conoce el cine latinoamericano hizo números. «He trabajado seis veces con Luppi, cinco con Perugorría, dos con Cecilia y con los Alterio he batido records», contó Herrero, quien desveló que una de las cosas más divertidas era ir a casa del intérprete cubano el día en que viajaba a la isla “porque te puedes encontrar cualquier cosa”.
La guionista y cineasta Ángeles González Sinde citó a la madre de Malena y Ernesto Alterio, Ángela, que decía que era «una desgracia con suerte» el que tuvieran que viajar a nuestro país a principios de los 70 huyendo de una dictadura. «En esa España nadie hablaba diferente, era importante quitarse el acento argentino y Héctor Alterio tuvo que hacerse el español. En Las verdes praderas, películas que escribió y dirigió mi padre, Cecilia Roth está doblada. Ahora nos parece una aberración que a un intérprete le quiten la voz. ‘Una desgracia con suerte’ la que hemos tenido», apostilló.
González Sinde también mencionó «la siembra, a los maestros Cristina Rota y Juan Carlos Corazza que han entrenado a actores y actrices españoles, algunos de ellos han ganado el Oscar”; y al viaje de ida y vuelta que han hecho muchos intérpretes latinoamericanos «que pudieron volvieron donde nacieron porque cambiaron las circunstancias», apuntó la guionista de Segunda piel y Antigua vida mía –cintas en las que participó Roth–, que quiso dedicarse al cine viendo Martín Hache, de Adolfo Aristaraín, con Federico Luppi, Juan Diego Botto y Cecilia Roth.
El acto, al que también asistió la directora general del ICAA Beatriz Navas, finalizó con una foto de familia de todos los intérpretes latinoamericanos presentes en la sala.