El santo al cielo


Santiago Gil  //

Una novela es un mundo que suena diferente. A veces nos seducen los personajes, las tramas, las descripciones de paisajes o los acercamientos a esos laberintos del alma que solo somos capaces de recorrer siguiendo el rastro de las palabras. Pero lo que realmente nos engancha de una historia es la música que suena sin que casi nos demos cuenta de que vamos entonando esa sinfonía a medida que pasamos las páginas. Esa magia solo se consigue de vez en cuando.

Y el único camino para su aprendizaje es la lectura de todos los grandes que hicieron resonar historias en nuestros adentros junto con el oficio y la búsqueda diaria, ese tesón inquebrantable del insistente y el empuje del soñador que logra evitar todos los obstáculos.

No es fácil escribir una primera novela. Realmente nunca es fácil comenzar ninguna historia, pero esa primera novela suele ser una prueba de fuego que solo pasan los que han buscado mucho más allá de lo que tenían delante. Hace unos días terminé de leer la primera novela publicada por Carlos Ortega Vilas. Se titula El santo al cielo y la publica Dos Bigotes, un nuevo proyecto editorial que creo que dará mucho que hablar en los próximos años.

Carlos Ortega domina el lenguaje prodigiosamente. No es habitual encontrar a un escritor tan avezado escribiendo novelas, y mucho menos una primera novela. Y no solo hablo de la hondura del lenguaje, de las construcciones gramaticales y de una puntuación tan precisa que hace que ese sonido del que hablaba hace un momento se haga presente sin la más mínima disonancia. Carlos también ha escrito una historia que engancha con sus distintas tramas, un thriller que no te permite soltar el libro hasta que no recorres las más de quinientas páginas que van dejando pistas cada vez más inquietantes.

Hay un dominio prodigioso de los diálogos, y los que escribimos novelas sabemos que los diálogos son casi como la prueba del nueve para los narradores, la piedra en el zapato que hace que cojees, o lo que logra que un texto cobre vida mucho más allá de la letra impresa.

Carlos Ortega domina el diálogo de maravilla y crea personajes que van creciendo a medida que avanza la trama y queremos saber cada vez más, aunque esas certezas se escondan detrás de una elipsis o nos sigan abriendo nuevas puertas hacia destinos tan imprevisibles como los destinos de los humanos cuando salimos a la calle.

Carlos Ortega es novel publicando novela, pero no escribiéndola. Esta novela contiene la experiencia vital y lectora de un escritor con mucho oficio y con una admirable madurez creativa. Lean El santo al cielo.

Les aseguro que les espera una historia inquietante y sorprendente. La vida misma convertida en novela. Lo que solo se logra ver cuando alguien consigue que las palabras sean algo más que unas cuantas letras sembradas en unas páginas.

Ciclotimias

El tiempo también es un cómplice inquebrantable.

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