El Gobierno de Francia ha considerado que el lenguaje inclusivo, defendido en círculos feministas y tildado de “aberración” por parte de la Academia Francesa de la Lengua en octubre de 2017, constituye “un obstáculo al aprendizaje de los alumnos”.
La circular del ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, destaca que la adopción de ese tipo de lenguaje modifica el respeto de las reglas de concordancia y sostiene que “obstaculiza la comprensión de la escritura”, además de afectar a la lectura en voz alta y a la pronunciación, al no ser posible una transcripción oral de ese tipo de grafías.
En este sentido, argumenta que “la imposibilidad de transcribir textos verbalmente con este tipo de escritura dificulta el aprendizaje especialmente para los más pequeños”.
Blanquer destaca en ese texto, publicado el miércoles en el Boletín Oficial, que también se ven especialmente perjudicados los niños con ciertas discapacidades o con problemas de aprendizaje.
Para el ministro, que cree que el aprendizaje y el dominio del francés contribuyen a luchar contra los estereotipos y garantizan la igualdad de oportunidades de todos los alumnos, “la lengua francesa no debe ser triturada ni dañada” y “en el contexto de la educación, el cumplimiento de las reglas gramaticales y sintácticas es fundamental”.