Gran Canaria es el lugar del mundo con la mayor concentración de grabaciones de triángulos púbicos prehistóricos del mundo, una de las muchas cualidades arqueoastronómicas que avalan el camino de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña para ser declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, un objetivo por el que el Cabildo grancanario apuesta fuertemente, aseguró hoy su presidente, Antonio Morales.
Las formas púbicas están relacionadas con la feminidad, la maternidad y la matriarcalidad de la sociedad grancanaria, donde las mujeres transmitían la herencia y el poder.
El conjunto abarca la caldera de Tejeda y parte de su desborde hacia el norte, donde los expertos que dirigen los trabajos mostraron hoy los avances al presidente, al consejero de Medio Ambiente, Juan Manuel Brito, la consejera de Turismo, Inés Jiménez, al consejero de Cultura, Carlos Ruiz, y al alcalde de Artenara, Roberto García.
La joya de todo este acervo es el templo de Risco Caído, una cueva sagrada con una cúpula perfecta que contiene otra maravilla excepcional, marcadores equinocciales y solsticiales, de modo que por sus características ya se puede asegurar que se trata de un templo astronómico único en las islas del planeta, afirmó el responsable del expediente para su declaración, Cipriano Marín, quien fuera doce años secretario general del Consejo Científico Internacional de Islas de la Unesco, que recordó que en el mundo hay nada menos que 100.000.
Se trata de un espacio que se intuye construido por los faycanes y estaba reservado para las mujeres, donde las sacerdotisas o harimaguadas las iniciaban en el engorde y su preparación para la concepción, aunque aún guarda muchos secretos sin desvelar que serán objeto de distintas líneas de investigación.
El conocimiento cosmológico de los aborígenes grancanarios es absolutamente extraordinario, aseguró Morales, y de hecho, una de las acciones emprendidas es la grabación ininterrumpida del camino de la luz para averiguar cómo los primeros pobladores fueron capaces de construir conscientemente este sofisticado marcador astronómico.
Los aborígenes consiguieron que la luz solar entre en la cueva cada año desde el día del equinoccio de primavera al de otoño, de modo que desde marzo a septiembre, al despuntar el alba se proyecta un rayo sobre los grabados y recrea un relato con imágenes en movimiento que puede interpretarse como la Madre Tierra, representada por los triángulos púbicos, fertilizada por el sol. De septiembre a marzo, sale el sol y entra la luna, lo que triplica su grandiosidad.
Conocer los equinoccios de primavera y otoño -cuando los días y las noches duran lo mismo-, el solsticio de invierno -cuando la noche ya le ha ganado dos horas al día-, y el de verano -cuando es el sol el que le gana dos horas a la penumbra-, era fundamental porque son los inicios de las estaciones y ello marcaba la vida de la sociedad, como hoy en día, pues los calendarios actuales también tienen detrás al sol y la luna.
Por todo, ello se han abierto distintas líneas de investigación con participación de reconocidos expertos nacionales e internacionales en distintas disciplinas, entre ellos Juan Antonio Belmonte, Ralf Kluge y Michel Cotte, que arrojarán resultados en noviembre.
Particularmente atractivo es el proyecto para recuperar el paleopaisaje de los aborígenes con la repoblación con la vegetación de la que gozó aquella sociedad, que alcanzó su esplendor en el siglo XII con 50.000 habitantes en Gran Canaria, donde se han encontrado los granos de cebada más antiguos del mundo hallados hasta el momento.
El presidente del Cabildo anunció que el Cabildo irá más allá y buscará la implicación ciudadana y se reunirá con todos los ayuntamientos afectados porque, además, la nueva concepción de la Unesco exige que las propuestas que aspiren al máximo reconocimiento cuenten con la implicación y el respaldo de la población.
Esta propuesta tiene otro aspecto único, y es que está planteado como paisaje cultural, el creado por la acción conjunta del hombre y la naturaleza, que incluye los celajes, pues es un paisaje que no se puede entender sin el cielo de Gran Canaria, uno de los más bellos del planeta cuando corona el Roque Nublo.