Los tangos de Francis Andreu ponen punto y final al ciclo ‘Orillas’ en el edificio Miller


  • El último de los conciertos gratuitos se celebra el día 13 de agosto (21:00 horas) con el directo de la carismática cantante uruguaya, considerada una renovadora del género

La cantante uruguaya Francis Andreu (1985) clausura el ciclo musical ‘Orillas’ el día 13 de agosto (21:00 horas) en el edificio Miller, con el espectáculo de carácter gratuito denominado ‘A puro tango’, un concierto en el que evidenciará su potente y carismática propuesta renovadora emprendida desde hace años alrededor del género que representa el pulso y el alma de dos ciudades hermanas como son Buenos Aires y Montevideo, el tango.

En el directo de Andreu, impulsado por la Sociedad de Promoción del ayuntamiento de la capital grancanaria, la artista se presentará con una banda integrada por músicos uruguayos y canarios para ofrecer al público un repertorio de tangos clásicos cuya esencia no pierde un ápice de verdad, a pesar del estilo desenfadado con el que ha cautivado a las nuevas generaciones.

Andreu, que ha compartido escenario con artistas como Diego El Cigala o el Canario Luna, entre otros, canta desde los 16 años. Se confiesa una fanática del músico argentino Roberto ‘Polaco’ Goyeneche, “pero con una actitud rockera en el escenario, modulada en compases de dos por cuatro”, explica. “Es mi intérprete de cabecera porque sigo aprendiendo todo el tiempo de él. Cada vez que lo escucho me emociono y descubro cosas nuevas en su interpretación, cómo marca las enes o sus silencios prolongados que calzan justo”, añade.

Descubierta a los 17 años por el productor argentino Horacio Pessagno mientras tarareaba temas en un recital de la tanguista Adriana Varela en Montevideo, grabó una demo en Buenos Aires y a los pocos meses, en el mismo local en el que la descubrieron, se presentó por primera vez ante el público, junto al músico uruguayo Alberto Magnone, encandilando con su desfachatez a un público que, a través del boca a boca, la promocionó de manera natural hasta el momento actual, en el que es adorada tanto en Argentina como en Uruguay o México. En 2011 publicó su primer disco con trece tangos y en 2017 edita ‘Pura sangre’, un trabajo que condesa en tres ‘cedés’ un total de 47 temas históricos de numerosos compositores clásicos.  Al año siguiente lanza un nuevo disco con versiones clásicas con enfoque tanguero y milonguero del músico, compositor y productor uruguayo, Jaime Roos. Al referirse a esta entrega Andreu explica que le gusta interpretar “tangos muy sangrientos, pasionales y fervientes, pero, en el caso de este disco dedicado a Roos, hay historias de amor. Tuve un crecimiento como intérprete con ese disco”.


Tangos machistas

“Creo que tengo un público muy fiel que se suma en las cosas que me propongo”, señala Andreu, que reconoce que la situación actual la ha obligado a retirar varios tangos de su repertorio por machistas. “A mí me encantaría que la gente entendiera que el tango es un género musical que nos define y nos muestra una época de la historia. Eso pasó entre los 30 y los 60. Hay que entenderlo así, que sus letras fueron escritas en un pasado que hay que contextualizarlo, pero me embola tener problemas. Por ejemplo, hay un tango que me parte el bocho que se llama ‘Contramarca’, pero no puedo cantarlo más. Está en el disco ‘Berretín’, de Goyeneche y aborda la historia de una mujer a la que un hombre al que ella engaña le marca la cara con un cuchillo. Eso ya no lo puedo cantar. El tango surge en una época con un contexto social, económico y cultural al que no vamos a volver”, advierte Francis Andreu.

La consideran una renovadora del tango, aunque, paradójicamente, confiesa que “me gustaría cantar los tangos que ya no se pueden cantar, los clásicos”. Reconoce que “ponerle lunfardo a un tango hoy es una estupidez porque el lunfardo de ahora es otro, entonces, ya no sería tango. Ya ni siquiera hay músicos para ejecutar ese tipo de cosas, ya no hay un Aníbal Troilo que arme una orquesta y un arreglo para un cantor”, dice.

“En el escenario pongo todo, cuerpo, alma, corazón, cabeza… En vivo me prendo fuego”, admite la cantante uruguaya, cuya bipolaridad artística la ha llevado a colaborar con el exlíder del grupo de rock argentino Bersuit Vergarabat, Gustavo Edgardo Cordera. “Antes era mucho más conservadora musicalmente y tenía mucho más miedo de hacer otros géneros, pero después del disco con canciones de Jaime me di cuenta de que no tiene por qué ser así. Si lo disfruto y lo vivo, entonces sale”, comenta.

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