Este domingo, 9 de octubre, el paleoantropólogo y biólogo José María Bermúdez de Castro (Madrid, 18 de junio de 1952) ha ingresado como miembro de la Real Academia Española (RAE). El nuevo académico pasa a ocupar la silla K, sucediendo en ella al arabista Federico Corriente, fallecido el 16 de junio de 2020.
El codirector del yacimiento de Atapuerca se incorpora así a la institución tras su elección por el Pleno de la RAE en la sesión del 16 de diciembre de 2021. Su candidatura fue presentada por los académicos Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron y Pedro García Barreno. Es precisamente el vicedirector de la RAE, Sánchez Ron, quien ha sido el encargado de dar la bienvenida al nuevo miembro de número y responder a su discurso de ingreso.
NATURALEZA, CULTURA Y EVOLUCIÓN
El Homo sapiens ha sido el protagonista del discurso Naturaleza, cultura y evolución, con el que Bermúdez de Castro ha ingresado en la Academia. A través de él ha querido ofrecer diversas reflexiones aprendidas durante sus 40 años de profesión dedicados a la especie humana y su evolución.
El paleoantropólogo ha querido recordar a los anteriores ocupantes de la silla K: «al político y escritor Francisco Silvela; al abogado, político y periodista Andrés Mellado; al médico, escritor e historiador Gregorio Marañón, o a la poetisa, dramaturga y maestra Carmen Conde, la primera académica de número de la Real Academia Española». Especial mención ha tenido su predecesor: «El trabajo de Federico Corriente no ha hecho sino recordarnos que no existe tanta distancia ni física ni cultural entre los diferentes pueblos que se asoman al Mediterráneo, por mucho que queramos diferenciar el mundo de Oriente del mundo de Occidente».
Tras desgranar el surgimiento y desarrollo del Homo sapiens, ha explicado que, «cuanto más avanzado es el progreso cultural de un pueblo, mayor es la percepción de sus gentes del abismo que existe entre ellas y las demás especies. Naturaleza y cultura serían aspectos diferentes y distantes».
Sin embargo, Bermúdez de Castro ha explicado que la propia cultura emana de nuestra naturaleza: «Nuestra creatividad representa lo que se conoce como patrimonio cultural, que vamos enriqueciendo en beneficio de cada generación. Sobre ese patrimonio nos apoyamos para incrementar nuestra capacidad adaptativa. Naturaleza y cultura entrelazadas y abrazadas en una unión indisoluble».
En este sentido, el científico ha querido desgranar los muchos aspectos que, a su juicio, compartimos con los primates, nuestros más directos antecesores del mundo animal, ya que «falseamos nuestra verdadera apariencia y creamos de manera artificial una mayor distancia fenotípica entre nosotros y los demás primates».
Es el caso de la jerarquía, la política, la justicia o la cooperación, que consideramos exclusivos de los seres humanos y que, detallando sus correspondientes hallazgos científicos, se pueden observar también en los primates.
LA TRANSFORMACIÓN DE LA NATURALEZA
No obstante, «los seres humanos hemos adquirido un sistema nervioso de características únicas entre los primates actuales. La plasticidad de los tejidos cerebrales es considerable y ello nos permite enriquecer nuestra mente con una infinidad de conocimientos. Gracias al crecimiento de la corteza cerebral hemos potenciado notablemente la capacidad para aprender, anticiparnos a los acontecimientos, planificar, mantener las ideas en la mente, organizar eventos, integrar experiencias, elaborar ideas nuevas y conceptos complejos, tomar decisiones de manera reflexiva, etc. En definitiva, hemos tomado conciencia de nosotros mismos y de la posibilidad de transformar la naturaleza como un modo de adaptación singular y muy eficaz. Fue así como nuestra propia biología dio lugar a lo que hoy en día la mayoría entendemos como cultura».
Bermúdez de Castro ha explicado, para finalizar, «que la cultura ha sido una adaptación muy beneficiosa para nuestra supervivencia, pero se nos está yendo de las manos. Nos alejamos de la naturaleza o simplemente negamos la necesidad imperiosa de mantener un equilibrio razonable con el medio. Ya estamos pagando un alto precio por ello».
