El Cabildo edita el libro ‘Agaete, fragmentos de memoria’, un desolador relato sobre la represión selectiva acontecida en 1937


·        El volumen escrito por Concepción Trujillo y Juan Antonio Jiménez se presenta el día 3 de mayo, a las 19.00 horas, en la sede de la Sociedad del Valle del citado municipio

Las Palmas de Gran Canaria, 27 de abril de 2018.- Los quince días que transcurren entre el 18 de marzo y el 4 de abril de 1937 son aún recordados por muchos vecinos y vecinas de Agaete como unas jornadas trágicas llenas de terror y dolor. La brutal represión selectiva ejercida por la guardia civil y las partidas de falangistas amparadas por las autoridades franquistas en el municipio del noroeste de Gran Canaria, se transcribe con nombres y apellidos en el libro ‘Agaete, fragmentos de memoria’, escrito por Concepción Trujillo y Juan Antonio Jiménez Dámaso, que el Cabildo grancanario acaba de editar y presentará el próximo día 3 de mayo, a las 19.00 horas, en el local de la Sociedad del Valle de dicha localidad.

El volumen, fruto de una colaboración entre el Cabildo de Gran Canaria y la Escuela de Arte y Superior de Diseño Gran Canaria, se inscribe en el compromiso que el gobierno de la isla que preside Antonio Morales mantiene con la recuperación de la memoria histórica y los derechos de las personas desaparecidas víctimas de la Guerra Civil.

Los testimonios de los familiares de los desaparecidos en el Valle de Agaete se suceden en las casi 200 páginas de este libro en el que Conchita Trujillo, hija de un maestro nacional nombrado por Alfonso XII y alcalde republicano de Gáldar, narra la desolación colectiva de los seres cuya vida quedó para siempre marcada por la tiranía del régimen ejercida tras el golpe militar y los primeros años de la Guerra Civil Española.

En la presentación del libro ‘Agaete, fragmentos de memoria’ participarán, además de Concepción Trujillo, el consejero insular de Cultura, Carlos Ruiz, el alcalde de Agaete, Juan Ramón Trujillo, el historiador Sergio Millares y Pedro López, director de la Escuela de Arte y Superior de Diseño Gran Canaria.

Según admite la autora del título en su introducción,  ha querido dejar constancia de las historias de vecinos respetables, humildes y demócratas de Agaete a los que, como a mi familia, les fue golpeada y truncada su felicidad, de aquellos a los que, por algún motivo, sufrieron torturas, vejaciones, humillaciones y desapariciones que marcaron el devenir de sus vidas. Trujillo señala que su pretensión no es otra que ofrecer un sencillo y sentido homenaje a todas las víctimas de la dictadura que desgarró en sufrimiento y dolor de Agaete.

Un total de 180 testimonios recogidos en Agaete a familiares de represaliados integran el bloque principal de la obra, que concluye con un texto elaborado por el catedrático de Geografía e Historia, Cristóbal García del Rosario. Entre ellos los jornaleros Emiliano García, Juan Vega, Santiago Godoy, Antonio Sosa y José Álamo, los comerciantes Justo García y Gregorio Dámaso, el matarife César Expósito Rosario, el arriero Domingo Rosario, el maquinista de pozo Faustino Vega, el medianero  Juan Valentín Suárez, los marineros Pedro Gregorio Méndez y Sebastián Nuez, el zapatero Clemente Dámaso, el filatero Santiago Dámaso… Episodios trágicos que se cruzan en un pequeño pago en el que aún hoy en día muchos de sus vecinos comparten plaza, iglesia, farmacia o supermercado, conociendo dolorosamente los lazos familiares que aún los une a la historia de sus fallecidos, fueran opresores o represaliados.

Como señala Concepción Trujillo “su intención nunca ha sido molestar a nadie. Puedo afirmar que los entrevistados, con una margen del 99 por ciento ni olvidan ni perdonan la tragedia cometida contra sus familias. Y aunque todavía, sobre todo los hijos de los desaparecidos guardan algunas distancias con los hijos de los falangistas, que todavía los defienden, la convivencia es civilizada y en algunos casos hasta hay buena amistad entre ellos”.

Un relato de terror que no es ficción

Para el historiador Sergio Millares este libro de Concepción Trujillo reconstruye los gravísimos acontecimientos que  tienen lugar en el municipio de Agaete durante la infausta noche del 4 de abril de 1937 y días sucesivos. “Es como un relato de terror, con la salvedad de que no es ficción sino realidad pura y dura. Y una realidad contada por los familiares de muchos de los 28 desaparecidos en Agaete, es la historia oral de los olvidados y olvidadas que, por fin, ve la luz después de 80 años de silencio”, escribe en el prólogo titulado ‘Agaete, una historia sepultada’ elaborado para esta edición.

La resistencia al golpe militar de 1936 fue considerablemente activa en la zona norte de Gran Canaria. Lo ocurrido en municipios como Arucas, Gáldar y Agaete marca el momento álgido de un ciclo represivo en la isla que arroja como violento resultado la desaparición de 103 vecinos de esos pueblos: 62 de Arucas (18-19 de marzo de 1937), 13 de Gáldar (1 de abril) y 28 de Agaete (4 de abril). Si en el caso de los desaparecidos de Arucas y Gáldar fueron asesinados y arrojados a los pozos que rodean el casco urbano de la primera ciudad, las fuentes orales sostienen que los de Agaete fueron conducidos para ser torturados en la comisaría de la calle Luís Antúnez del barrio de Las Alcaravaneras (que hoy ocupa el colegio La Salle) para más tarde ser arrojados al interior de la Sima de Jinámar, tubo volcánico de 80 metros de profundidad.

Como expone Millares en el prólogo “muchas de las víctimas desconocerán los motivos por los que tienen que morir en Canarias durante la guerra civil, entre 1936 y 1939”. Quizás por ello la historia íntima de los desaparecidos de Agaete no puede olvidarse, como la de ningún otro represaliado. El historiador concluye su texto confiando en que este libro sea muy necesario para los propios vecinos y vecinas de Agaete. “Es imprescindible que lo lean, que lloren con sus historias, que se abracen unos y otros, que los hijos e hijas de las víctimas, que sus nietos y nietas, puedan levantar sus cabezas y mostrar orgullo por sus mártires, y que todos los miembros de la comunidad reconozcan esta historia como propia y la cuenten a sus descendientes para que nunca más puedan ocurrir unos hechos como aquellos”, concluye.

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