Explosiones, rugidos, lava y, de repente….el silencio. La Palma amaneció este lunes con el volcán de Cumbre Vieja dando un pequeño respiro en una catástrofe incalculable. Una pausa breve de dos horas que hicieron poner sobre la mesa la posibilidad de que el infierno había llegado a su fin, tal y como explica Tiempodecanarias.com
Sin embargo, pasadas las 11:00 horas, del cono volcánico comenzaron a emanar densas columnas de ceniza, lo que ponía de manifiesto que el terror, ni mucho menos, ha acabado.
Muchas han sido las ocasiones en las que se ha señalado que esta es una erupción estromboliana y, por tanto, todo lo que se ha ido produciendo en los ocho días desde que comenzara la erupción, entra dentro de “lo normal”, tal y como señalan desde el PEVOLCA y el IGN. Esta nueva situación, trastocó todas las estimaciones planteadas hasta la noche de este domingo, momento en el que se esperaba que la colada alcanzara el mar a primera hora de la mañana, en torno a las 6:30 horas. Sin embargo, era en ese momento cuando comenzaban a producirse las últimas explosiones, que se prolongaron hasta las 8:00 horas, cuando el volcán decidió parar.
Una tregua de tres horas en las que todos comenzaban a plantearse si este era el final; si después de ocho días, y contra todo pronóstico, el volcán ponía punto y final a esta tragedia. Nada que ver. A las 11:00 horas, Cumbre Vieja rompía cualquier tipo de esperanza. Columnas de ceniza emanaban desde el principal foco emisor. Columnas que surgían y desaparecían de manera intermitente, pero con las que dejaba a las claras que esta pesadilla todavía no ha acabado. Los terremotos de pequeña magnitud que se registraron en Fuencaliente, además, hacían indicar que esta pausa era temporal.
El volcán dio una tregua de tres horas en las que todos comenzaban a plantearse si este era el final
Pero este nuevo capítulo cambio a partir de las 18:00 horas de la tarde de este lunes. El tremor volcánico comenzaba a dispararse, indicativo de que algo se estaba moviendo nuevamente dentro del volcán. Poco después, a las 18:45 horas, las explosiones y la lava volvían a aparecer en el cono volcánico. Con más fuerza, con una densa columna de cenizas, los piroclastos, la lava y su inconfundible rugido despertó a los canarios de cualquier tipo de ensoñación que hiciera creer que todo había pasado.
Solo media hora después, la boca que se había abierto este sábado también comenzaba a emanar lava. Y lo hacía con fuerza, mucha. Tanta, que la colada se expandió a lo ancho, abarcando un mayor espacio. Poco a poco, el ‘río’ de magma iba apoderándose nuevamente de la ladera negra en la que se ha convertido el entorno del volcán y, una vez más, los ojos se volvieron a situar en la costa. El frente de la colada, que ya ha alcanzado la montaña de Todoque, se había dividido en dos “dedos”, tal y como lo definió la directora del IGN en Canarias, María José Blanco, que bordeaban el área, “y creemos que se unirán otra vez al otro lado”.
De ellos, el flanco sur avanzaba a mayor velocidad, al encontrar una pendiente, mientras que el norte había ralentizado su marcha. Sin embargo, estas nuevas coladas encontrarán un largo camino de más de tres kilómetros por los que discurrir con absoluta facilidad y, con ello, ayudar a empujar el frente que busca encontrarse, casi de manera irremediable, con el mar. Comienza un nuevo capítulo del terror del volcán de Cumbre Vieja.