El Gobierno coordina con el Cabildo de Tenerife la difusión del patrimonio arqueológico del Teide


El director general de Patrimonio Cultural mantiene una reunión de trabajo con el Cabildo de Tenerife y la dirección del Parque Nacional para armonizar políticas de investigación y divulgación

El Gobierno de Canarias, en coordinación con el Cabildo de Tenerife y los responsables del Parque Nacional del Teide, trabaja en un proyecto a corto plazo que ponga en valor el importante y rico patrimonio arqueológico que se extiende en las Cañadas del Teide, hoy por hoy, poco conocido en el conjunto de la ciudadanía canaria y, aún menos, por los más 3.700.000 personas que lo visitan, lo que pone de manifiesto la importancia y la extraordinaria singularidad para mostrar el conocimiento de la historia de Canarias en un escenario único.

El Gobierno de Canarias, en coordinación con el Cabildo de Tenerife y los responsables del Parque Nacional del Teide, trabaja en un proyecto a corto plazo que ponga en valor el importante y rico patrimonio arqueológico que se extiende en las Cañadas del Teide, hoy por hoy, poco conocido en el conjunto de la ciudadanía canaria y, aún menos, por los más 3.700.000 personas que lo visitan, lo que pone de manifiesto la importancia y la extraordinaria singularidad para mostrar el conocimiento de la historia de Canarias en un escenario único. La aportación al conocimiento sobre la importancia que tuvo el Teide para los antiguos pobladores de la isla, con una potente carga simbólica, en un escaparate de esta envergadura, que conserva una enorme riqueza arqueológica, es el motivo de la reunión que han mantenido el director general de Patrimonio Cultural, Miguel Ángel Clavijo, el consejero de Sostenibilidad y Medio Ambiente del Cabildo de Tenerife, José Antonio Valbuena y el director del Parque Nacional, Manuel Durban, en el Centro Telesforo Bravo en La Orotava.

En este encuentro de trabajo se acordó estudiar la puesta en marcha de un proyecto de investigación y divulgación que se ubicaría en el Centro de Visitantes de Cañada Blanca, dedicando un espacio al conocimiento de la riqueza arqueológica del Teide, que formó parte de la vida de los primeros pobladores y cuyos asentamientos aborígenes son el reflejo de la confluencia de las tradiciones de origen y de la adaptación a un medio singular, creando formas culturales de gran valor antropológico.

"Nuestra voluntad no es otra que preservar y dar a conocer como complemento a la enorme riqueza natural, la no menos riqueza arqueológica que atesoran Las Cañadas del Teide, para el disfrute y conocimiento de las generaciones actuales y venideras. Hoy estamos de enhorabuena porque podemos gestionar con eficacia esta joya natural de la humanidad y, en paralelo, construir una parte importante del relato de nuestra historia e identidad para el mundo, a través de los millones de turistas que lo visitan", explica Miguel Ángel Clavijo.

Antes de la creación del Parque Nacional ya se tenía un claro conocimiento de la importancia arqueológica de esta zona. Luis Diego Cuscoy constituyó el eje de los estudios arqueológicos, no sólo por su activa labor de campo en Las Cañadas del Teide, sino además por ofrecer la primera interpretación sobre el poblamiento prehistórico de la isla., siendo el descubridor de su enorme potencial arqueológico.

Las Cañadas del Teide constituyeron el gran campo de pastoreo estival, al que acudían los pastores procedentes de distintas demarcaciones de la isla, para aprovechar los pastos frescos que ofrecía la zona. La hipótesis planteada por este autor constituye aún una referencia obligada para entender la relación de los antiguos pobladores de Tenerife con la cumbre, aunque hoy, a la luz de los nuevos conocimientos, comienza a revisarse ese modelo esencialmente pastoril para empezar a evaluar otros usos igualmente importantes como es la comunicación, el intercambio, el espacio sagrado, y la extracción y la distribución de materias líticas obsidiánicas.

El Teide y Las Cañadas no sólo formaron parte de la cosmovisión de los guanches, sino que, por esa misma razón, esta zona se configuró como un elemento distintivo de su paisaje cultural. La utilización de los recursos que ofrecía la alta montaña, entendiendo el concepto de recurso en su sentido más amplio y por tanto integrando tanto los aspectos materiales como los ideológicos, dejó una importante cantidad de vestigios arqueológicos que hoy constituyen un ejemplo único en el mundo de las formas de vida guanche y su adaptación al medio insular volcánico.

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