- El encuentro, organizado por el colectivo ecologista Turcón, rinde homenaje al patrimonio teldense vinculado con esta actividad, que fue el motor económico de Gran Canaria
- Las sesiones tienen lugar, a partir de las 18:00 horas, los días 14 y 16 de febrero
- El día 10 de febrero se organiza una ruta guiada de asistencia libre a construcciones vinculadas con el cultivo de la caña de azúcar
Han pasado 30 años desde la noche del 14 de febrero de 1994, cuando cayó una de las pilastras del antiguo ingenio azucarero de Los Picachos de Telde. Múltiples fueron los esfuerzos para crear un estado de opinión activo y de defensa de este bien patrimonial. Las administraciones se unieron y llegaron a un compromiso con la ciudadanía y con el patrimonio histórico de Canarias. Todos los meses de febrero, el colectivo ecologista Turcón-Ecologistas en Acción, toma el compromiso de recordar y renovar el vínculo con el legado arqueológico y patrimonial de Telde y de Canarias en general. Este es el espíritu de las ‘Terceras Jornadas de los Ingenios Azucareros: Investigación, participación y valores a preservar. 30 Aniversario (1994-2024)’. La Casa-Museo León y Castillo, centro gestionado por la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, acoge los días 14 y 16 de febrero, a partir de las 18.00 horas, esta cita con el recuerdo y la tradición. La entrada es libre y gratuita, hasta completar aforo
Además de la Casa Museo León y Castillo de Telde, colaboran en esta actividad la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, la Consejería de Participación Ciudadana del Cabildo de Gran Canaria y el Ayuntamiento de Telde.
Un paseo por la historia
Aunque las jornadas propiamente dichas tendrán lugar los días 14 y 16 de febrero en la sede museística teldense, las acciones paralelas incluyen una ruta guiada de asistencia libre y carácter familiar el sábado, día 10 de febrero, a las 9:30 horas. La actividad incluye una visita a Los Picachos y construcciones de Telde vinculadas con el cultivo de la caña de azúcar. Dará inicio en el Ingenio Azucarero de Telde y estará a cargo del investigador Valentín Barroso. Los exteriores estarán guiados por arqueólogos del colectivo Turcón.
La ruta finalizará con una parada en el retablo de la Iglesia de San Juan, Basílica Menor de Telde para observar su valioso retablo gótico flamenco. Desde hace unas semanas, el experto Iván Arencibia acomete labores de conservación y mantenimiento en esta pieza excepcional del siglo XVI del altar mayor del templo.
Conferencias y homenaje Benedicta Rivero
Las Terceras Jornadas sobre Ingenios Azucareros darán comienzo el miércoles, día 14 de febrero, a las 18:00 horas, en el salón de actos de la Casa Museo-León y Castillo, con la presentación a cargo de la presidenta de Turcón, Consuelo Jorges López. Tras las presentaciones institucionales, intervendrá el profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, doctor en Historia Moderna, Manuel Lobo Cabrera, quien impartirá una conferencia sobre las haciendas azucareras en Canarias, al ser uno de los grandes investigadores académicos a este respecto.
El viernes, día 16 de febrero, también a partir de las 18:00 horas, en el mismo centro museístico teldense, Antonio María González Padrón, cronista oficial de la ciudad de Telde, disertará sobre el patrimonio artístico teldense como resultado del comercio del azúcar.
A continuación, a partir de las 19:00 horas, llegará uno de los momentos más emotivos de esta edición de las jornadas. Se trata del acto de recuerdo de la profesora de la ULPGC Benedicta Rivero Suárez, doctora en Historia Medieval, que falleció en Telde, el año 2023. A modo de semblanza y puesta en valor del trabajo realizado por la profesora sobre el azúcar en Canarias, hablará el profesor honorífico de la ULPGC Vicente Suárez Grimón.
Los Picachos y la globalización del ‘oro blanco’
El azúcar en los siglos XV, XVI y ya en menor medida en el primer cuarto del XVII supuso el auténtico motor económico de Gran Canaria, marcando su desarrollo, además de las que venían dadas por la pertenencia a estamentos militares, de la administración o religiosos, las diferencias sociales del momento. También los ingenios tanto con sus plantaciones, como sus núcleos fabriles y de población y sobre todo con la extracción permanente y continua de madera de los bosques isleños supusieron un fenómeno de transformación paisajística de gran importancia que sin duda marcó la fisonomía de la isla en los siglos venideros.
Los ingenios azucareros pronto se convertirán en importantes emporios económicos a los que se les asocian no sólo las infraestructuras necesarias para la producción de azúcar (plantaciones, molino, salas de calderas, salas de purgado, etc.), sino que se irá creando un verdadero ente autónomo en el que se construyen las viviendas para alojar a los trabajadores del ingenio (especialistas, artesanos, asalariados, esclavos, etc.), hornos de pan, etc.
La exportación de azúcar permitió el despegue económico del archipiélago marcando el desarrollo de los principales núcleos poblacionales de las islas productoras, hasta que la competencia de las producciones americanas provoca la crisis y declive del azúcar en el archipiélago, obligando a la reconversión de la producción agrícola canaria hacia la producción de vino.
La expansión atlántica del cultivo de caña de azúcar culmina con su traslado a América, donde vivirá su apogeo y máxima expansión agrícola en las colonias españolas, pero, sobre todo, en las portuguesas, principalmente en Brasil, que constituye en la actualidad, el principal productor de azúcar en el mundo.
A lo largo de estas jornadas, se ha hablado, por ejemplo, de la llegada en el primer tercio del siglo XVI, de tres retablos flamencos de primera categoría a Telde, vinculados a la familia García del Castillo, propietaria de ingenios azucareros.
Las ruinas de Los Picachos todavía no han escrito su última página. Lo cierto es que el ingenio y el azúcar permitió trazar una línea tangencial atlántica, una ruta económica, social y cultural, entre Europa, Madeira, Canarias y el Nuevo Mundo. Todas estas investigaciones y su posterior divulgación, ayudarán a comprender mejor todo aquel complejo industrial del oro blanco que globalizó la realidad de Telde y su conexión con el mundo del siglo XVI.