La excavación en el convento franciscano de Betancuria aflora paramentos, de lo que podría ser la fachada del convento, y restos de cerámicas de los siglos XVI y XVII, además de tejas, baldosas, ladrillos y argamasa
Un instante de la visita a los trabajos arqueológicos.
El convento de San Buenaventura es uno de los enclaves históricos de mayor trascendencia que se conservan en la actualidad, no solo en Fuerteventura sino en el conjunto del Archipiélago. A pesar de su relevancia para la historia de Canarias, se ha visto relegado a un secular olvido que ha favorecido su deterioro progresivo. La intervención arqueológica en curso inicia un plan de actuación centrado en la investigación que permita recuperar sus valores históricos y patrimoniales.
Se trata de un proyecto puesto en marcha por la Dirección General Patrimonio Cultural del Gobierno, con la colaboración del Cabildo de Fuerteventura y el Ayuntamiento de Betancuria, a cargo de la empresa especializada Tibicena. La intervención implica el desarrollo de diferentes actuaciones que tienen que ser articuladas en el marco de un proyecto de alcance. La primera de estas actuaciones es la ejecución de sondeos arqueológicos en el subsuelo y de tipo mural que permitan la generación de datos novedosos que complementen la información oral y escrita disponible, para generar un conocimiento profundo sobre este importante enclave.
Así lo han podido comprobar el presidente del Cabildo de Fuerteventura, Marcial Morales y Miguel Ángel Clavijo, titular de Patrimonio Cultural en la visita realizada hoy con los medios de comunicación a este enclave de Betancuria. «La intervención está encaminada a completar y garantizar la documentación, investigación y condiciones de conservación del yacimiento en diferentes campos en un proceso coordinado a partir de varias fases de trabajo», indicó Miguel Ángel Clavijo. En esta línea, Marco A. Moreno apuntó que «la excavación arqueológica nos está proporcionando datos con los que poder valorar la naturaleza de los restos que aún perviven en el subsuelo. Con ello podremos determinar las zonas que tengan una mayor riqueza arqueológica. Así mismo, permite realizar una primera aproximación a la extensión original del espacio conventual, definir la secuencia estratigráfica en diferentes puntos de interés del edificio, establecer cronologías fiables mediante datación radiocarbónica y determinar la secuencia paramental de al menos algunas zonas de la obra. De modo que la lectura vertical sea complementaría a la realizada en el subsuelo» .
Primeros resultados
Esta intervención destaca por ser la primera actuación sistemática y profesional en un edificio de estas características encaminada a articular futuras políticas sobre su protección y puesta en uso. Se han realizado de momento unos cinco sondeos, en dos de los cuales han aparecido paramentos. Uno de ellos situado al Oeste, de cara a la Ermita y al barranco que «a priori puede ser la fachada del convento. Ambos conservan parte de los enlucidos y parece haber una buena conservación de la planta del claustro» explica Marco Antonio Moreno, director de la excavación.
En cuanto a los hallazgos arqueológicos destacan los restos de cerámicas de los ss. XVI-XVII, material constructivo como tejas, restos de ladrillos, baldosas y argamasas. De igual forma, se ha documentado paredes muros en la parte norte de la Iglesia, que pudieron pertenecer a la sacristía, o una construcción asociada a la propia iglesia. Moreno destacó que la intervención del Juez Roldán Verdejo, «si bien sirvió para paralizar la desaparición de los restos que en ese momento existían en superficie, no coinciden con lo que está saliendo a la luz en esta intervención arqueológica. De forma que parece que pueden existir muchos más restos arqueológicos que los conocidos hasta ahora».
Iglesia convento franciscano de San Buenaventura
Sus restos son testimonio de la profundidad de los acontecimientos históricos que marcan el devenir insular como expresión del fin de una era ligada a la primera ocupación humana de la isla, la etapa aborigen, y su sustitución por un nuevo orden que significa la incorporación de Canarias a las coordenadas socio políticas de la Europa bajo medieval.
La importancia histórica de Betancuria, como primera capital de la isla y de Canarias, se manifiesta en las numerosas edificaciones que aún persisten como la iglesia de Santa María, las ruinas del convento franciscano de San Buenaventura, la ermita de San Diego, el museo de arte sacro, el museo arqueológico etnográfico y las numerosas muestras de arquitectura doméstica, que son testimonio del esplendor y posición preeminente de la Villa, mereciendo su declaración como Conjunto Histórico en 1979.
Específicamente, por lo que al convento de San Buenaventura se refiere, constituyó la primera fábrica conventual del Archipiélago. Su fundación, promovida por monjes franciscanos procedentes de Castilla bajo el auspicio del papa Benedicto XIII, se produjo en 1416, pocos años después de concluir la anexión normanda. En esta empresa prevalecía el objetivo de afianzar la efectiva cristianización de los aborígenes que sobrevivieron a las sacas esclavistas y la violencia de la conquista, así como constituir un centro misionero desde el que articular el proceso de evangelización de las restantes islas del Archipiélago. Del convento del siglo XV apenas sobreviven algunos cimientos de lo que fueran las celdas de los monjes pues el conjunto fue arrasado en el ataque de 1593. Por su parte, de la fábrica del XVII quedan los muros desnudos de la iglesia, careciendo de cubierta.
No obstante, es difícil valorar de forma certera los componentes que aún puedan permanecer ocultos en el subsuelo, y cual es su estado de preservación. Por ello se propone este de estudio arqueológico, resultando altamente probable que en el sitio persistan importantes testimonios de los que fue la vida de este emblemático conjunto religioso.