Internos de Salto del Negro cambian la prisión por la Sala Insular de Teatro


  • Durante unas horas mostrarán al público su proyecto escénico ‘Al límite’, que ya ha colgado el cartel de ‘todo vendido’
  • Será los días 26 y 27 cuando ofrecerán dos funciones de este montaje impulsado por la Asociación Hestia y en el reflexionan sobre sus limitaciones, fortalezas y deseos 

Internos y ex internos de la prisión de Salto del Negro actuarán la próxima semana en la Sala Insular de Teatro (SIT), protagonizando un proyecto escénico de la Asociación Hestia titulado ‘Al límite’ y que ya ha colgado el cartel de ‘todo vendido’. 

El montaje, del que hay previstas dos funciones, los días 26 y 27 de noviembre a las 19.30 horas, gira en torno a sus propias vidas, las vidas de diez hombres en la cárcel, vidas congeladas cuyas historias sobrepasaron el límite.  

Esa palabra, “límite”, reúne según los responsables del proyecto muchos significados, que van “desde el límite del territorio geográfico a aquel de la norma y de la ley, desde el límite sentimental al cognitivo”.  

Cuando “una palabra fuerte”, como lo es “límite” entra en la cárcel, “de repente mueve muchas energías que se traducen en pensamientos, miradas y acciones que expresan una necesidad profunda de narrar y narrarse” y eso es lo que, según sus responsables, Grazia Isoardi y Graziano Pellegrino, ocurre con este montaje.  

‘Al límite’ es una obra coral en la que diez actores privados de libertad, exploran y exponen sus limitaciones, sus fortalezas y deseos a través de una pieza llena de contrastes.  

Su ritmo preciso, sus imponentes monólogos y sus delicadeza coreográfica hacen de cada representación un acto poético y emocionante, lo que hizo que ‘Al límite’ obtuviera el pasado año el primer premio de teatro en centros penitenciarios otorgado por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias  

Los orígenes de la obra se remontan a 2017, cuando la Asociación Hestia comenzó a trabajar en un proyecto piloto llamado ‘Padres y madres sin barreras’ con el que se buscaba promover una “parentalidad positiva” entre quienes permanecen en centros penitenciarios. El programa pretendía así fomentar el cuidado, refuerzo y recuperación de las relaciones entre los padres y madres privados de libertad y sus hijos  y familiares.

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