Harvey Weinstein, el exproductor de Hollywood que ya paga una condena de 23 años de prisión en Nueva York, fue sentenciado este jueves a 16 años adicionales de cárcel por otra agresión sexual en Los Ángeles, según la CNN.
A Weinstein, de 70 años, lo condenaron en diciembre por violación, penetración sexual con un objeto extraño y cópula oral forzada después de que una modelo y actriz testificara que él la agredió en una habitación de hotel en Beverly Hills en febrero de 2013.
Weinstein también recibió la absolución de un cargo en ese momento, y el jurado no pudo llegar a una decisión unánime sobre otros tres cargos, incluido uno relacionado con Jennifer Siebel Newsom, cineasta y esposa del gobernador de California Gavin Newsom. Durante el juicio también se retiraron cuatro cargos relacionados con una mujer no identificada que no testificó.
Durante su sentencia este jueves, Weinstein habló ante la corte y volvió a negar cualquier delito, al calificar el caso de «montaje».
“Insisto que soy inocente. Nunca violé ni agredí sexualmente a Jane Doe 1. Nunca conocí a esta mujer, y el hecho es que ella no me conoce. Esto se trata de dinero”, aseguró.
“Por favor, no me sentencien a cadena perpetua”, agregó. «No me lo merezco».
Sus abogados le pidieron al juez una sentencia concurrente con su condena actual de 23 años, al señalar que era un hombre de 70 años con problemas de salud.
La víctima en el caso, Jane Doe 1, también le relató al tribunal cómo la agresión de Weinstein la había cambiado.
“Antes de esa noche yo era una mujer muy feliz y confiada. Me valoraba a mí misma y a la relación que tenía con Dios. Estaba emocionada por mi futuro”, dijo. “Todo cambió después de que el acusado me agredió brutalmente».
Y añadió: “Pensé que hice algo mal porque él me eligió esa noche. Pensé que había hecho algo malo para que él me hiciera eso. Pronto me volví invisible para mí y para el mundo. Perdí mi identidad. Estaba desconsolada, vacía y sola”.
La sentencia de este jueves es la segunda que Weinstein recibe por agresión sexual desde que un informe de The New York Times y The New Yorker en 2017 revelara sus antecedentes de abuso sexual, acoso y acuerdos secretos mientras usaba su influencia como magnate de Hollywood para aprovecharse de mujeres jóvenes.
En ese momento, Weinstein era uno de los hombres más poderosos de Hollywood y ayudó a producir películas como «Pulp Fiction», «Clerks» y «Shakespeare in Love». Las revelaciones llevaron a una ola de mujeres a hablar públicamente sobre la omnipresencia del abuso y el acoso sexual en lo que se conoció como el movimiento #MeToo.
El productor de cine desacreditado ha cumplido varios años de la sentencia a 23 años de prisión en Nueva York, que se emitió en 2020, después de que lo declararan culpable de acto sexual criminal en primer grado y de una violación en tercer grado. Weinstein apeló la condena.
¿Qué sucedió en el juicio de Los Ángeles?
Al igual que en el juicio de Nueva York, los fiscales en Los Ángeles apuntaron a que Weinstein era una figura poderosa en Hollywood que utilizó su influencia para atraer a las mujeres a reuniones privadas, agredirlas y luego silenciar cualquier acusación.
El juicio contó con el emotivo testimonio de mujeres que acusaron Weinstein (una modelo, una bailarina, una masajista y Siebel Newsom), a quienes se les pidió que contaran los detalles de sus señalamientos contra él, proporcionaran detalles de las reuniones con el productor años atrás y explicaran sus reacciones a las supuestas agresiones.
Jane Doe 1, cuyo testimonio estuvo relacionado con los cargos, dijo que Weinstein fue a su habitación de hotel e intentó violarla.
“Quería morirme. Eso era repugnante. Fue humillante, miserable. No opuse resistencia”, testificó en la corte. “Recuerdo cómo se miraba en el espejo y me decía que lo mirara. Desearía que esto nunca me hubiera pasado a mí”.
Weinstein se había declarado inocente y sus abogados defensores sostuvieron que las acusaciones fueron fabricadas u ocurrieron de manera consensuada como parte de una “relación transaccional” con el productor de Hollywood.
“Arrepentirse no es lo mismo que violar”, dijo el abogado defensor Alan Jackson. “Y es importante que hagamos esa distinción en esta sala del tribunal”.
Después de condenarlo, el jurado llegó a un punto muerto sobre los factores agravantes que podrían haber aumentado su sentencia.