‘Eat to the Beat’ reúne a Gus Gus, Nacho Vegas, The Hooten Hallers y Wasabi Cru


  • El ciclo de conciertos celebra su sexta edición en octubre y noviembre en los escenarios del Auditorio Alfredo Kraus y el Espacio Miller, en Santa Catalina
  • El soul y jazz elegante de la formación malagueña Wasabi Cru abre la temporada el 21 de octubre en la sala Jerónimo Saavedra

Cuatro artistas, dos internacionales y dos nacionales, protagonizan un ecléctico y bien templado menú sonoro con el que el ciclo de conciertos Eat to the Beat afronta su sexta edición, que se celebra en la capital grancanaria los próximos 21 y 29 de octubre y 5 de noviembre. Un proyecto organizado por Salan Producciones en colaboración con el Área de Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y la Fundación Canaria Auditorio y Teatro de Las Palmas de Gran Canaria, que este año presenta como novedad la incorporación del escenario del Espacio Miller, en el parque de Santa Catalina, junto a la sala Jerónimo Saavedra en el Auditorio Alfredo Kraus, en el que tendrán lugar dos de los cuatro conciertos de Eat to the Beat.

El soul y jazz sofisticado de la formación malagueña Wasabi Cru, el enérgico pulso blues rock de los estadounidenses The Hooten Hallers, la orfebrería sonora del asturiano Nacho Vegas, y la electrónica de baile que predica la banda islandesa Gus Gus, son protagonistas de este ciclo de conciertos cuyas entradas ya están a la venta, en la web del Auditorio Alfredo Kraus, https://auditorioalfredokraus.es/ciclo/eat-to-the-beat/59 y en el portal Entrees.es. El Auditorio ha puesto a la venta un bono para los dos conciertos que acoge de este ciclo, Wasabi Cru el 21 de octubre, y The Hooten Halers el 29 de octubre, al precio de 30 euros.

La primera de las citas del ciclo Eat to the Beat en 2022 llega el viernes 21 de octubre, a las 20.30 horas, en la sala Jerónimo Saavedra del Auditorio Alfredo Kraus, con Wasabi Cru. Una singular propuesta musical la de esta formación de Málaga, en activo desde el verano de 2018, cuyo repertorio es una elegante coctelera de fusión en la que cabe el funk, r&b, soul, neosoul o jazz. Composiciones propias y arreglos de clásicos de Nina Simone, Janis Joplin y Stevie Wonder, entre otros, además de guiños a Lauryn Hill o Erykah Badu se encuentran en un repertorio que pregona e invita a la fiesta colectiva en los directos de Wasabi Cru.

La segunda entrega de Eat to the Beat, el sábado 29 de octubre, se presenta con un doble programa en dos espacios distintos de la capital grancanaria: The Hooten Hallers, el explosivo trío de Columbia, Missouri, que practica una suerte de enérgico e inclasificable blues rock y country punk, en la sala Jerónimo Saavedra, en el Auditorio Alfredo Kraus, a las 20.30 horas; y Gus Gus, islandeses de latido digital que experimentan con el pop y el house vocal con una elegancia que los sitúa en los puestos nobles de la escena electrónica internacional, que convertirá ese mismo sábado 29 de octubre el Espacio Miller en una pista de baile, a partir de las 22.00 horas.

The Hooten Hallers es un trío de pulso analógico, guitarra, batería y saxo, que surfea por una amalgama de estilos como el rhythm & blues, rocknroll, jazz, soul y punk, que integran John Randall (guitarra), Andy Rehm (batería) y Kellie Everett (saxo). Formados en Columbia en 2006, inicialmente como dúo entre John Randall y Andy Rehm, empezaron tocando en locales y fiestas caseras hasta que tuvieron local propio. La incorporación al proyecto en 2014 de la saxofonista Kellie Everett derivó en el sonido y la actitud que los puso en la carretera gracias a un directo incendiario que convierte cada concierto en una experiencia difícil de olvidar para el público que sigue sus actuaciones. Las referencias a George Thorogood, Morphine y Tom Waits son habituales a la hora de situar al espectador en las coordenadas de The Hooten Hallers, pero toda comparación se queda corta tras descubrir sus evoluciones en directo. Cualquier etiqueta acerca de la propuesta sonora de The Hooten Hallers es errática debido a la cantidad de influencias y elementos de un sinfin de estilos que convergen en canciones que derivan en un blues estridente o en una balada country, por situarse en dos de los extremos de su registro musical.

En 2012, The Hooten Hallers firmaban con el sello Big Muddy Records, tras haber autoeditado algunos trabajos. Fruto de la asociación con esta disquera son los albumes Greetings From Welp City! (2012), Mountain of Pain (2016) o The Hooten Hallers (2017). Su última grabación es Live in Missouri (2018), un directo que da cuenta de la energía que desprende la banda en directo, y que con el paso del tiempo y los escenarios se ha convertido en una de sus señas de identidad.


