Míchel Jorge Millares //
«Estoy seguro que a cualquiera le gusta un buen crimen, siempre que no sea la víctima». (Alfred Hitchcock)
Miedo, misterio y muerte, las tres ‘M’ de otra forma de hacer turismo en contraposición a las 4 ‘S’ del turismo de sol, playa, arena y sexo (en ingles: sun, sea, sand & sex). Una de las más antiguas motivaciones para el viaje y la experiencia. Sin duda, no se trata de una motivación tan masiva como el turismo de sol y playa, aunque en algunas ocasiones sí podríamos hablar de importantes desplazamientos en las grandes peregrinaciones… Destinos también asociados a la muerte y a los misterios capaces de provocar emoción, el éxtasis o incluso milagros. ¿Acaso no incluimos estos lugares en nuestros itinerarios junto a templos en los que muestran esculturas y cuadros de terroríficos apocalipsis para toda la familia, incluida la aterrorizada infancia?
Pues en eso estaba pensando para abordar una tertulia en la radio (Bungalow 103, el programa especializado en el sector) sobre turismo tenebroso, peligroso, paranormal, terrorífico o simplemente oscuro… Y la primera evidencia es que hay oferta y demanda.¡Y muy amplia!
Para poder hablar de este tema -que en realidad abarca muchos temas- se puede plantear varias perspectivas empezando por intentar definirlo o describir qué es lo que mueve a provocar un movimiento de turistas hacia aquellos lugares con historias de tragedias o misterios, donde se produjeron sucesos que convirtieron a sus personajes en protagonistas o porque los protagonistas ya eran personalidades antes del acontecimiento, mayoritariamente con componentes de criminalidad o misterio.
Y a esas personalidades las encontramos en lugares de culto porque en ellos fallecieron o descansan (o deberían respetar su paz) los restos de reconocidos artistas como Jim Morrison (su tumba en París era -no sé si sigue igual- lugar de encuentro para beber, fumar y escuchar música), la tumba de Carlos Marx o de Lenin en la Plaza Roja (si sigue ahí, donde se retrataban los recién casados!!!), el túnel donde murió Diana de Gales, la acera o avenida donde asesinaron a John Lennon o a JFK… O los sepulcros en La Meca, Santiago, Lourdes o Fátima, donde el ambiente que se respira a expectación es inquietante.
Cadáveres en un campo de concentración nazi. |
Ruinas de Belchite. |
Lo cierto es que en un folio hay muy poco espacio para un tema con tantas posibilidades. Hablar de cómo ha quedado para el recuerdo el encierro en vida de los enfermos de peste en el barrio de Mary King Close, el miedo a la figura decapitada de Sleepy Hollow, las coincidencias dramáticas del director de ‘La semilla del diablo’, ‘El Baile de los vampiros’ o ‘El Pianista’, Roman Polansky, y el sádico asesinato de su mujer, Sharon Tate. La atracción de la muerte en el arte, como las momias/arpilleras de Manolo Millares, o los misterios de algunos colectivos -además muy perseguidos- como la masonería (en su 300 aniversario) o la búsqueda de cacofonías en las ruinas de Belchite, donde se produjo uno de los más cruentos enfrentamientos de la Guerra Civil. Y, como era de esperar, a la sombra de esta potencial demanda surgen empresas innovadoras con propuestas para aprovechar todo este interés por lo misterioso y sus rituales, así tenemos a Turinka y La Casa de los Enigmas, ambas en Gran Canaria. Una isla en la que hay mucho misterio y sucesos escabrosos, en sus cementerios y en determinados lugares como el Llano de las Brujas (en la capital) o la casa de las brujas de Telde, en la plaza de Santo Domingo donde tuvieron lugar los autos de fe de la Inquisición, o en numerosos rincones de Gran Canaria donde se produjeron sucesos como la Cruz del Boticario en los Pinos de Gáldar donde fue asesinado.
Pasen y disfruten, aunque puede que luego no puedan dormir…