Su director principal, Antonio Méndez, dirigirá a la formación, que contará con los solistas Raúl Mirás y Sviatoslav Belonogov
El heroísmo épico de Don Quijote será el hilo conductor de la séptima propuesta de la Sinfónica de Tenerife para la temporada 2019-2020, que tendrá lugar este viernes [día 07] a las 19:30 horas en el Auditorio de Tenerife, y que estará liderada por su director principal, Antonio Méndez.
Para este concierto conformado íntegramente por dos obras del compositor Richard Strauss, se contará como solistas con el violonchelista Raúl Mirás y el viola Sviatoslav Belonogov. Además, violinista Birgit Kolar actuará de concertino con algunos solos que ejecutará con un violín Carlo Bergonzi, manufacturado en Cremona, Italia, en 1723 y perteneciente a la colección de instrumentos del Banco Nacional de Austria.
El programa de Don Quijote y el héroe estará compuesto por los poemas sinfónicos Don Quixote, op. 35 y Ein Heldenleben, TrV 190/op. 40 y esbozan la figura literaria castellana como el héroe, el loco, el noble o el aventurero en una deslumbrante conjunción de poemas sinfónicos que el compositor teutón imaginó al mismo tiempo y de forma complementaria.
Las entradas para este concierto de abono, pueden adquirirse en la taquilla, de 10:00 a 19:30 horas de forma ininterrumpida de lunes a sábado; por teléfono en el 902 317 327; o por internet en las páginas web www.sinfonicadetenerife.es y www.auditoriodetenerife.com.
El violonchelista gallego Raúl Mirás, formado en el Conservatorio Superior de Música del País Vasco, con Asier Polo, Máster en la Musik-Akademie Basel (Suiza) con Thomas Demenga, y Máster y Konzertexam en la Hochschule für Musik Rostock con Julian Steckel; ha actuado como solista al frente de orquestas como la Orquesta Gaos, Orquesta Sinfónica de Musikene, FRSinfonieorchester Rostock o la Joven Orquesta del Principado de Asturias. También ha realizado recitales en España, Italia, Suiza y Alemania; participando en festivales como el Festival Bal y Gay, Zermatt Festival, Akademie Rutesheim, Festival Turina, Gustav Mahler Academy, Montreux Festival o Lucerne Festival.
El viola kazajo Sviatoslav Belonogov se graduó en la Academia Superior Musical rusa tutelado por Vyacheslav Trushin, donde obtuvo el Master of Fine Arts (1992). En 1988 se alzó con el Concurso Nacional de Viola de la URSS en Lviv y en 1993 con el Concurso Internacional D. Shostakovich para Cuartetos de Cuerda. Ha sido miembro de la Orquesta Nacional de Rusia y solista de la Orquesta Maliy Estatal Sinfónica y de la Orquesta de Cámara Los Virtuosos de Moscú. Desde 1997 es viola solista de la formación del Cabildo de Tenerife.
El programa
El programa está engarzado con dos obras que se complementan de forma natural, ya que el propio Strauss los compuso en torno a la figura del héroe, a través de sendos poemas sinfónicos ideados de forma paralela y complementaria.
El compositor alemán apela al vanguardismo para escribir estas piezas muy detalladas, no sólo en su idea plástica de cada escena que nos describe, sino también sobre el uso del lenguaje y perfil psicológico, trascendiendo a la figura del ingenioso hidalgo.
En 1898 se estrena en Colonia Don Quijote op. 35, donde dota a cada personaje de rasgos instrumentales propios, componiendo con diez variaciones más la Introducción y Final. Así, el hidalgo manchego se ve reflejado en el violonchelo, mientras que Dulcinea se muestra en el violín. El arpa refleja el ideal caballeresco y el oboe su existencia más prosaica. Por su parte, Sancho Panza y su proverbial verborrea es representado por una viola, aunque también por un clarinete y una tuba.
En la primera variación se recrea la famosa batalla de Don Quijote contra molinos de viento. En la segunda, el enemigo pasa a ser un rebaño de ovejas, representadas por las trompas y trompetas. En la tercera se puede percibir una síntesis de las conversaciones entre Sancho y Quijote, sobre su mundo y la caballería. Más tarde, en la cuarta, Strauss muestra el encontronazo del héroe con una procesión de penitentes, cuya virgen confunde con “una buena señora que allí va cautiva”.
En la quinta y sexta variación se presenta la dualidad entre el ideal y la realidad sobre Dulcinea, con Don Quijote velando las armas. En la séptima, una máquina de viento recuerda al caballo volador. Un ritmo de barcarola emula al paseo de una barca por el Ebro en la octava, mientras que en la novena, Frailes de San Benito (fagotes) son tenidos por magos malignos. En la décima, Don Quijote cae abatido por el Caballero de la Blanca Luna y decide regresar a casa, abandonando las armas.
Un año después, Strauss estrenó en Frankfurt su Vida de héroe, en lo que sería considerado en la actualidad como una autobiografía autoproducida y que fue recibida negativamente por algunos de sus contemporáneos por ser un excesivo auto homenaje. Con la sombra de Beethoven y su Tercera sinfonía como punto de referencia, el compositor desarrolla a través de seis secciones sin solución de continuidad, una obra ven la que también personifica a través de instrumentos, donde por ejemplo sus críticos serían la sección de vientos y su compañera Pauline de Ahna un violín solista.
El héroe en el campo de batalla es representado por combate cargado de metales y percusión, predominantes durante todo el movimiento que dará paso a Las obras de paz del héroe, que vienen a significar un repaso al propio catálogo de obras del autor: Don Juan, Muerte y transfiguración, Zarathustra. Finalmente, el héroe se retira del mundo a través de una suerte de interludio bucólico, un tanto pastoril, protagonizado por las trompas.