Se trata de objetos que proceden de donaciones, compras, depósitos, hallazgos y legados; de los que solo están expuestos, en muestras permanentes, el 2 por ciento de ellos
Tenerife – 04/02/2019. El Museo de Historia y Antropología de Tenerife custodia en sus almacenes más de 220.000 piezas procedentes de donaciones, compras, depósitos, hallazgos y legados, de las cuales solo el 2 por ciento se muestran en las exposiciones permanentes que alberga este recinto del Cabildo. Así, a lo largo de sus más de 25 años de existencia, las piezas que han ingresado como objetos de colección, se han sometido a estudio, para evaluar su estado de conservación, limpieza o tratamiento, si fuera necesario, antes de pasar a formar parte de la amplia lista de objetos y enseres de los que dispone este recinto.
La consejera insular de Museos, Amaya Conde, explica que «las colecciones del Museo de Historia y Antropología de Tenerife, como en la gran mayoría de los museos, son mucho más de lo que se ve expuesto, puesto que la mayor parte de sus tesoros descansan en los almacenes». Recuerda que «esta compilación de piezas procede de la fusión del Museo de Historia o Casa Lercaro y del Museo de Antropología o Casa de Carta, en 2007».
El museo ubicado en la Casa de Carta albergó materiales recolectados por Luis Diego Cuscoy, que conformaron la colección denominada «De artes y costumbres populares», inicialmente custodiada junto a los fondos del Museo Arqueológico en las dependencias del Cabildo. A través de varias campañas etnográficas, el Cabildo hizo adquisiciones y conformó las principales colecciones de objetos relacionados con el mundo rural, los oficios y la artesanía. Así, la cerámica, cestería, aperos agrícolas y molinería, entre otros, constituyeron las áreas temáticas más recurrentes ilustradas con estos objetos, a los que se les ha sumado un fondo de indumentarias, artes y tecnologías textiles, el archivo fotográfico Vicente Pérez Melián y las colecciones de turismo, tecnologías modernas y documental.
El caso del Museo de Historia fue diferente. El origen de sus colecciones estuvo vinculado directamente a su inauguración, en 1993. Con ese objetivo, se recabaron objetos que permitieran ilustrar el proceso de conquista, evangelización, desarrollo institucional, nuevas bases económicas tras la colonización y los cambios y transformaciones a partir del siglo XIX en diferentes ámbitos. Cuenta con interesantes fondos documentales, como el de la familia a la que perteneció el inmueble, los Lercaro o el de Cabrera Renshaw, que incluyen documentos relacionados con Amaro Pargo. Igualmente, destaca la colección de cartografía, constituida por mapas desde el siglo XVI al XIX trazados por cartógrafos de variada procedencia.