Pedro Rodríguez, Elena Santiago, Sibisse Sosa y Sergio Aguiar

El teatro Hespérides de Guía acogió la presentación de la biografía sobre Miguel Santiago


Por Amado Moreno //

El teatro-cine Hespérides de Guía fue escenario el pasado jueves 28 de julio de la presentación de la biografía “Miguel Santiago Rodríguez, pasión por la historia de Canarias”, escrita por Sergio Aguiar Castellano, a propuesta del ayuntamiento del municipio norteño, en concreto de su concejala de Cultura, Sibisse Sosa, y prólogo de Elena Santiago, doctora en Historia del Arte y bibliotecaria, hija del ilustre biografiado.  Ésta trazó una emotiva semblanza de su padre, recordando los orígenes y fuerte vinculación durante toda su vida con su ciudad natal, pese a la distancia física permanente por su establecimiento y trabajo en Madrid desde que culminó su formación  en la entonces Universidad Central (hoy Complutense) de la capital española. “Siempre llevó a Guía y Canarias en su corazón allá dónde estaba”, destacó.

En su turno previo de palabra, la concejala de Cultura había apuntado en la apertura que la biografía objeto de presentación “es un libro que habla de libros”, parafraseando a Umberto Eco, “para acercarse –dijo- a esta hermosa obra de Sergio Aguiar sobre un guiense excepcional que dedicó su vida a los libros”.

El texto literal del resto de su discurso se reproduce seguidamente:

 “Es un libro que habla del hombre que amaba los libros y el amor se convirtió en obsesión. Obsesión por contagiar ese amor a todos nosotros. Un libro entre las manos de cada niño, de cada joven, de cada adulto. El libro que descubre la mayor aventura del ser humano, encerrado en el misterio silencioso y cósmico de una biblioteca. La Biblia, que en griego significa “los libros”, ha hollado el camino de la sabiduría; y tras ella han caminado millones de ojos: papiro a papiro, página a página; hombre a hombre, mujer a mujer que, voraces, han descubierto el mundo, el universo, el cosmos (se han descubierto a sí mismos, ya digo), sin salir de la pared protectora y amante de la biblioteca…y de ahí al mundo, sabiendo que ya sabes dar el primer paso, poniendo un pié delante del otro con la curiosidad del que ya lo ha leído en un bellísimo libro. Un “deja vu” que descubre lo que previamente se ha presentido en la lumbre amorosa de la biblioteca”.

“Miguel Santiago que, en palabras de su hija, Elena Santiago Páez, “fue un gran hombre que intentó disimularlo toda su vida”, se nos descubre ahora en esta maravillosa biografía de Sergio Aguiar, como un obrero sin hora de suelta, obsesionado porque, al final de la jornada, tuviera a un hombre o a una mujer; a un niño o a una niña, enamorado (encandilada) por la historia de nuestra tierra, por la historia de todas las tierras… por todas las historias. Tan grande y generoso era, que (lo dice Elena) “ compartía sus conocimientos sin pedir nada a cambio”. Sólo pedía, imaginamos, que todos los conocimientos fueran compartidos por todos los seres humanos.

Pedro Lezcano, en un discurso donde inauguraba un colegio que lleva su nombre, decía que “dentro de diez años, los alumnos que estudien en este colegio, no sabrán quién fue Pedro Lezcano”.

Miguel Santiago da nombre a un colegio de nuestra ciudad y a nuestra querida, bellísima y rica biblioteca, por supuesto…pero no sabemos quién fue, ni qué supuso para nuestra ciudad y para nuestra tierra. Hasta ahora… Ya no tenemos excusa. En este libro (¡siempre el libro, que nos eleva sobre nosotros mismos!), Sergio Aguiar escudriña la obra de nuestro Miguel Santiago.

Transita por la vida del genial guiense desde su nacimiento hasta su muerte en 1972. Es el tránsito por el alumno sobresaliente de magisterio; de la tierra abandonada de Dios de aquel Tasarte de 1925, donde, sin embargo se le recuerda con el cariño del primer maestro. Es su tránsito sobresaliente por la Universidad Central de Madrid (hoy Universidad Complutense). Es el camino que recorrió por la Biblioteca Nacional. Es su obsesión porque nuestra ciudad de Guía contara con una biblioteca pública. Es tanto y tan grande lo que hizo este maestro de maestros, este intelectual que se escondía de su intelectualidad que debemos leer hasta la última página de este hermoso y esclarecedor libro de Sergio sobre nuestro gran vecino.

*Pie de foto: Pedro Rodríguez, Elena Santiago, Sibisse Sosa y Sergio Aguiar

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