Bosco abrirá su gira por Canarias el martes en el Teatro Leal de La Laguna y el miércoles en el Pérez Galdós. Todos los conciertos comenzará a las 21.00 horas y el precio de las entradas es el mismo para las cuatro citas, 25 euros.
Nacido en Ponte Nova en 1946, João Bosco se hizo un hueco musical en una familia en la que la música era tan importante como comer y dormir. Su madre era una violinista consumada, su padre cantante de samba, su hermana concertista de piano y su hermano, compositor. Mientras asistía a la Universidad Ouro Preto se sumergió en el jazz americano (Miles Davis en particular) y en la bossa nova de João Gilberto y Antonio Carlos Jobim, y también en la universidad conoció al letrista Vinicius de Moraes, quien contribuyó con sus letras elegantes y poéticas a la música de Bosco. No pasó mucho tiempo hasta de que las compañías discográficas comenzaron a solicitar sus servicios.
Más tarde, en los años 70, Bosco se involucró musicalmente con Aldir Blanc, un psiquiatra que había decidido abandonar su práctica para convertirse en letrista. Ingenioso, surrealista, a veces pretencioso, pero la mayoría de las veces extremadamente inteligente, Blanc se convirtió en la hoja perfecta para Bosco y los dos trabajarían juntos, con bastante éxito, hasta mediados de los 80.
El ascenso de la carrera de Bosco coincidió aproximadamente con la dictadura militar de Brasil, que duró de 1964 a 1985 y su trabajo, incluso la canción de amor más inocua, fue frecuentemente censurado. Como señaló en una entrevista a principios de los 90, “todo lo que compuse o cantaba estaba censurado. Y no había pautas sobre lo que podrías o no podrías hacer. Cada pieza de música que escribí significaba pasar horas en el buró de censura, debatir con ellos, a veces más de una palabra”.
En 1977, Bosco escribió su canción de protesta más personal, O Bebaido ea Equilibrista, que se convirtió en el tema principal de Amnistía Internacional. A pesar de su fama en Brasil, Bosco no era conocido por los estadounidenses hasta que hizo una aparición especial con el guitarrista de jazz Lee Ritenour en 1988. No fue suficiente para hacer de Bosco una superestrella internacional, pero comenzó a atraer más atención en los Estados Unidos y a principios de los 90 montó una gran gira. Desde entonces se ha convertido cada vez en un artista más popular internacionalmente, actuando regularmente en el prestigioso Festival de Jazz de Montreux.
Sus grabaciones continuaron apareciendo casi todos los años, y casi todas lo hicieron con éxito en Brasil. Ai Ai Ai de Mim de 1994 y Dá Licença Meu Senhor de 1996 fueron aclamados a nivel mundial por la crítica y alcanzaron puestos altos en listas de éxitos en España y América Latina. En el siglo 21, Bosco realizó una gira por Japón y Europa, así como América Latina, y la discográfica Universal comenzó un intenso programa de reedición de sus títulos de catálogo. Su propia producción durante esos años, en particular Tristeza de Uma Embolada, Malabaristas Do Sinal Vermelho y Curtição tuvo un buen desarrollo comercial y de crítica, así como el disco grabado en directo Não Vou Pro Céu, Mas Já Não Vivo No Chão.
Bosco se concentró en el estudio y el trabajo colaborativo durante gran parte de la segunda década del nuevo siglo. Continuó sus giras por Brasil, pero también tocó en grabaciones de su hija Julia, Josee Koning y Nils Landgren. Fue uno de los artistas destacados en el concierto de tributo de Moacir Santos y su grabación, Ouro Negro, y contribuyó en el álbum de Eliane Elias Dance of Time (2017). Bosco recibió un Lifetime Achievement Award de The Latin Recording Academy en la 18° entrega anual de los Latin Grammy Awards el mismo año.
João Bosco
João Bosco: Guitarra y voz.
Ricardo Rodrigues: Guitarra.
João Baptista: Bajo.
Leonardo de Castro: Batería.