Por María Victoria Padrón Martinon //
Con motivo del centenario del nacimiento del poeta Manuel González Sosa, y sumándome a los reconocimientos que le han sido ofrecidos, quisiera compartir con ustedes las circunstancias en que se desarrolló la colaboración artística entre el poeta y el pintor Antonio Padrón.
A lo largo de diez años, corto espacio de tiempo condicionado por la temprana muerte del pintor, numerosos dibujos del artista partieron del estudio de Gáldar con destino a revistas literarias y páginas periodísticas, fundadas por Manuel González Sosa, a la par que se establecía una fluida correspondencia entre ellos, vehículo que utilizaré para desglosar esta fructífera cooperación.
Ya desde 1942, año en que Antonio Padrón se inscribe en la Academia A.B.C. de Dibujo de Madrid con el fin de preparar su ingreso en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, se manifiesta el atractivo que sobre él ejerce la ilustración de dibujos.
Finalizados sus estudios en la Escuela Superior en 1949, y tras un periodo de tanteo y observación de la vida pictórica madrileña, regresa a Gran Canaria en 1951. Siete años después, el 25 de mayo de 1958, el periodista Pedro González Sosa, hermano del poeta, publicaba en el diario ¨Falange” una interesantísima entrevista realizada a Antonio Padrón, quien había obtenido el Premio de Pintura en la Bienal Regional de Bellas Artes en El Gabinete Literario, con su óleo Ángeles.
En la entrevista, González Sosa extrajo de Padrón una rica información sobre la importancia del entorno sobre su creación, así como la irrelevancia de la búsqueda de ciertos paralelismos con determinadas corrientes artísticas (que comentaremos en otra ocasión). Y cuatro días después Padrón escribía.
“Gáldar 29 de mayor de 1958
Estimado amigo González:
Recibí su atenta carta con los pliegos de Poesías “San Borondón” y me alegra mucho que a su hermano le interese publicar el dibujo que le regalé a Ud. (…), puede contar con mis servicios desinteresados en pro de esa joven Revista canaria.”
La revista “San Borondón” será la primera publicación fundada por Manuel González Sosa, que muestre dibujos de Padrón, seguida de la colección de poesías “La fuente que mana y corre” (1962) y del suplemento dominical cultural “Cartel de las Artes y de las Letras”.
El 2 de febrero de 1960 González Sosa escribe a Padrón agradeciéndole el envío de dibujos para la citada revista.
“Estimado amigo (…) Para la portada hemos elegido el tema de la muchacha de la madeja. Es decir, de las tres variaciones -a cuál más bella- hemos escogido la de trazos negros por entender que el fondo blanco hace mejor en la portada”.
Los dibujos de Padrón fueron realizados a tinta china en su mayor parte, preferencia que manifiesta en una de sus cartas a González Sosa, y con un estilo evidentemente geométrico, puesto que esta tendencia comienza a afianzarse, tanto en su obra sobre papel como en los óleos, desde mediados de los 50.
Sin embargo, esta paridad formal no se corresponde con una unidad temática puesto que el retrato, relegado progresivamente del óleo, se mantendrá en la obra sobre papel, como evidencian numerosos dibujos de “Cartel”.
“Gáldar mayo 1964
Querido amigo Manolo:
Como he podido comprobar que la página “Cartel” continúa viviendo gracias a Dios y a Manolo González (…)”
Este pequeño fragmento es un exponente de la evolución de la amistad entre el poeta y el pintor, donde la familiaridad se había impuesto a la formalidad inicial.
De toda la correspondencia establecida entre Padrón y González Sosa presenta especial significado la carta redactada por el artista el 11 de abril de 1967, en la cual hace referencia a los tres dibujos que ilustrarían el poema El Mar de Carlos Murciano, dentro de la colección “La fuente que mana y corre.”
“Amigo Manolo:
Te envío los dibujos para los tres poemas de Carlos Murciano, indicándote, como podrás ver, que al pie de cada dibujo queda indicado el poema al que corresponde, dejando a tu voluntad la elección de cada uno de ellos, ¿entendido?”
Los dibujos de 1967 llevan su impronta: trazos sueltos, esquemáticos, de gran precisión, a tinta china como es habitual. Aunque carecieran de firma no habría dificultad para identificarlos como obra de Antonio Padrón. Fueron recibidos por Manuel González Sosa y los talleres de Pedro Lezcano editaron El Mar el 26 de enero de 1968. Cuatro meses después el pintor fallecía y su obra comenzaría a ser no solo conocida, sino también estudiada.
Las revistas literarias de Manuel González Sosa, así como la página “Cartel”, contribuirían al interés por el pintor, interés que desde el Cultural Canario me gustaría mantener y, si fuera posible, incrementar, pues considero que aún queda mucho por escribir, y pienso hacerlo, con riguroso uso de las fuentes documentales.