Por Noé Ramón //
La autora natural de Murcia, Ilu Ros se ha situado dentro del tablero de ajedrez del mundo del cómic en la casilla más comprometida que se corresponde a la defensa de la memoria histórica, de la mujer y los inmigrantes. Cuestiones todas ellas que de una forma u otra le han tocado de cerca alguna vez. Por ejemplo, cuando no se le cayeron los anillos y trabajó ocho años en el sector de la hostelería en Inglaterra, experiencia que repasa en su última obra Una Casa en la Ciudad. De ahí, surgió su sensibilidad y comprensión con los migrantes que ahora se ha vuelto de actualidad y casi nunca en el mejor sentido de la palabra. La reivindicación de los derechos de la mujer es evidente y en cuanto a la memoria histórica pese a no vivir la dictadura en sus propias carnes, no puede esconder su sorpresa e indignación por la involución actual de nostálgicos de un pasado que idealizan.
Ros nació en 1985 en el pueblo de Mula de donde también es natural el dibujante Juan Álvarez, y tras estudiar Bellas Artes en Granada y coincidiendo con la crisis económica, decidió marchar a Londres a buscarse la vida. Sus planes eran quedarse un año que al final se convirtieron en ocho durante los que realizó trabajos que no tenían nada que ver con el dibujo. Aquello fue una especie de preámbulo de la decisión inamovible de convertirse en dibujante, que el tiempo ha demostrado haber sido acertada. La autora se encuentra en plena promoción de su obra autobiográfica titulada Una Casa en la Ciudad, recibida con estupendas críticas y centrada precisamente en su experiencia como emigrante. Y la verdad es que no se puede acertar más en cuanto a tiempo y temática.
-¿Crees acertado que se te considere una autora relacionada con la memoria histórica y el feminismo?
-Bueno, eso depende de la interpretación que tenga cada uno. No lo veo tanto como que sea mi temática preferida sino por ejemplo que en el libro sobre mi abuela materna Cosas Nuestras se puede entender como el relato de una relación intergeneracional de mujeres. En realidad creo que todo depende de la visión que tenga cada uno sobre cuáles son mis historias preferidas. Yo más bien lo veo como campos cruzados, no percibo que siempre hable de lo mismo.
-Pero está claro que te interesa todo lo que tiene que ver con la memoria histórica.
-Claro que me interesa.
-¿En qué sentido?
-Me parece muy importante educar para que no se vuelvan a repetir los mismos errores que se han cometido anteriormente y además no hace demasiado tiempo.
-¿Y crees que realmente se pueden evitar, tal y como pinta el panorama?
-Pues lo cierto es que no creo que lo estemos haciendo muy bien y me parece que deberíamos de hacer más hincapié en algunos mensajes.
-¿Cómo cuáles? ¿Qué mensaje darías a la gente más joven que inexplicablemente tiene nostalgia de aquella época sin haberla vivido?
-Creo que precisamente por no haberla vivido no pueden sentir nostalgia alguna porque es imposible que sepan exactamente lo que ocurrió durante el franquismo y como hubieron muchas personas que realmente sufrieron. Me parece hasta una falta de respeto hacia las víctimas.
-¿Piensas que es necesario haber vivido todo aquello en primera línea para poder posicionarse en contra de una vuelta a ese pasado?
-Mi familia lo sufrió como muchísimos españoles en el sentido de que fueron tiempos de auténtica pobreza y por ejemplo mi familia materna se tuvo que ir a Francia a trabajar por necesidad económica, no como exiliados políticos.
–¿Y qué opinión tienes de que ahora se esté produciendo la situación inversa? Cuando se comparan ambas situaciones siempre se dice: “es que los españoles fuimos a trabajar, no a recibir unas paguitas como los de ahora”.
-Pienso que ambos escenarios son muy parecidos. Lo mismo se decía cuando mi familia tuvo que emigrar en los años sesenta pero además yo también he sido emigrante aunque en otra época como cuento en Una Casa en la Ciudad. El problema del racismo y la xenofobia siempre se mueven en el mismo discurso. Da igual el momento histórico, lo que se repite es que los migrantes vienen a quitarnos el trabajo, a robarnos “lo nuestro”. Lo que para mí no pasa de ser un argumento muy simplista, a los españoles se nos ha olvidado con mucha rapidez que hemos sido emigrantes y que todavía lo seguimos siendo.
-Supongo que conoces el problema que existe para que las comunidades autónomas acepten a los menores no acompañados que llegan en pateras a Canarias. La que quizás sea la peor cara y la parte más débil de la migración. ¿Cuál sería tu opinión?
-Lógicamente no sólo me parece mal que se mire con desprecio a los emigrantes en general sino que todavía me parece mucho peor que lo hagan con menores desamparados. Creo que deberíamos ser mucho más solidarios.
-Lo de la migración es un asunto que está muy de actualidad y parece ser el momento oportuno para publicar obras sobre estas historias. ¿Está siendo bien recibido tu libro?
-Sí, por lo menos las críticas que me han llegado sí lo han sido.
