El zapato


Santiago Gil  //

Cuentan que Picasso dijo que si le daban un zapato dibujaría una persona. Con las citas de Picasso está pasando como con las de Borges, siempre aparece alguna frase nueva, como si los dos estuvieran vivos en el mundo virtual, mil veces citados, pero pocas veces comprobados.

Sí es de Picasso, que además lo dijo reiterando lo que decía Beethoven, que el arte se gestaba tras un diez por ciento de inspiración y un noventa por ciento de transpiración, de búsquedas, de esfuerzos, de fracasos y de trabajo constante. Pero también me gustó mucho la cita del zapato, aunque no todos pueden elegir el calzado con el que serán luego retratados sin ser vistos.

Hemingway decía que lo primero que miraba de una persona era el calzado. Si a mí me dieran a elegir, y si pudiera, iría descalzo a todas partes, porque eso querría decir que estaría cerca de la orilla de alguna playa o pisando la hierba, o caminando libre donde no llegan las connivencias sociales, o donde los suelos no queman o congelan los talones (de los pies).

A mí también me gusta mirar los zapatos, y no digamos las huellas de la gente después de que caminan por la arena de la playa. Hay quienes pisan como gaviotas y quienes apoyan los pies como elefantes: son los sutiles y los que quieren  que sepamos que están pasando. Siempre dejamos pistas. Muchas veces creemos que los demás no se dan cuenta, pero todo se termina reflejando en un gesto, en un detalle o en una mirada.

Por eso son cada vez más los que esconden sus ojos cuando les hablamos. Algunos lo hacen por timidez, pero la mayoría te mira como si hablara a una lavadora para que no nos demos cuenta de sus medias verdades o de sus mentiras cada vez más vergonzantes. El escritor Emilio González Déniz siempre dice que a los buenos se les reconoce por cómo caminan por la calle.

También en el fútbol, los entendidos descubren a los mejores solo por ver cómo saltan al terreno de juego, como si esa sombra que nos acompaña proyectara mucho más allá de lo que vemos, o como si llegara más lejos que la piel y los huesos que nos acompañan.

Quizá por eso donde mejor mienten los políticos es en las tarimas que ocultan sus zapatos, pero no saben que nosotros también terminamos viendo la carcasa, lo que ellos creen que recubren de Armani o de Versace, y es que también la elegancia, como decía Cocó Channel, tiene que ver más con el estilo que con el dinero, con cómo se camina por la calle que con lo que se lleve puesto.

Ese zapato del que hablaba Picasso también es un reflejo de nuestros muchos pasos y de los inevitables tropezones que tenemos que dar para terminar llegando a donde llegan todos los sabios, a ese no saber nada, o a ese saber que lo único que nos queda es seguir aprendiendo cada día con ese humildad de los que aprendieron antes que nosotros a caminar descalzos.

CICLOTIMIAS

Todas las restas también son sumas si operas con otra mirada.

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