· El octogenario creador exhibe desde el día 29 de octubre la individual ‘Balada de las banderas en cuatro series’, iniciada el siglo pasado y en la que trabajó durante 20 años
Joaquín Alvarado Janina, uno de los históricos y más comprometidos creadores grancanarios del arte en Canarias, inaugura, el día 29 de octubre, la temporada expositiva en el Centro de Artes Plásticas de la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario, con su muestra titulada ‘Balada de las banderas en cuatro series’, un alegato contra el dolor y la violencia que provocan los conflictos bélicos.
La mencionada exposición, que se mantendrá abierta hasta el próximo 27 de noviembre en el citado centro ubicado en el número 8 de la calle Colón, en la zona de Vegueta, podrá visitarse de manera gratuita de lunes a viernes, de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas.
Janina, que cuenta con 83 años, exhibe en esta entrega individual una serie realizada en 1986 del pasado siglo, pero que concluyó, tras trabajarla durante 20 años, un siglo después, en 2006. Integrada por cuatro referencias distintas, ‘Banderas sobre ruinas’, ‘Banderas quemadas’, ‘Banderas para el hambre’ y ‘Banderas para la paz’, el pintor, que pertenece a una estirpe de creadores canarios que optaron por mantener con su arte y su activa militancia un discurso que confrontaba la libertad a la opresión y el atropello de la dictadura franquista, expuso por última vez en la capital grancanaria en 2018 su serie denominada ‘Multiplismo’.
El octogenario creador señala que dos de sus piezas claves de la muestra ‘Balada de las banderas en cuatro series’ son las tituladas ‘La Sima de Jinámar’ y ‘Pozos’, dos títulos simbólicos que hacen referencia a dos enclaves por los se precipitó la barbarie cometida contra miles de hombres y mujeres en Canarias durante la Guerra Civil. Este hijo de un concejal republicano encarcelado por la dictadura (así como otros cuatro hermanos por motivos políticos), confiesa que pinta desde los 10 años cuando ingresó en la Escuela Luján Pérez, siendo su director Felo Monzón. A los 17 años prosiguió su formación en Madrid, “esquivando la marginalidad que vivía el arte en Canarias en aquellos años”, trasladándose más tarde a París donde residió durante 12 años y descubrió a Picasso, Mondrian o Kandinski. “El único que evitó el presidio fui yo porque vivía en París”, bromea Janina.
Pintor de su tiempo
La serie que Janina presenta en el Centro de Artes Plásticas del Cabildo está elaborada con madera y materiales de desecho como alambres, latas metálicas, cartones, fragmentos de amenazantes concertinas y flores de tela, entre otros, que el creador adhiere a la base con el añadido de una enérgica composición cromática y matérica.
“Uno está obligado a ser un pintor de su tiempo”, señala Janina, quien confiesa haber pasado en su trayectoria por distintas etapas, desde la figurativa a la geométrica, pasando por la constructivista y la ‘multiplista’, término acuñado por él mismo y que le ha permitido investigar sobre la posibilidad de que la perspectiva pueda ser multiplicada.
“Me he ganado honestamente la vida con la pintura, aunque tanto mi hermano Agustín como yo siempre hemos sido ninguneados en las islas por los poderes culturales. El arte no está para servir a ninguna ideología, ni para enriquecerte. Así como los fusilamientos del dos de mayo de Goya recogen un momento de la historia, los creadores de nuestro tiempo estamos para poner en cuestión los abusos e injusticias del siglo XXI”, añade. El compromiso y la lucha por los derechos de la barriada de Tres Palmas, por ejemplo, es imposible separarla de sus apellidos Alvarado Janina.
Joaquín Alvarado, que confiesa su deseo de ocupar con una antológica el espacio del CAAM o La Regenta “antes de que llegue la nave en la que uno haya de partir”, guarda un recuerdo enaltecido de artistas con los que coincidió como Felo Monzón, Cirilo Suárez, Santiago Santana o Plácido Fleitas, “que llegaron a exponer en la Galería Wiott en tiempos difíciles, pero que nunca renunciaron a la cultura como instrumento de avance y progreso”, dice.
El creador fue profesor en la Escuela Luján Pérez, entidad que, a su juicio, “ha terminado convirtiéndose en una escuela moribunda porque desde el fallecimiento de Felo Monzón no ha potenciado a un creador o creadora significativo en el contexto el arte regional o nacional”, concluye.