Por José Fraguas //
Como violinista y crítico musical, he aprendido que la verdadera música popular no es aquella que repite fórmulas, sino la que, desde lo propio, se atreve a dialogar con el mundo. La música canaria, rica y viva, merece ese diálogo. Por eso esta entrevista tiene para mí un valor especial. No solo por el grupo del que hablamos, Los Labradores de Abona, sino por la persona que ahora lo dirige. Tuve la oportunidad de conversar con su nuevo director, Jose Miguel Oramas Glez, y lo que encontré fue una visión moderna, comprometida y valiente. Un proyecto que nace del respeto, pero también del deseo de transformación.
¿Qué significa para tí asumir la dirección de Los Labradores?
Para mí es un auténtico honor, porque no solo hablamos de un grupo con una gran trayectoria, sino también de un grupo al que estoy vinculado desde hace tiempo. Empecé tocando el timple con ellos cuando tenía 14 años, así que es también una vuelta a mis orígenes. Ahora, con 27, asumir la dirección es una forma de devolver todo lo que aprendí y crecer con ellos desde otro lugar. Además, son gente maravillosa, con muchas ganas, y eso lo hace todo más fácil y bonito.
¿Cuáles son tus primeras líneas de trabajo como director?
Una de las ideas principales es ampliar el repertorio. No quiero dejar de lado lo tradicional, porque es nuestra esencia, pero sí abrir el abanico. Incluir música latinoamericana, canciones populares que no sean estrictamente folclóricas, e incluso adaptar temas conocidos a nuestro formato. La idea es que se note que somos una parranda viva, que se adapta, que escucha y se atreve a experimentar, siempre desde el respeto a lo nuestro.
¿Cuál es el objetivo de esa apertura estilística?
Acercarnos a públicos más diversos. A veces lo tradicional suena lejano para ciertos sectores, sobre todo los jóvenes. Si tú introduces una canción que conocen, aunque esté tocada con instrumentos tradicionales, ya los tienes ahí. Y desde ahí les puedes ofrecer una folía, una isa… y la escucharán de otra forma. Se trata de tender puentes.
¿Qué papel juega la parte instrumental en tu propuesta?
Un papel importante. Quiero que no todo sea canto. Que haya espacios donde se luzcan los músicos con piezas trabajadas, solos, arreglos distintos… Que el público perciba el nivel que hay dentro del grupo.
Participan el día 27 en la Caña Solidaria. ¿Qué supone para ustedes?
Tenemos muchísima ilusión. Para nosotros no es solo una actuación, es una forma de ayudar, de poner la música al servicio de una causa. Llevamos semanas preparando un repertorio especial, con temas tradicionales y algunas sorpresas. Queremos que sea una actuación completa, y sobre todo, que deje huella.
¿Qué aporta Los Labradores de Abona de distinto en un evento así?
Frescura. Somos una parranda, sí, pero con juventud, fuerza, ideas nuevas y al mismo tiempo mucho respeto. Eso se nota en el escenario. No vamos a hacer lo de siempre por hacer. Vamos con alegría, con compromiso, con ganas de emocionar. Y eso el público lo percibe.
¿Crees que la música canaria debe estar presente en otros contextos más allá del costumbrismo?
Totalmente. No podemos quedarnos solo en las romerías. La música canaria puede estar en muchos sitios distintos. La Caña Solidaria lo demuestra: mezcla cultura, compromiso, participación. Nosotros queremos formar parte de eso con nuestra identidad, pero también con una mentalidad abierta.
¿Qué importancia le das a la puesta en escena?
Mucha. Queremos que se note que hay trabajo, una idea, un concepto. La música entra por los oídos, pero también por los ojos. Si el público ve que todo está cuidado, conecta mejor.
¿Y en lo interno del grupo? ¿Qué clima se respira?
Muy bueno. Aquí no hay protagonismos. No soy una figura aparte, soy uno más. Dirijo, sí, pero también escucho, acompaño, propongo. Y eso ha generado un ambiente muy bonito, de colaboración real.
¿Y eso se nota en los ensayos?
Se nota mucho. La gente viene con ilusión, con ganas. Hay propuestas, hay alegría. Cuando hay buen ambiente, todo fluye. Y eso se transmite al público. Una parranda no es solo técnica: es alegría, emoción, y eso solo se logra si dentro hay armonía.
¿Sientes que ese ambiente es algo que construiste tú o que ya estaba?
Yo diría que surgió solo, de forma natural. Porque la gente está implicada, hay conexión entre los miembros, todos remamos en la misma dirección. Yo solo intento cuidar eso, mantenerlo vivo, y que se note también desde fuera.
¿Un mensaje final para el público que los verá el día 27?
Que vengan, que disfruten, que apoyen la causa y que se acerquen con ganas de pasarlo bien. Nosotros vamos a darlo todo, como siempre, y seguro que va a ser una noche muy especial.
Escribo esta entrevista desde el compromiso que asumo como crítico musical de mi tierra. No basta con hablar de lo canario como símbolo: hay que hablar de lo canario como creación viva. El trabajo del nuevo director de Los Labradores de Abona no es solo valiente: es necesario. Porque lleva nuestras raíces al presente y las proyecta al futuro. Y eso, desde la crítica, se celebra.
