- En el transcurso de una charla con su autora que tendrá lugar el día 18 de octubre, a las 18:30 horas y con el también escritor Luis León Barreto
Alrededor de la novela titulada ‘Moby Dick en Las Canteras Beach’, de la escritora Rosario Valcárcel, la Biblioteca Insular de Gran Canaria, celebra el día 18 de octubre, a las 18:30 horas, un encuentro-charla en el que el público que acuda a esta sesión podrá descubrir detalles del proceso de creación de esta obra literaria que narra una época importante en la vida de estas islas y de los protagonistas, entrecruzando recuerdos para lograr una novela basada en un hecho histórico como fue el rodaje en la capital grancanaria de la película ‘Moby Dick’ en la década de los años 50.
En el acto previsto por el citado centro bibliotecario dependiente de la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario, que será presentado por la profesora María José Godoy, participan tanto la autora de la novela, Rosario Valcárcel, como el también escritor Luis León Barreto.
La novela, que se editó en 2012 por Anroart Ediciones, aborda la lucha entre el bien y el mal y la emoción ingenua que provocó en la niñez de Valcárcel el rodaje de ‘Moby Dick’ por John Huston, lo que supuso el primer desembarco de Hollywood en Canarias. Para Valcárcel, ‘Moby Dick en Las Canteras Beach’ representa una «memoria inconsciente asociada al tiempo pasado de mi familia, amigos y vecinos», que hablaban sobre el rodaje que tuvo lugar en Gran Canaria, en concreto en el mar de Las Canteras, en la zona de La Puntilla.
‘Moby Dick en Las Canteras Beach’ se trata de una novela elaborada con un tratamiento literario, con hechos documentados que funciona a través del propio título de Melville, mediante pequeños episodios que se van intercalando en la propia narración y a través de un narrador- protagonista, una adolescente llamada María Teresa que nos va acompañado y presentando a los artistas de Hollywood y a los protagonistas canarios que intervinieron en el rodaje y nos va ayudando a entender cómo era la isla en aquellos años.
La autora señaló en su día que quiso escribir este libro porque cada día era más consciente de que la vida y los recuerdos son una interminable sucesión de momentos, de rutinas que pasan tan rápido que se nos escapan, que se pierden en las memorias. Por ello se considera una novela a modo de testimonio que le permitió retroceder en la historia, contar y revivir todas aquellas anécdotas que sucedieron durante la realización del rodaje en Gran Canaria, en los años 1954 y 1955. ‘Moby Dick en Las Canteras Beach’ fue también publicada en Francia por la editorial parisina «L’Harmattan», traducida por Marie-Claire Diurand Guiziou y Jean Marie Flores.
Así, durante un tiempo se sumergió en el mundo apasionante de los platós, de las aguas del Confital, de nuestras aguas de Las Canteras. Se sumergió en los rincones y las esquinas del Puerto de La Luz, en los Astilleros, en la compañía carbonera que pertenecía a la Casa Miller donde se construyó el armazón de la gran Ballena Blanca. Y escuchó a uno de los operarios, a Juan Socorro, decir el día de la terminación de la maqueta que le parecía de verdad como si fuese de carne y hueso, que parecía que tenía alma.
Ha disfrutado con la llegada de los artistas al aeropuerto, con la llegada del hidroavión, con el bautizo de Moby Dick. Ha escuchado anécdotas como las de las gaviotas o el día que se echaron a volar al mar unos dólares en una partida de póker y unos de los canarios que trabaja en el filme los recuperó. Ha escuchado el bullicio del Juan Pérez y del Hotel Madrid.
Ha escuchado los ruidos y los silencios de Moby Dick. Un personaje especial, un personaje del mundo de la ficción pero que a medida que se iba acercando a ella iba comprendiendo lo hermoso de la diversidad y lo pequeño que somos los humanos en comparación con otros seres vivos.
Ha intentado transmitir la magia de un personaje especial. Un personaje del mundo de la ficción que se vuelve tan real como la propia realidad. Que sufre por las injusticias por la que fue creada, que no entendía el por qué el destino disponía de ella a su antojo, el por qué tenía que interpretar a aquel cachalote malvado de Melville. Una ballena que a diferencia de la de nuestro escritor americano no hay lugar en ella para la maldad porque la bondad lo ocupa todo.