EEUU recobra la normalidad tras la toma de posesión de Joe Biden como 46º presidente


A dos semanas de que seguidores de Donald Trump asaltaran el Capitolio, Estados Unidos reconquistó su templo a la democracia el miércoles con la transición de poder, pero la investidura de Joe Biden fue como ninguna otra en medio de una pandemia y temores de más violencia.

Para empezar, su doblemente enjuiciado antecesor Donald Trump estuvo ausente, ya que abandonó Washington horas antes, dejando a su vicepresidente Mike Pence el encargo de encarnar la transmisión, y la continuidad, del poder en Estados Unidos.

También estuvieron ausentes las multitudes que siempre convergen en la explanada del «National Mall» en los días de investidura, reemplazadas por miles de banderas en representación de los 400.000 estadounidenses que perdieron la vida por la pandemia de covid-19 y de aquellos que no pudieron estar para evitar nuevos contagios.

El espacio verde frente al Capitolio estaba de hecho desierto, sin contar unos cientos de diplomáticos, invitados oficiales y familiares que hicieron frente al viento frío, temperaturas bajas y un poco de nieve para ver el juramento de Biden como el presidente número 46 de Estados Unidos.

«Ese espacio no está vacío», dijo a la AFP el congresista demócrata John Garamendi al referirse al «Mall» frente al Capitolio.

«En la era del covid, en la era de Trump, no podemos estar allí», dijo, pero «ese Mall está repleto de la esperanza de Estados Unidos».

Más allá de una negra valla de metal que rodeaba al Capitolio, filas de efectivos de la Guardia Nacional observaban parados en atención, fuertemente armados como un recordatorio visible de los hechos violentos que se dieron en el edificio el 6 de enero pasado, y trastocaron al país.

La tribuna temporal que se arma en el Capitolio estaba dos tercios vacía debido a las medidas de distanciamiento social, que relegaron a legisladores como el representante republicano Jim Jordan y el senador demócrata electo por Georgia Jon Ossoff a un nivel por debajo del escenario.

Más arriba, la banda musical del cuerpo de Infantes de Marina anunció la llegada de Biden, que saludó con un puño a Barack Obama, al que sirvió como vicepresidente por ocho años entre 2009 y 2017.

Pence fue visto dialogando con los expresidentes Bill Clinton (1993-2001) y George W. Bush (2001-2009).

También intercambió algunas palabras con su sucesora Kamala Harris, que se metió en la historia como la primera mujer, pero también la primera persona negra y la primera persona de ascendencia del sur de Asia en ocupar ese cargo.

Y el futuro dirá si entre Harris y Pence se dilucidará la elección presidencial de 2024.

Luego de ser investido, Biden -que llamó a la unidad nacional en su discurso inaugural y pidió un momento de silencio y oración por los muertos por la pandemia- hizo una prioridad el hablar con el senador republicano Mitch McConnell.

Un fuerte aliado de Trump, el poderoso líder indicó que no descarta votar para condenar al millonario por incitación a la insurrección en el juicio político en su contra, que debe empezar pronto en el Senado.

Ossoff, cuya inesperada victoria en Georgia el 5 de enero ayudó a los demócratas a tomar el control del Senado, expresó optimismo en que «los cimientos de la democracia» prevalecerán a pesar de los disturbios recientes.

«Estamos dando vuelta la página a los últimos cuatro años y ahora necesitamos unir a este país para derrotar este virus y proveer alivio económico a las personas», dijo.

Para el expresidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan, un republicano marginado por facciones derechistas en 2018, el operativo de seguridad fue «surrealista».

Pero resumió lo que muchos sin duda estaban pensando durante la investidura:

«Simplemente estoy feliz de estar en 2021 y decirle adiós a 2020», dijo a la AFP.

«Es importante respetar nuestro proceso -que se enfrentó a pruebas que no habíamos visto en nuestras vidas y las pudo superar».

BreYhana Johnson, 23 años, asistente en el Senado e integrante de la fraternidad negra Alfa Kappa Alfa al igual que Harris, dijo «estar tan agradecida» por verla hacer historia y por ser testigo de una transición de poder después del asalto al Capitolio.

«Pese a que tuvimos un acto de… terrorismo doméstico, el espectáculo debe continuar», dijo Johnson. «Seguimos adelante hoy y el odio no va a ganar».

La ceremonia, tan austera como fue, igual tuvo sus momentos glamorosos.

Lady Gaga, con un vestido negro y rojo y un micrófono dorado, cantó el himno nacional.

Y Jennifer Lopez cantó «This land is your land» (Esta tierra es tu tierra) antes de gritar en español: «íUna nación bajo Dios, indivisible, con unidad y justicia para todos!».

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