· Las sesiones serán mañana, martes 11 de julio, en Gran Canaria, y el jueves 13 en Tenerife, ambos a las 19:00 horas y de entrada libre
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Filmoteca Canaria finaliza esta semana el ciclo dedicado a Lotte Reineger con la proyección de 'Óperas y leyendas', una selección de cortos musicales en los que la cineasta alemana hacía bailar sus siluetas al ritmo de algunas de las óperas más famosas. La sesión será mañana, martes 11 de julio, en el Teatro Guiniguada de Las Palmas de Gran Canaria, y el jueves 13, en Multicines Tenerife, ambas a las 19.00 horas y con libre acceso para el público.
Culmina así el homenaje que Filmoteca ha querido hacer a las tijeras de Lotte Reiniger artista alemana nacida a finales del siglo XIX y pionera en el cine de animación. La iniciativa ha permitido ver algunas de sus mejores películas a lo largo de los meses de junio y julio en un ciclo ofrecido en colaboración con el Festival Animayo, el Goethe Institut de Madrid y Damián Perea Producciones.
Selección de óperas
'Carmen' (1933), una de las proyecciones que forman parte de esta selección, se trata de una magnífica parodia de la ópera de Bizet, en la que se narra la historia que vive una mujer gitana tras seducir a un soldado. 'Papageno' (1935) es un film basado en uno de los personajes de la ópera 'La flauta mágica' de Mozart, quien, a pesar de estar acompañado de su pájaro, se siente solo y busca incansablemente pareja, encontrándose únicamente con dificultades.
'Helena la bella' (1957), basada en la ópera de Jacques Offenbach, narra una historia en la que Paris, hijo del rey Priamos, debe decidir qué mujer es la más bella. 'Galatea' (1935) es un cortometraje inspirado en el relato mítico de Galatea y Pigmalión, que cuenta mediante siluetas de papel el triste desamor de un escultor cuya creación, la bella y problemática Galatea, ha cobrado vida enamorándose de ella perdidamente. Por último, 'Arlequín' (1932), con música original de Eric Walter White, junto con el resto de proyecciones, conforma esta selección.
Lotte Reiniger necesitaba 25 imágenes para cada segundo de película, lo que le conllevaba unas 100.000 imágenes para el metraje total del film. Para conseguirlo tuvo que trabajar con una precisión absoluta hasta lograr mover exactamente cada figura para crear la sensación de un movimiento fluido, evitando que figuras tan entrañables como Cenicienta, Blancanieves o La Bella Durmiente pudiesen parecer estáticas.