El baile islandés

Desde Islandia llegan Gus Gus, cuya propuesta sonora conduce directamente a la pista de baile. La cita con estos francotiradores de la electrónica es en el Espacio Miller, y será la oportunidad de comprobar el estado de forma de este colectivo con 25 años de trayectoria, cuyo trabajo ha transcendido las fronteras del género. “El emblemático conjunto islandés subvierte el formato tradicional de la música electrónica, oscilando entre el hardware analógico y la canción cósmica para provocar su propia cepa embriagadora de electrónica”, señala la banda acerca de su propuesta. El ciclo Eat to the Beat será el escaparate para descubrir el último álbum de los de Reikiavik, Mobile Home, que presenta a unos renovados Gus Gus, con Birgir Þórarinsson y Daníel Ágúst, dos de los miembros fundadores, y la voz de Margrét Rán, del grupo islandés de indie pop Vök, con la que el proyecto se abre igualmente un nuevo ciclo en lo musical. Un disco concebido como su trabajo más ambicioso hasta la fecha, y que según el grupo “se hace eco del propósito olvidado del mundo, perdido entre pantallas de distracción y conciencia material”. Temas como Higher y Stay The Ride son las cartas de presentación de la nueva saga Gus Gus, tras la incorporación de Margrét Rán al proyecto, que se incluyen en el reciente álbum Mobile Home.

En Gus Gus se encuentran la cultura de club más moderna y los ecos de un pasado electrónico no tan lejano en el que la banda ha tenido su protagonismo. Formados en 1995 con voluntad de colectivo artístico multimedia, la banda tendría eco mundial con el sello 4AD con el discoPolydistortion (1997), al que seguiría This Is Normal (1999), en el que ponían el foco en el pop y house vocal con excelentes resultados. Gus Gus vs. T-World (2000), Attention (2002), 24/7 (2009), Arabian Horse (2011), Mexico (2014) y Lies Are More Flexible (2018) -en el que apuestan por el downtempo y otras fusiones, con guiños al italodisco y synthwave de los años 80-, son los títulos de una discografía que “desafía los géneros” y dibujan una fructífera trayectoria de experimentación y evolución continua con un sonido concebido para el baile.

La última de las fechas del sexto envite del ciclo de conciertos Eat to the Beat, el 5 de noviembre, tiene de protagonista a Nacho Vegas, que recala en la capital grancanaria con la gira Mundos inmóviles derrumbándose, título de su último trabajo de estudio publicado en enero de este mismo año, con la que recorre distintas ciudades españolas. Un trabajo éste en el que el músico de Gijón coge impulso de nuevo para volver a la carretera, arropado por una nueva banda que le acompaña en esta gira, y que integran Ferran Resines, Hans Laguna, Joseba Irazoki, Juliane Heinemann y Manu Molina. Una colección de canciones en las que pone el foco sobre la sensación de soledad, los sentimientos y la ternura humana, entre otras cuestiones que aflora en unos textos y unas composiciones que presiden un cambio de ciclo fruto de los que no ha tocado vivir en los dos últimos años. Piezas como La flor de la manzana -el single del álbum-, El don de la ternuraEl mundo en torno a ti, La séptima ola o Esta noche nunca acaba, son estampas de la cosecha reciente de Nacho Vegas que se incluyen en este disco, y que podrá descubrir en directo el público grancanario.

El compositor y músico asturiano es una de las voces más respetadas en el ámbito de las músicas populares en el mercado nacional y en América Latina. Es Nacho Vegas un cantautor al que le quedó corta la etiqueta hace tiempo gracias a un puñado de canciones mayúsculas, y cuyo universo e inquietudes musicales, sociales y también vitales, están más próximos al rock y al folk menos doméstico, a las hechuras de lo que fue la canción protesta. Dos décadas de trayectoria profesional en solitario -formó parte de las bandas Eliminator Jr y Manta Ray- desde que publicara su debut con Actos inexplicables (Limbo Starr, 2001) han convertido a Nacho Vegas en una de las voces más respetadas en el ámbito de las músicas populares tanto en el Estado como en América Latina.

Ha publicado más de una decena de referencias, entre ellas Cajas de música difíciles de parar (2003), Desaparezca aquí (2005), El manifiesto desastre (2008), La zona sucia (2011) o Resituación (2014), además de numerosas colaboraciones y singles. De su producción más reciente, destacar el recopilatorio Oro, salitre y carbón (2020) y triple álbum Violética (2018), ambos en el catálogo del sello Oso Polita, etiqueta con la que se publica el último álbum y motivo de la gira que lo trae a Gran Canaria, Mundos inmóviles derrumbándose.

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