Aunque ha puntualizado que «esa complejidad cultural de nuestra especie también ha alcanzado momentos sublimes. La arquitectura, la escultura, la danza, la literatura, la música, la pintura y el teatro, por citar solo las siete bellas artes más reconocidas, son logros extraordinarios de nuestra especie que estimulan nuestras emociones y nos elevan por encima de nuestras necesidades cotidianas».
UN PALEONTÓLOGO EN LA RAE
El vicedirector y académico de la RAE, José Manuel Sánchez Ron, físico e historiador de la Ciencia, ha contestado al nuevo miembro de número con las siguientes palabras: «Si alguien preguntase “¿para qué necesita la Real Academia Española un paleontólogo?”, que tenga en cuenta que una corporación como la nuestra que trata del idioma castellano, o español, no puede olvidar que la primera de sus tareas es explicar qué significan las palabras que se utilizan en nuestra lengua y deben, por consiguiente, ser recogidas en nuestro diccionario».
Además, Sánchez Ron ha considerado «la polivalencia, la pluralidad de los conocimientos de José María Bermúdez de Castro» como «necesarias» para la Academia. Asimismo, ha destacado que su «nuevo compañero ha publicado en castellano un buen número de artículos, científicos al igual que de divulgación y ensayo, así como columnas en varios diarios, un blog sobre evolución humana, y trece libros, algunos de los cuales van mucho más allá de la divulgación científica».
JOSÉ MARÍA BERMÚDEZ DE CASTRO RISUEÑO
Nacido en Madrid en 1952, estudió Ciencias Biológicas en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Licenciado y doctor en Ciencias Biológicas por la UCM, también fue profesor titular en el mismo centro (1988-1990). En 1991 obtuvo la plaza de científico titular en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), llegando a ocupar la categoría de profesor de investigación desde 1999.
Actualmente ejerce como coordinador del Programa de Paleobiología del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), es profesor honorario del University College de Londres y covicepresidente de la Fundación Atapuerca. Es académico correspondiente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia, y en 2010 fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Burgos.
Su trabajo de investigación se ha centrado fundamentalmente en los ámbitos de la antropología física, la evolución humana y la prehistoria, con experiencia de campo adquirida en la participación y dirección de excavaciones arqueológicas y paleontológicas.
Entre los principales premios obtenidos, destaca el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, otorgado en 1997 al equipo investigador de Atapuerca y recibido por el primer director (Emiliano Aguirre) y los tres codirectores actuales (Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell).
Asimismo, fue reconocido en 1998 con el Premio de Ciencias Sociales y Humanidades de la Comunidad de Castilla y León, otorgado a los responsables del Proyecto Atapuerca: Emiliano Aguirre, Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell; y en 2003 con el Premio Ciudad de Alcalá, Ciudad Patrimonio Mundial, otorgado al equipo director de Atapuerca, entre otros muchos galardones.
Además, ha participado en un total de 35 proyectos científicos, nacionales e internacionales, la mayoría de los cuales están relacionados con las excavaciones e investigaciones en los yacimientos de la sierra de Atapuerca (Burgos), y se han llevado a cabo entre 1991 y la actualidad. Su mayor contribución a la gestión científica está relacionada con la creación (miembro de la Comisión del Ministerio de Ciencia y Tecnología, 2003) y dirección del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) de Burgos, España (2004-2012).
Asimismo, ha comisariado exposiciones como las organizadas en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid en 1998, en el Natural History Museum de Nueva York en 2002, en el Instituto Cervantes en 2005 o en el Musée de l’Homme de París.
Como comunicador de ciencia, ha impartido aproximadamente 300 seminarios, cursos y conferencias invitadas en congresos nacionales e internacionales, así como charlas de divulgación. Además, ha publicado nueve artículos en la revista Nature y nueve en la revista Science, revistas multidisciplinares con mayor impacto científico. Entre los libros de divulgación científica que ha publicado, destacan El chico de la Gran Dolina (Drakontos, Planeta), Hijos de un tiempo perdido (Ares y Mares, Crítica, Planeta), Atapuerca. Perdidos en la colina (Destino, Planeta), La evolución del talento y Exploradores (Debate, Penguin Random House), Orígenes: el Universo, la Vida, los Humanos (Drakontos, Planeta), Un viaje por la prehistoria (Akal, Madrid), Pequeños pasos. Creciendo desde la prehistoria (Drakontos, Planeta) y Dioses y mendigos. La gran odisea de la evolución humana (Drakontos, Planeta).