Fallece a los 73 años Manolo Vieira, el mejor humorista canario de todos los tiempos, ‘gracias maestro’


El humorista grancanario Manolo Vieira falleció a los 73 años en la tarde del miércoles, el mismo día que había sido declarado Hijo Predilecto de Gran Canaria por el Cabildo de la isla, según ha confirmado su representante, informa El País.

El humorista, una referencia para varias generaciones en Canarias, había anunciado el cierre de su legendario club de humor en Las Palmas de Gran Canaria, el Chistera, y había comenzado su gira de despedida de los escenarios, La última y nos vamos, que, precisamente, tuvo que suspender la semana pasada por problemas de salud. “Nos es muy doloroso comunicar que nuestro artista y humorista canario, Manolo Vieira, ha fallecido en la noche de hoy, miércoles. En las próximas horas daremos detalles. Muchas gracias a todos por el cariño mostrado”, sostiene el mensaje difundido por su representante.

Vieira, nacido en 1949 en el barrio de la Isleta en Las Palmas de Gran Canaria, explotó con una considerable dosis de costumbrismo las peculiaridades de la personalidad y el acento de las islas, los cuales reflejaba en sus monólogos a través de escenas cotidianas como un simple viaje en guagua, la compra en el hipermercado, las relaciones de pareja o el trato entre padres e hijos —personificados en uno de sus personajes más célebres, el niño hiperactivo Alexis (pronunciado Alersin, eso sí) —. A finales de 2022 anunció que se despedía de los escenarios con una gira, la cual comenzó en la ya clausurada sala Chistera.

La llegada de Vieira al mundo artístico se produjo en 1985, año en el que decide dejar su trabajo para dedicarse a compatibilizar las labores de camarero con las de humorista en el mismo bar donde trabajaba de noche. Su éxito inmediato, y su espíritu empresarial, le llevó en 1986 a abrir su propia sala de espectáculos. No tardaría en dar el salto a la península, y al año siguiente pasó 18 meses consecutivos en el Florida Park de Madrid. En 1988 abrió una sala un poco más grande, el legendario Chistera, donde llegó a hacer dos funciones diarias y que con los años se convirtió en una especie de santuario del humor canario. Su talento llamó la atención en mercados como el de Miami, o el de personajes como el locutor radiofónico Luis del Olmo, que lo reclamó para su longevo programa Protagonistas. Para los canarios, hacía años que se había convertido en una figura tradicional en los espectáculos televisivos de Navidad y también a través de su propio programa de sketches y monólogos, Esta noche pagó yo, del que se grabaron 13 capítulos.

Trayectoria

En 1985, Manuel Vieira trabajaba de comercial por las mañanas y de camarero por las noches para poder tirar para adelante. Descubre que a los clientes del bar en el que trabaja les gusta su forma de contar historias y deja su trabajo diurno para dedicarse al humor.

Tenía 36 años y estaba naciendo. Ese espíritu es el que le llevó a considerarse siempre aprendiz, siempre en el camino del que querer saber más. En 1986 abre la primera sala Chistera, que se vio obligado a cerrar dos años después. En 1988, Chistera reabre sus puertas en toro local y se convierte, esta vez sí, en su casa definitiva.

Vivió y triunfó en Madrid en la década de los 90. Hizo temporadas en teatros, actuaciones por toda España y, sobre todo, lo hizo sin dejar de ser, sonar y sentir canario. Es redundante e innecesario explicar cómo de grande ha sido Manolo Vieira para Canarias.

Películas como el ‘Rey de la Habana‘, series como ‘La novelera‘, programas como ‘Esta noche pago yo‘, o llevarnos al final de cada año con una sonrisa. Era querido y admirado por sus compañeros de profesión, para los que siempre tuvo abierta la puerta de Chistera. A ellos les dio su último mensaje: Reír y amar.

Muchos no hemos conocido un mundo en el que Manolo Vieira no estuviera haciendo reír. Empezó hace casi 42 años y no dejó de hacerlo nunca. Manolo ya no está y sólo nos queda pensar en cómo nos contaría él esta noticia. A lo mejor nos diría que se ha subido a un árbol, o mandaría a ‘Mamé el bobo’ a darnos el disgusto, o simplemente nos preguntaría «¿Yo que te ha hecho?». Nos haría reír ante el drama. Hoy, en el primer día sin Manolo Vieira, es difícil no llorar.

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