El anuncio de la Unión Europea (UE) sobre la aprobación de la primera ley que regulará el uso de las Inteligencias Artificiales (IA) ha sido acogida por los creadores canarios del mundo del cómic con incertidumbre y expectatación, dado el desconocimiento y desinformación que existe. Aún así esperan que efectivamente la nueva norma despeje un panorama que les resulta un tanto inquietante en cuanto a la posibilidad de que este campo de la informática acabe devorando su trabajo en caso de que no sea ordenado.
El dibujante tinefeño, Eduardo González, es uno de los autores de cabecera de la Fundación Canaria de Cine + Cómics para la que ha realizado trabajos como la versión de Mararía de Rafael Arozarena. Confiesa que no tiene clara su opinión sobre las IA, una vez que la irrupción ha sido tan rápida como contundente, su expansión es imparable desde hace apenas y un año y por experiencia cree que “este tipo de historias raramente caminan hacia atrás”. En principio es consciente de que se enfrentan a “un concepto nuevo, no sólo una herramienta”.
El dibujante asegura que hasta ahora no ha tenido ningún encontronazo con esta tecnología y no sabe si algunos de sus trabajos han sido utilizados sin su permiso. “Supongo que dentro de unos cinco años cuando todo esto se haya generalizado me acabará afectando”. No cierra las puertas a que en el futuro pueda utilizar IA en sus trabajos, siempre desde la base inamovible de que la parte creativa estará a su cargo. “La idea tal vez sería utilizarla como boceto, referencia y luego irla cambiando. Eso no me parece mal y no descarto hacerlo”, dice.
Entre las personas a las que González ha acudido para pedir asesoramiento se encuentra el abogado y licenciado en Bellas Artes, Juan Antonio Rodríguez Armas, Juanan, Armas colaborador en la revista Krónikas editada también por la Fundación. Debido a su doble profesión ha sido de los primeros en consultar el borrador de la nueva ley que aparece en la página del Parlamento europeo, donde comprobó que contiene una serie de clasificaciones y prohibiciones sobre los distintos tipos de IA, según su riesgo, de mayor a menor y de aceptable a inaceptable.
En el caso de los creadores se estipula que se trata de una IA “generativa” y para evitar su uso ilegal se creará un registro de contenidos que requerirán permisos , pero Rodríguez Armas opina que se deberá esperar a la forma de plasmar en la realidad lo que ahora apenas es una simple declaración de intenciones. La propuesta se desarrolla a tal velocidad que según este letrado, “en cinco años o incluso antes, no se sabrá si los autores de algunas series son reales”. En principio los tiros apuntan a que el límite de uso se establecería cuando el resultado tuviera un fin comercial y suponga la obtención de un beneficio económico y también si se trata de trabajos de investigación y divulgación, en los que se deberá citar la autoría.
“Estamos ante una situación crítica, porque conseguir la protección de los derechos de propiedad intelectual y por ende de los autores ha supuesto una lucha ardua a lo largo de la historia que se ve comprometida con esta nueva tecnología. En nuestro ordenamiento jurídico, la propiedad intelectual se atribuye al autor por el solo hecho de que sea su creación”, señala.
En la actualidad se hace frente a una nueva realidad, en la que una obra es generada por una inteligencia artificial es desarrollada por humanos pero el resultado final se gesta por la interacción de un tercero no creador por lo que la pregunta sería: “¿Quién es el autor? ¿Quién tiene los derechos económicos y los morales?. La ley tendrá que regular esta nueva realidad, como ha hecho anteriormente con otros avances tecnológicos”. La cuestión ahora es concretar si el autor real es el que hizo los dibujos originales o quien los obtuvo a base de mezclar los existentes, “ahí está la pelea a la hora de fijar las reglas del juego”.
La dibujante Michaela Konrad ha participado hace algunos meses en las actividades de Salón de Cómic de Tenerife con una exposición llamada The Vacuum Cleaner, de contenido futurista.Tal vez por la pasión que siente hacia estas temáticas es una de las autoras de las Islas más interesadas en desentrañar los efectos de la aparición de las IA. Especialmente por lo relacionado con los puestos de trabajo que puede destruir y el perjuicio que causaría en los ingresos de los creadores, casi todos ellos autónomos. Indica que el panorama es tan enrevesado y ha llegado a tal punto la saturación que prácticamente resulta imposible o como mucho sería fruto de una casualidad, que el dibujante descubra que su obra ha sido utilizada. “Igual que tampoco se puede saber a quién pertenece el trabajo original que ellos utilizan luego”, apunta por último.
Apenas hace un mes que la ingeniera nuclear y dibujante tinerfeña, Patricia Martín ha irrumpido en el mundo del cómic con su trabajo Coraje, uno de los pocos de estilo Manga de Canarias. La autora asegura que no está demasiado preocupada por las IA dado que “sólo pueden crear en base a lo que les enseñemos los humanos, su creatividad es muy limitada. Quienes tenemos el poder de trascender algo que no existe sólo somos nosotros. Los cómics que he visto hasta ahora son penosos y me parece que las consecuencias negativas recaerían más bien en los ilustradores porque no veo que sea una amenaza real o puedan hacer sombra a un buen autor de cómics ”.
Coincide en que le resulta terrible que se repliquen obras de otros artistas simulando en muchos casos su estilo, “porque se cargan de golpe todo su esfuerzo y originalidad”. A la nueva normativa le pide que incida en la protección de los derechos de autor, evite que determinadas personas se lucren con el trabajo de las demás y se exija trasparencia a las empresas de manera que no obtengan beneficios por unas obras que no han pagado.