El Cabildo presenta el resultado del sondeo subacuático realizado en El Burrero


Los trabajos en la quinta campaña desarrollada alrededor del pecio hundido hace casi tres siglos  recuperan restos de pipas cerámicas, cubertería y piedras de sílex, entre otros objetos

Las Palmas de Gran Canaria, 7 de marzo de 2018.- El Cabildo de Gran Canaria ha presentado los resultados de la última intervención arqueológica subacuática llevada durante los pasados meses de enero y febrero en las aguas de la playa de El Burrero, en la costa del municipio de Ingenio, bajo las que reposa, a escasos treinta metros de la orilla, una embarcación histórica del siglo XVIII.

El consejero de Cultura, Carlos Ruiz, acompañado del alcalde de Ingenio, Juan Díaz, y su concejal de Playas, Chani Ramos, visitaron en la mañana de hoy las dependencias de la sede del Club Náutico de El Burrero en el que están depositados algunos de los restos recuperados de este pecio hundido hace casi tres siglos y descubierto en 1962 por el buceador Tomás Cruz.

En el transcurso de la quinta campaña que se desarrolla en este pecio, un equipo de tres personas dirigido por el arqueólogo sevillano especializado en intervenciones subacuáticas, Josué Mata Mora, invirtió un total de 120 horas de inmersión con la finalidad de delimitar sus restos y analizar el estado de conservación del maderamen que se había documentado en la campaña de 2008.

Asimismo, en campaña citada la Consejería de Cultura, Patrimonio Histórico y Museos del Cabildo, en cuyos trabajos ha invertido  18.000 euros, perseguía determinar con precisión mediante el uso combinado de técnicas tradicionales (planimetría subacuática) y levantamiento fotogramétrico (Photoscan) la fecha posible del naufragio, así como la función de la embarcación, posible destino y pabellón del mismo.

La prospección se llevó a cabo a unos 3-4 metros de profundidad, en un fondo de arenas y piedra de la zona de costa de El Burrero. Según los expertos, la cercanía de los restos a la costa y la escasa profundidad a la que se hallan han influido notablemente sobre este yacimiento. Erosión, expolio y antropización han sido una constante en la historia de este naufragio.

A partir de los primeros indicios, el equipo de arqueólogos subacuáticos ha podido determinar que nos hallamos ante una embarcación de cierto porte, con construcción a esqueleto previo, datada probablemente a mediados del siglo XVIII. De momento, el sistema de construcción (uso de encabillado de madera, presencia de un doble forro de madera, presencia de claras notables entre cuadernas) apunta a una posible procedencia inglesa.

Restos recuperados

Asimismo, se ha documentado la abundante presencia de piedras de sílex, si bien esta intervención deja claro que la función principal del mismo era la de servir de lastre del barco (y no la de pedernal de armas de fuego, como se había sugerido en otras intervenciones). Este dato permite también vincular la construcción del barco a las costas inglesas o europeas, donde esta materia prima es muy abundante (y existía una compra y venta de lastre registrada en documentos de la época).

Por otra parte, la cerámica hallada en este contexto se reduce a fragmentos muy escasos de unas producciones de cerámica denominadas  “a la sal” (Stoneware), que se inician en Renania (Alemania) en el siglo XVI y son posteriormente imitadas por los talleres de Devon (Inglaterra)  en el siglo XVII y XVIII.

Se han documentado también restos de pipas cerámicas, muy usadas en los contextos marineros de la época, con marcas de fabricación que podrían situar su fabricación entre Holanda e Inglaterra entre los siglos XVII y XVIII. Asimismo, se han recuperado restos de la cubertería de a bordo, como un cucharón de peltre con restos de decoración barroca, posiblemente empleado para el servicio de oficiales.

En 1741, siendo Capitán General Andrés Bonito Pignatelli, entran en la  ensenada de Gando dos barcos corsarios ingleses procedentes de Funchal (Madeira) para capturar un buque español llamado El Canario, que estaba fondeado en la bahía para ser reparado. Tras repeler el ataque, los corsarios huyen hacia el sur. La hipótesis mantenida por los investigadores mantiene que la corbeta corsaria, muy dañada y con pocos supervivientes según el relato de Viera y Clavijo, posiblemente no fue capaz de maniobrar en su huida y, tras una operación a la desesperada posiblemente encalló con el roque y terminó por hundirse en la playa de El Burrero.

A la propuesta de delimitación del yacimiento arqueológico se sumó la operación de cubrimiento de los restos con arena una vez finalizada la intervención para su protección.

Hay que recordar que el citado pecio de la playa de El Burrero figura en la carta arqueológica del municipio de Ingenio con el número de registro 11.032 y que fue el primer yacimiento subacuático de esta naturaleza excavado en Gran Canaria con un permiso administrativo. Según los especialistas posee características únicas en el Archipiélago Canario dado que de momento es el único pecio documentado de época moderna con restos de estructura de madera. Este hecho lo dota de unas características excepcionales, tanto para el estudio de la historia naval durante el antiguo régimen como para la difusión de aspectos relacionados con dicha actividad, con el comercio, el transporte antiguo y el patrimonio cultural subacuático en Gran Canaria.

16 piezas de artillería

Pasado medio siglo desde su descubrimiento y tras cuatro intervenciones arqueológicas desarrolladas en 1962, 1968, 1994 y 2008, el Cabildo vuelve a insistir en los restos de la embarcación sumergida en El Burrero, uno de los sitios arqueológicos subacuáticos más interesantes de Gran Canaria, tanto desde el punto de vista histórico-científico como patrimonial.

16 nuevos yacimientos subacuáticos

De los 132 nuevos enclaves que el Cabildo de Gran Canaria ha incorporado recientemente a la Carta Arqueológica de la isla que no se actualizaba desde hace 14 años, 16 son de carácter subacuático, lo que constituye algo más del 10 por ciento del total y representa un área delimitada de 819,20 hectáreas. Se pretende con ello proteger uno de los bienes patrimoniales más frágiles y de más compleja tutela como son los restos subacuáticos. 

Según la Convención para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, integran este patrimonio “todos los rastros de existencia humana que tengan un carácter cultural, histórico o arqueológico, que hayan estado bajo el agua, parcial o totalmente, de forma periódica o continua, por lo menos durante 100 años”.

Por su parte, la Ley de Patrimonio Histórico de Canarias define el patrimonio arqueológico canario como aquel integrado por los bienes inmuebles y muebles –por ejemplo, los pecios- de carácter histórico susceptibles de ser estudiados con metodología arqueológica, hayan sido o no extraídos y tanto si se encuentran en la superficie como en el subsuelo o en el mar territorial.

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