El Coloquio sigue la travesía de La Candelaria para llegar a santuarios prehispánicos de Cuba


· La Casa de Colón acoge hoy, en la tercera jornada del Coloquio de Historia Canario-Americana, casi 60 ponencias de múltiples temáticas, como inmigración y la relación entre la Inquisición y la Ilustración en Canarias

La travesía atlántica de la Virgen de La Candelaria por diferentes santuarios prehispánicos de Cuba y Veracruz de la mano de las migraciones canarias durante la primera globalización religiosa es una de las casi 60 ponencias que acogió hoy el Coloquio de Historia Canario-Americana en su tercera jornada. 

Abel Juárez, de la Universidad Veracruzana de México, detalló que la península Ibérica reflejó el crisol cultural socioreligioso, que incursiona con los esclavos negros, y en la que destacan fenicios, árabes, judíos, griegos, cartagineses, romanos, turcos, marroquíes y gitanos, por tanto no es novedad que el santoral católico se sostuvo con credos cuyas representaciones espirituales se veneraban en sitios alejados de tierras castellanas.

Bajo este contexto, la esclavitud africana que arriba a Europa, Cuba y México vía Canarias, aporta elementos simbólicos que se sincretizan en la religión yoruba con la cual fusiona sus raíces ancestrales, manifestando una influencia anímica contundente. Juárez detalló que ya Sánchez Álvarez, en el libro confluencias culturales entre Canarias, Cuba y Veracruz, sostiene que a Cuba, al igual que a América, la Candelaria llegó con las migraciones canarias y se incrustó en la diversidad de vírgenes de Camagüey, Cienfuegos, Sancti Espíritu y ciudad Candelaria. ‘La morenita’ se traslada a santuarios de la Nueva España destacando su presencia en Tlacotalpan y en todo el periplo le precedió el apoyo del fervor isleño.

Además de la travesía de La Candelaria, el Coloquio acogió la conferencia ‘Movimientos migratorios en Canarias: de la emigración a América a la inmigración a África’, a cargo de Miriam Brandon, quien detalló que “los canarios hemos demostrado ser mejores emigrantes que sociedad de acogida”.

En su presentación, que forma parte de una tesis doctoral que presentará próximamente, Brandon detalla que desde el siglo XVI los flujos migratorios que partían desde Canarias a América fueron una constante, especialmente a Puerto Rico, Cuba, Venezuela, y también a Argentina y Uruguay, donde 25 familias canarias fundaron Buenos Aires y otras 30 Montevideo en 1728.

Pero el carácter emigratorio de la población canaria comenzó a sufrir alteraciones durante los 60 y 70 del pasado siglo, cuando el boom turístico y una mayor estabilidad económica atrajeron a las islas a jubilados del centro y norte de Europa, y en 1989 comenzó la llegada de latinoamericanos, muchos de ellos nietos y biznietos de canarios.

Y a la vez, comenzaron los movimientos migratorios desde África, ya que hasta entonces eran casos aislados de refugiados de Guinea Ecuatorial y el Sáhara Occidental. En pocos años, explica, Canarias se convirtió en una de las principales puertas de entrada desde África a Europa. Sin embargo, detalla que pese a las reticencias de una parte de la sociedad canaria a la llegada de africanos, más de la mitad de la población extranjera en Canarias es europea y latinoamericana, aunque las migraciones de África son más clandestinas y constantes que en el pasado.

En los últimos años los indicadores señalaban un aumento de la inmigración clandestina y del 1 de enero al 15 de noviembre de 2020 estos indicadores se materializaron y ya se contabilizan 16.760 personas que han entrado de manera irregular vía marítima, un 1.019 por ciento más que el mismo periodo del año anterior, cuando fueron 584.

“Los procesos migratorios africanos dejaron en evidencia la escasa preparación de Canarias para recibir un contingente tan intenso como inesperado, la crisis de los cayucos se superó y las instituciones, tanto locales como nacionales, ganaron experiencia en gestión de flujos migratorios, pero los últimos meses han demostrado que no se aprendió lo suficiente”, resumió.

Por su parte, los historiadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Espino y Juan Manuel Santana, impartieron en el Coloquio la conferencia ‘Ilustración, Iglesia y sociedad canaria’, en la que hicieron un repaso por cómo la Inquisición trató de controlar la modernización y el pensamiento ilustrado en las Islas con el procesamiento de 105 eclesiásticos canarios entre 1741 y 1820, cuyos juicios quedaron en su mayoría en suspenso.

Este trabajo de investigación tiene como objetivo estudiar la Ilustración en las Islas ya que no existen estudios sobre ella y está abordada desde el Santo Oficio, una institución eclesiástica muy conservadora que trató de impedir los avances ilustrados porque defendían una cierta libertad de pensamiento, explicaron.

El estudio se centró en los miembros de la Iglesia más avanzados y reformistas que fueron procesados por la Inquisición, ninguno de ellos obispos ni de la alta jerarquía eclesiástica, como fue el caso de Viera y Clavijo o Raimón. De los 105 procesamientos, 37 fue por proposiciones, es decir, por defender algo que la Inquisición consideraba herético y muchas de esas cuestiones tienen que ver con la ilustración porque eran pensamientos reformistas y avanzados, mientras que tres delitos eran contra el Santo Oficio, por hablar mal de la Inquisición o leer libros prohibidos.

Fin de la esclavitud en Cartagena

Por otro lado, Sandra Milena, de la Universidad Pablo de Olavide, ofreció la ponencia ‘Ellas y las ganas de libertad. El fin de la esclavitud en Cartagena, Colombia, a mediados del siglo XIX’, en la que explicó que en 1821 se produjo el fin de la reproducción “natural” de la esclavitud en Colombia con la promulgación de una Ley de Vientres, con la cual los hijos de esclavas nacerían libres bajo nuevos parámetros de sujeción de los amos de sus madres. Desde entonces, la población en condición de esclavitud se redujo paulatinamente.

Desde 1835, fecha en la que se realizó el censo más detallado de la República, hasta 1851, las mujeres esclavizadas en la ciudad de Cartagena habían disminuido su número hasta un 65 por ciento aproximadamente. El 21 de mayo de 1851 se acordó la ‘Ley Sobre libertad de esclavos’ que abolió definitivamente la esclavitud en territorio colombiano: desde el 1 de enero de 1852 serían libres todos los esclavos y esclavas existentes en el país. Entre 1850 y 1852 el 62 por ciento de la población liberada por la Junta Provincial de Manumisión de la Provincia de Cartagena fue femenina, aunque las mujeres esclavizadas no esperaron la abolición definitiva de esclavitud para buscar escapar de dicha condición.

Todas las conferencias de la XXIV edición del Coloquio de Historia Canario-Americana, con más de 40 años de historia, pueden seguirse en directo a través de los canales de YouTube y Facebook Live del museo para adaptarse a las restricciones sanitarias. La información y el programa completo de esta cita académica bienal, que tiene como temática ‘Los procesos de globalización en el Atlántico’, está disponible en la web  www.coloquiosdehistoriacanarioamericana.com.

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