Michel Jorge Millares // Si hay una obra de ingeniería emblemática en Gran Canaria, la más retratada y evocadora de la isla, es sin duda el faro de Maspalomas. Uno de los hitos de ingeniería que fuera realizado por el ingeniero Juan de León y Castillo. Pero, también como tantas cosas, es uno de los más grandes despropósitos que esta ‘cagada de mosca en el océano’ (como acertadamente definieraPancho Guerra a las islas) que nos cuesta un dineral en proyectos inútiles, años perdidos y una solución definitiva propia de la mediocridad de los políticos a los que ha tocado participar en esta errática travesía cuyo desenlace va a ser otra oportunidad perdida.
Amén del baile administrativo entre la Autoridad Portuaria, Ayuntamiento y Cabildo, cada cual quitándose el ‘muerto’ de encima y sin una idea clara de la gran oportunidad que supone este icono en el corazón del principal destino turístico de Europa en invierno, nos encontramos con un proyecto que lleva años para ejecutarse que supondrá un uso poco atractivo (en mi modesta opinión) para servir como revulsivo de atracción turística: un museo o centro etnográfico e histórico de Gran Canaria.
Atrás quedan las inversiones de mantenimiento que realizó el Ayuntamiento tras recibir el edificio, para que una alcaldesa se desentendiera de esta joya y cediera al Cabildo la titularidad y el liderazgo. Un Cabildo que lleva casi ocho años para dar uso al edificio, con muchísimo dinero gastado (y lucro cesante), sin escuchar la voz de quienes abogábamos por una idea innovadora y moderna para ese espacio, frente a la creación de un nuevo centro artesano y etnográfico que tiene su sentido y razón de ser, pero que no deja de ser una más de las ofertas de este tipo que hay en la isla y que no aporta nada novedoso a la oferta internacional que debe distinguir los destinos turísticos.
Pero lo que más me apena es que la primera reunión que mantuvimos para los preparativos del 50 aniversario de Maspalomas Costa Canaria, en octubre de 2011, fue con el entonces consejero del cabildo Juan Domínguez, responsable de la Consejería sobre la que recaía el proyecto para el faro de Maspalomas. En la reunión, con el apoyo decidido del alcalde de San Bartolomé de Tirajana, Marco Aurelio Pérez, el concejal de Turismo, Ramón Suárez, y yo como comisario del cincuentenario y portador de una propuesta que considerábamos un revulsivo (más) para el destino.
La respuesta fue negativa. Según el entonces consejero, las obras iban a iniciarse de inmediato y el concurso estaba adjudicado y cambiar el rumbo supondría perder mucho dinero. ¡¡¡Y nos lo creímos!!!
Lo cierto es que hoy, 15 de junio de 2016, casi cinco años después, escucho en la radio que no se adjudicó ni se inició ningún proyecto. Además, van a tener que destinar 600.000 euros para el proyecto de un centro etnográfico e histórico de Gran Canaria para que lo visiten los turistas. Recuerdo que hace unos dos años, el entonces consejero de Cultura, Luis Larry Álvarez, afirmó que se incluiría en el mismo edificio alguna referencia al paso de Cristóbal Colón por Maspalomas… Pero ahí está, sin proyecto ni con posibilidad de que se abra en breve.
Yo, qué quieren que les diga. Harto estoy de la falta de visión de los políticos, pero más doloroso es la falta de gestión que es lo único que podría salvar su paso por el control y uso (o abuso) del dinero de todos los contribuyentes.
Lo cierto es que perdimos la oportunidad de contar en el faro de Maspalomas con el primer Centro de Interpretación Mundial del Turismo, apoyado por la Organización Mundial del Turismo y que diera al visitante las claves de la importancia de Gran Canaria y el Archipiélago como destino turístico a lo largo de la historia de la Humanidad. Una oferta única en el mundo para un destino también único. Así nos va y otra vez será…