La evocación veneciana del concierto ‘Serenissima’ entusiasma a las doscientas personas que llenaron la Casa de Colón


• El espectáculo de El Afecto Ilustrado puso un broche dorado a la temporada del ciclo ‘Música Antigua en el Patio’ del centro

 

Las Palmas de Gran Canaria, 14 de julio de 2017.- La invitación de la Casa de Colón a sumergirse en un ambiente de evocación veneciana con el concierto ‘Serenissima’ de la agrupación El Afecto Ilustrado se convirtió en un auténtico éxito. Doscientas personas ocuparon el patio principal del centro y la galería superior completando así el aforo en una cita que tuvo lugar en la noche del jueves y que puso un broche dorado a la temporada del ciclo ‘Música Antigua en el Patio’.

 

La velada trasladó al corazón de Vegueta los aires de aquella Venecia que se debatía entre el esplendor y la decadencia, caldo de cultivo donde cristalizó el genio de Vivalvi, nacido en la ciudad de los canales. Su música sirvió de hilo conductor y, enganchados a ella, como embarcados en una góndola sonora, fluyeron las interpretaciones de un elenco de artistas que cosechó aplausos y ovaciones a lo largo de todo el espectáculo.

 

La soprano Estefanía Perdomo fue el mascarón de proa de una noche de sonatas, cantatas, sonatas, oratorios y máscaras donde brilló igualmente la capacidad interpretativa y expresiva de los violinistas Juan Carlos Gómez y Adrián Linares; de Víctor Gil a la viola; del violonchelista Diego Pérez; de Héctor González a la tiorba y, por último, de Raquel García a la clave.

 

La música se entrelazó además con la palabra a través de la lectura de textos que reflejaron las impresiones de los viajeros que recalaron en Venecia a lo largo de los tiempos desde el mismísimo Petrarca. Y por encima de todo, la celestial música de Vivalvi, el hombre que dio fama internacional a la orquesta del Ospedale della Pietá, creada inicialmente para mantener alejadas de la prostitución y la corrupción veneciana a las niñas huérfanas y desde la cual alumbró una belleza que sigue maravillando a quien la escucha más de cuatro siglos después, como se comprobó de nuevo en la Casa de Colón.

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