-Centrándonos en tu trabajo, se dice de tu estilo que utilizas mucho la acuarela, los lápices, la tinta y los rotuladores. ¿Cómo lo definirías?
-Hasta ahora es verdad que siempre suelo trabajar sobre el papel y también que uso mucho la tinta, la acuarela y el acrílico. Pero también es cierto que no siempre es así, también voy cambiando los materiales dependiendo del proyecto y de lo que me pida cada trabajo. Por ejemplo, Una Casa en la Ciudad está hecha con medios digitales porque me gusta ir aprendiendo nuevas técnicas para contar historias diferentes de una manera distinta. Eso me ayuda a afrontar cada proyecto y a motivarme. Me gusta ir aprendiendo siempre aunque sea poco a poco
-¿Te parece bien contar con el apoyo de la Inteligencia Artificial (IA)?
-No, no para nada. No me parece en absoluto bien que la IA se esté alimentando del trabajo de los creadores y de las personas que nos hemos ganado unos derechos de autor para que estén protegidos y que de pronto al aparecer la IA, dejen de estarlo. No acabo de entender el por qué de lo que está ocurriendo.
-Hiciste una obra sobre Federico García Lorca. Además existe otra de Quique Palomo escrita por Ian Gibson. ¿Cuáles serían las principales diferencias entre ambas?
-La verdad es que no he leído la otra novela y por lo tanto no lo puedo saber. Han salido muchos libros sobre García Lorca y en mi caso en gran parte me basé en la obra de Ian Gibson, como no podía ser de otra manera porque es el mejor estudioso de la vida de Lorca. Él conoce mi obra y de hecho estuvimos en contacto por medio de correos electrónicos y también he dedicado mucho tiempo a estudiar sus investigaciones. En cuanto a la otra novela tengo muchas ganas de leerla.
-Dado que como dices hay tantos trabajos sobre el poeta ¿Cómo enfocaste el tuyo para diferenciarte en lo posible de los demás?
-Es una biografía ilustrada y el enfoque principalmente fue buscar una estructura recordando sus obras de teatro para hacer un homenaje al García Lorca dramaturgo. Luego aparecen también una serie de personajes que lo conocieron como sus familiares y amigos que van contando quién era para acercarnos lo máximo posible a su figura real.
-A lo largo de tu carrera has recibido diversos premios. ¿Resaltarías alguno que te haya hecho especial ilusión o tenga un significado particular para ti?
-En realidad no me han dado tantos premios pero es evidente que cualquier galardón te hace ilusión porque es un reconocimiento a un trabajo como éste que es muy solitario y en el que surgen numerosas dudas a lo largo de todo el proceso y más aún cuando dura mucho tiempo, como suele ocurrir. Atraviesas un montón de altibajos, de manera que si te dan un premio, sea cual sea, siempre será bienvenido, por supuesto, porque al fin y al cabo supone un empujocillo para seguir adelante. Pero también debemos ser conscientes de que hay trabajos muy buenos que nunca llegan a ser premiados y que tampoco todo consiste y gira en torno a que te den o no medallas.
-¿Cuánto tiempo de media puede durar un trabajo tuyo?
-Depende del proyecto. Cuando son obras que ilustro y escribo yo sola, evidentemente son más largos y pueden llegar a durar hasta tres años. Y luego están otros que se hacen en un período más breve, según el número de ilustraciones. En general creo que ocupan más tiempo del que la gente se imagina, aunque también depende de las ganas que le eches a cada uno.
– ¿Y cómo es tu día a día de trabajo?
-Pues no parar durante toda la jornada. Soy ilustradora, no hago otra cosa.
-Hay libros que has hecho tú sola, tanto los dibujos como las historias como el de Federico García Lorca.
-Sí y una Casa en la Ciudad y Cosas Nuestras, también son obras que he hecho yo en su totalidad.
-¿Y qué prefieres trabajar sola o acompañarte de un guionista?
-Me gustan ambas cosas. Tanto ilustrarlos y escribirlos yo sola, como también dibujar para diferentes guionistas porque me sirve para escapar un poco de mí y poder hacer realidad la visión o la historia de otras personas. Eso es algo que también me resulta muy atractivo.
-¿Puedes contarnos en qué estás trabajando ahora mismo?
-Pues todavía estoy en medio de la promoción de Una Casa en la Ciudad que habla, como dije, de mi experiencia como emigrante, del desarraigo y la búsqueda de un lugar en el mundo. Sobre la necesidad de trabajar en algo creativo porque sientes que es realmente lo tuyo. Después será cuando empiece un nuevo proyecto, un nuevo libro.
-Supongo que tendrás muchas ideas en mente.
-Siempre hay cosas dando vueltas por ahí pero todavía no me he decidido por nada en concreto.
-¿Cómo ves el panorama actual del cómic? Las perspectivas en general no parecen muy positivas, según la mayoría de los autores.
-Creo que la ilustración está en un buen momento a pesar de que vivimos bajo la amenaza constante de la IA, pero están saliendo obras maravillosas y de muchísima calidad. Otra cosa es la situación de la profesión y cómo pueden los artistas sobrevivir dedicándose a la creación porque al final tienes la sensación de que nadas un poco contracorriente.
